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La casta abraza a Milei (y otras reflexiones)

Publicado en

Por: Nicolás Pierini

País: Argentina

Hay aspectos de la vida pública, algunas dimensiones de la historia de las sociedades que no nos llaman la atención en el día a día de las noticias, en los acontecimientos que por su impacto en la vida cotidiana interesan a mayor cantidad de gente. Son dimensiones que se mueven con otra velocidad y que no son tan perceptibles. Pero cuando, después de décadas, se mira retrospectivamente y se escribe la historia, muchas veces esas líneas de acción, esos movimientos más profundos del comportamiento de la sociedad en general, revelan que tuvieron una influencia extraordinaria en el curso que tomó la historia. Eso pasa habitualmente con las decisiones de política exterior. Por su naturaleza, no ocupan el foco de interés inmediato de las personas, sobre todo en momentos donde ese foco está muy tomado por angustias de la vida material. Muchísima gente se siente amenazada en su vida cotidiana por lo que viene de la vida pública. Pero después, cuando uno mira con otra perspectiva, advierte que determinadas decisiones que se tomaron en relación con el mundo y sus vientos tienen un impacto estructural sobre un país. Eso puede estar pasando en este momento con algunas decisiones que está tomando el Gobierno y que irrumpieron no en el centro de la escena, pero sí se hicieron notar en los últimos días.

Este lunes hay una noticia por un conflicto que aparece con Chile referido a mapas argentinos y chilenos del sur, de la zona económica exclusiva y la plataforma continental, donde, debajo de la isla de Tierra del Fuego, hay una superposición. Aparece un mapa chileno, que es la respuesta a un mapa argentino que terminó convirtiéndose en materia de una ley sancionada por el Congreso el año pasado. Un mapa de la marina chilena, no del gobierno chileno. Es de la marina chilena, como si también quisieran condicionar el discurso de Gabriel Boric, presidente de Chile, en esta materia, marcando una zona como chilena que la Argentina reclama como propia. Es aparentemente un detalle si no fuera porque ese territorio se proyecta sobre la Antártida, poniendo en duda derechos que son también derechos disputados sobre todo por la presencia china en la Antártida. Es un tema de la política exterior que empieza a ocupar la tensión.

Hay otro. El jueves pasado, Sergio Massa viajó a Paraguay. Viajó como parte de su campaña presidencial, utilizando el cargo de ministro de Economía para proyectarse en un nivel que no le daría el de mero candidato a presidente perdedor, de una fuerza que salió tercera. Pero claro, como ministro de Economía los demás gobiernos lo reciben. Y se sacó una foto de estética presidencial, con el presidente de Paraguay, Santiago Peña. En esa reunión de Massa, su equipo, y Peña, se discutió un problema que tiene que ver con el cobro de peaje en la hidrovía, por donde pasa el flujo de comercio que viene desde Brasil y Paraguay hacia el Río de la Plata y el océano. Se trata de un cobro de peaje que hace la Argentina y que es discutido por los demás países de Mercosur. La versión de los paraguayos es que en esa reunión Massa había prometido suspender el cobro hasta que se pueda aclarar la situación con los demás países que intervienen en la hidrovía, sobre la base de que hay un acuerdo de no cobrar ningún peaje salvo que sea por servicios efectivamente prestados. Pero después ocurre un incidente con una barcaza de bandera paraguaya pero de propiedad brasileña, que es detenida por no querer pagar el peaje. Y esto origina un conflicto con Paraguay y también con Brasil, un conflicto que lo lleva en medio de la campaña presidencial argentina al presidente Santiago Peña, con la potencia que tiene la voz de un presidente, a decir: “Yo a Massa no le compraría un auto usado”. De aquella foto presidencial del jueves se pasó el viernes a esta declaración que no es la mejor declaración que puede recibir Massa para impulsarlo en una campaña en la que viene remando, por seguir con términos náuticos, en contra de la corriente.

También se proyectó ese malestar en Brasil, donde Massa viajó este lunes. Y acá hay que prestar mucha atención a este viaje de Massa a Brasil, donde seguramente tuvo que dar explicaciones por el incidente de la hidrovía. La excusa del mismo es un tema por el cual en la Argentina se está jugando un incidente de la historia universal. Massa viaja a Brasil a encontrarse con su colega y ministro de Hacienda, Fernando Haddad. Con motivo de ese viaje para encontrarse con Haddad, pidió una reunión con Lula y él, gentilmente, accedió a sacarse una foto con Massa. Se trató de una foto incómoda porque cuando uno mira con detenimiento la relación de Lula con la Argentina en los últimos años, daría la impresión de que el presidente de Brasil está un poco cansado de verse manipulado por la política peronista y la interna kirchnerista. ¿Para qué viaja Massa? Para agradecer la gestión de Lula da Silva ante el presidente de China Xi Jinping. El centro de este problema, de esta historia, es el problema de siempre. Las reservas netas del BCRA son negativas en más de 10 mil millones de dólares. Pero, ¿cómo?, ¿no recibió dólares del FMI? Sí, el Gobierno recibió 7.500 millones de dólares que tuvo que devolver, en gran medida. De ese total, devolvió 3.500 millones de dólares que fueron a la CAF, a Qatar y a China que son tres sujetos que hicieron tres préstamos de muy corto plazo para que la Argentina no cayera en default con el Fondo. Entre septiembre y octubre, hay otros 3.500 millones que pagarle al Fondo. Por lo cual, estos fondos que recibió, el Banco Central no los puede tocar. Es como si no los hubiese recibido, por lo cual sigue habiendo una dramática falta de dólares.

