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Hayek: ¿Conservador?

Publicado en

Por: Francisco Gimenez

País: Argentina

Porque Hayek si es conservador:

En su libro “Una defensa del liberalismo conservador” Francisco José Contreras (2018)
intenta exponer diferentes argumentos que justificarían que la escuela originaria del
liberalismo, la clásica, es en última instancia un liberalismo conservador, el cual rompería
con el mito de que ambos términos recurren en un oxímoron y en donde el verdadero
antagonista para el liberal clásico sería el libertarianismo. Este último antagoniza con el
liberalismo por caer en relativismo moral, reformismo y atomismo. De esta forma, debemos
tener en cuenta que Contreras utilizara los términos liberal clásico y conservador como
sinónimos. Ergo, lo que nos resulta enriquecedor es que el autor dedica el cuarto capítulo
entero a dar argumentos en favor de porque Hayek SI es conservador.
En primer lugar, el autor del libro criticara al austriaco en su defensa “porque no soy
conservador” debido a que considera que realiza una caricatura de los conservadores
desdibujando su esencia. Probablemente Hayek a la hora de escribir el nombrado articulo
pensaría en reaccionarios antiliberales como De Maistre o Bonald, los cuales si bien
conservadores, fueron parte de una rama extremista y condicionada por el contexto
revolucionario con el que convivían y poco tenían que ver con aquella escuela originaria del
liberalismo-conservadores como John Locke, Bastiat o Lord Acton. Por esto el economista
difunda varios argumentos que carecen de fundamentos sólidos y que posteriormente el autor

pasa a criticar.

1) Según Hayek al conservador le falta comprensión sobre las fuerzas económicas:
No es cierto que al conservador le falte comprensión sobre las fuerzas económicas en la
medida en la que desde siempre los liberales-conservadores como Edmund Burke han
defendido con entusiasmo el libre comercio y es hasta hoy en ejemplos como el Tea Party

que la reducción del Estado es parte de la agenda conservadora.
2) Los conservadores tienen miedo de la investigación científica y nuevas teorías:
No es cierto que los conservadores no se atrevan a obtener nuevos conocimientos, al
contrario, los liberales-conservadores están totalmente abiertos al conocimiento de índole
científica. La diferencia con las escuelas progresistas radica en su rechazo a caer en falacias

de generalización apresurada o en dogmas personales.
3) Los conservadores rechazan la democracia:

Los conservadores no rechazan la democracia o, al menos, no más que cualquier liberal que
como el mismo Hayek admiten que aun el autogobierno del pueblo puede ser peligroso sin

las debidas limitaciones.

4) Los conservadores no permiten la libertad religiosa:

Los conservadores no son enemigos de la libertad religiosa, puesto que en el pasado autores
como John Locke o Lord Acton defendieron la libertad religiosa de las imposiciones del
Estado a rajatabla o en la actualidad personajes como Roger Scruton o Philipe Nemo incluso

han defendido la laicidad como rasgo esencial de la cultura occidental.

Una vez descuajados estos argumentos, el escritor comenta que incluso el mismo Hayek

posee características conservadoras.

En primer lugar, dice, a Hayek no le parecía correcto el termino liberal para sí, puesto que en
el siglo XX quienes se denominaban liberales eran ante todo racionalistas que imponían su
preconcepción del mundo a la sociedad antes que permitirle el libre crecimiento. A su vez, en
su protesta contra el conservadurismo, el mismo termina diciendo que preferiría denominase
OLD WHIG, rama del conservadurismo que tenía a Edmund Burke, como máximo exponente
(hombre que Hayek decía admirar). En segundo lugar, la teoría del orden social hayekiana, el
orden espontaneo u orden extenso es una teoría altamente conservadora. Esta teoría defiende
que las reglas e instituciones tradicionales son soluciones formadas por el depósito de la
experiencia social a través del ensayo y el error. A si como el conservador, el admira las
instituciones lentamente desarrolladas por el conjunto de los individuos actuando en plena
libertad. El libre comercio, la propiedad privada y la justicia, son, en definitiva, instituciones
desarrolladas de forma espontánea y que facilitan el avance de la sociedad.
De esta forma, se dilucida que aun diciéndose no conservador, F.A Hayek ha sido un
defensor de las tradiciones como ningún otro conservador. De la misma forma que a Edmune
Burke le parecía espantoso que los hombres se guíen por su propia razón en vez de por las
costumbres, Hayek dedica un libro completo a criticar a esta porción de hombres que él
consideraba “Arrogantes” por ser racionalistas y constructivistas. Es en última instancia, la
defensa del orden extenso creado por la lenta evolución, el cual somos incapaces de
comprender en su totalidad, pero que nos beneficiean de manera inmensa (como la familia, la
propiedad o la religión), lo que habría que defender como liberales, de aquellos que con

revolución preferirían disolver los vínculos tradicionales.

Conclusión final:

Bajo mi punto de vista, traer esta discusión a colación retiene una gran importancia para los
jóvenes estudiantes de la libertad. El poder discutir que es o no ser liberal previene de una
discusión mucho más profunda que de mera semántica. La discusión por el significante es
también una discusión por el significado, es decir, deviene en establecer que es lo propio de
un liberal en tanto contenido y a su vez una discusión respecto de ese contenido que puede
ser bajo critica o bajo alabanza, sin embargo, cualquiera que sea la opción, siempre resultara
fructífero para un movimiento que depende integra y exclusivamente de las ideas y nuestra

capacidad para formarlas, reformarlas o conformarlas.

BIBLIOGRAFIA:

  • HAYEK, friedrich A. (1960) the constitution of liberty, routledge and Kegan Paul,

Londres.

  • Contreras Francisco J. (2018) Una defensa del liberalismo conservador. Cristianismo y Economia de Mercado

Francisco Ignacio Giménez es un estudiante de Ciencia Política en la UNMDP. Nació en la ciudad de Mar Del Plata en el año 2003. Aun que en su infancia se mantuvo distraído de los estudios, llegada su adolescencia se vio atraído por fenómenos políticos que repercutían en ese momento. Debates como los dados en la discusión sobre la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo o aquellos aquejados a los problemas económicos del país fueron los detonantes para su interés en la política y su incursión sin retorno en el mundo de la lectura. Como lo indica su nombre “FRANCISCO” es un amante de la libertad que aproximo sus principales lecturas al mundo del liberalismo.

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