Hay que leer con detenimiento el reporte que hace el staff del Fondo el viernes pasado, en el que cuenta detalles del acuerdo con la Argentina, un acuerdo que en los hechos ya se cayó porque no se cumplió ninguna de las metas. Ahí señalan dos cosas. Primero, que este desembolso está ligado a algunas “salvaguardas”. Daría la impresión de que esta plata que le queda al BCRA no se puede tocar porque se definió que está destinada a pagar al propio Fondo. Es decir, no sirve para defender la cotización oficial del dólar y evitar una nueva devaluación. Y lo otro que plantea el reporte del staff del Fondo es que el segundo tramo del swap de yuanes con China está en discusión con los propios chinos. Es una noticia de la que nos enteramos por el Fondo porque el gobierno argentino plantea que tiene disponible ese monto de yuanes.

¿Qué significa que el BCRA no tenga reservas? Muchas cosas. Una de ellas es que es imposible pagar importaciones. Y acá es donde Massa tiene que recurrir a una pirueta, que es buscar que Brasil financie a sus propias empresas que exportan hacia la Argentina. Brasil ya le dijo a Alberto Fernández que no había plata para la Argentina, que solo había cariño. Esa fue la declaración del presidente de Brasil. Con lo cual, hubo una gestión ante China. Esa gestión la realizó Lula da Silva. ¿Para qué? Para que China le dé a la Argentina un monto de yuanes del swap, que deja de ser swap para transformarse en deuda de un Gobierno que lucha tanto contra el endeudamiento. Con esos yuanes, el Gobierno argentino compra reales en la plaza de Londres. Con esos reales constituye una garantía en Brasil y, sobre esa garantía, el Banco de Desarrollo Brasileño financia empresas de autopartes para exportar hacia a la Argentina, de tal modo que no haya un colapso en la industria automotriz local. ¿Qué significa todo esto? Que, por las urgencias dramáticas de la Argentina, se empieza a realizar en el Mercosur una operación del comercio en yuanes y no en dólares. La desdolarización del comercio, a través de los yuanes es un eje central de la estrategia de Xi Jinping frente a los Estados Unidos. Y la Argentina se presta porque está ahorcada, sin otra salida que pedir los yuanes porque no tiene dólares. Es una salida que desde EE.UU. se ve como agresiva.

Es imposible desvincular estas urgencias, pedidos a Brasil y a China, con la decisión de Alberto Fernández de aceptar una invitación, que solo se hubiese formulado de saber que la respuesta iba a ser afirmativa, para que ingrese al grupo de los Brics. Ese grupo, que nació como un grupo de afinidad económica de países emergentes, promisorios, a comienzo de la década del 2000, se transformó ahora en la plataforma inicial de una gran operación de China para armar una especie de movimiento de no alineados propio, que se enfrente al G7, liderado por Estados Unidos. Es una operación de alcance geopolítico muy importante, uno de cuyos ejes es promover el comercio en monedas locales y no en dólares.

La Argentina acepta la entrada, ingresa de la mano de Brasil, pero va a tener otros socios en este club. Uno de ellos es nada menos que Irán, con el que la Argentina tiene un agravio que llega a la Justicia, donde hay acusados exfuncionarios iraníes por el salvaje atentado de la AMIA el 18 de julio de 1994. Irán entra a los Brics también por una invitación del grupo a pedido de Rusia. Es otro país opaco que logró en una reunión el miércoles pasado que lo admitan firmando un punto de la declaración conjunta, el punto cuarto, que dice que no hay que tomar medidas coercitivas, por la fuerza, en el plano internacional, como si no Rusia hubiera invadido Ucrania.

La Argentina está asumiendo compromisos internacionales de largo plazo con un alineamiento internacional muy poco debatido, adoptado por un gobierno que se está yendo en muy pocos meses, que salió tercero en las primarias, y que tiene probabilidades de perder la elección. Ese gobierno toma decisiones que comprometen el rumbo del país en el largo plazo, sobre todo cuando uno ve los argumentos oficiales. El canciller de Brasil, Mauro Vieira, dio una entrevista el pasado fin de semana explicando qué significa para Brasil la ampliación del grupo Brics. Dijo algo así como que Festejamos esta ampliación porque supone ampliar la dimensión económica de estos países, el comercio. Vamos a ser más gravitantes en el mundo por la escala del producto bruto de este club si sumamos las capacidades de sus integrantes”. Es decir, Vieira dice que los brasileños están ahí por intereses materiales y económicos. Alberto Fernández dio otra explicación, mucho más controvertida. Dijo que estamos ahí por intereses geopolíticos. Que tomen nota en Europa, que tomen nota en el G7 y en Estados Unidos. Nosotros entramos al grupo Brics por un alineamiento internacional-geopolítico en el conflicto entre China y Estados Unidos. Es la explicación que sugirió el Presidente. No sé si es la mejor explicación y si es una explicación que tendría consenso interno.

Además, Brasil se lleva de la reunión de Johannesburgo un trofeo que es que, en esa declaración larguísima de siete páginas, se establece que debe haber una ampliación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con la incorporación de otros miembros, se supone que permanentes. Entre esos miembros que deberían ampliar la mesa del Consejo de Seguridad, se menciona a Brasil. Gran triunfo de Brasil frente a los demás países de América Latina, sobre todo frente a la Argentina y México que siempre entendieron que esa banca adicional sería rotativa. Brasil consiguió ese respaldo de los demás socios de los Brics, el grupo al cual adhiere también Alberto Fenrández.

Esto cayó muy mal tanto en Juntos por el Cambio como en La Libertad Avanza. Quien sería el canciller de un eventual gobierno de Patricia Bullrich, Federico Pinedo, suele decir dentro de su grupo que el kirchnerismo se convirtió en “antipatria” porque resigna intereses de largo plazo, dispone alineamientos automáticos con una potencia imperial, a cambio de unas monedas que necesita Massa para llegar a fin de año, al fin del mandato y para sostener su candidatura presidencial. Es dura la expresión de Pinedo, diciendo que el kirchnerismo, que se siente tan defensor de la soberanía, entrega soberanía y es anti-patria.

Todo esto está en el telón de fondo de una campaña que se mueve con otras motivaciones y otros discursos. Pero es parte de algo que estamos viendo cómo aumenta día a día, que es lo que podríamos llamar el “costo Massa”: el costo que tiene para la sociedad argentina la candidatura a presidente del ministro de Economía es elevadísimo, como se puede ver en las medidas que él anunció el domingo a través de la red X (ex-Twitter).

Hay un hecho simpático en este anuncio. Hay que mirar los mensajes de Alberto Fernández, a quien Massa ignora olímpicamente como presidente. No sabemos si por una motivación propia, o por si se ofendería mucho Cristina Kirchner en algún caso de que él le reconociera alguna mérito sobre alguna medida de gobierno. Lo curioso es que Fernández se suma a los anuncios de Massa. En un mensaje en el que simula ser el presidente de la Argentina Fernández dijo: “Tras los efectos de la devaluación y la inflación, les encomendé a los ministerios de Trabajo, Desarrollo Social y Economía, que promuevan una serie de medidas para mejorar el ingreso de las y los jubilados y trabajadores formales e informales”..

Ni siquiera dice que se lo encomendó a Massa, se lo encomendó a los ministerios, no a los ministros, y el de Massa aparece tercero. Fernández aparece tratando de que le cedan algún protagonismo, en una escena donde los propios lo van ignorando y marginando. Entre todos los anuncios de Massa hay uno que es el más grave de todos, y del que la sociedad argentina va a tener noticias a medida que corran los días. Y consiste en suspender un decreto que había firmado el propio Gobierno, disponiendo un aumento del 7% para las empresas de medicina prepaga. Ese 7% de aumento que se iba a conceder a las prepagas en un país que tiene una inflación mínima de 10% mensual, -como vamos a ver cuando se conozca la inflación de este mes- se traslada en un 92% a clínicas y sanatorios. Todo esto se suspendió.

Quiere decir que esta medida, por la cual Sergio Massa implementa un plan platita con plata de otros, pone al sistema de salud al borde de la quiebra. Mucho más al borde de la quiebra de lo que ya estaba, porque si tomamos el tiempo que corrió desde la asunción de Alberto Fernández hasta ahora, el sistema de salud, tuvo ingresos en un 29% por debajo de la inflación,.. Un sistema de salud, que como sabemos, es abandonado por los médicos jóvenes porque cobran salarios de hambre. Habrá que ver si las consecuencias de esta medida se conocen con Massa ejerciendo como presidente. O si se conocen cuando Massa ya se fue. Y que el problema lo pague otro porque él tiene que ganar la elección.

Nicolás Pierini es Profesor en Geografía, Licenciando en Ciencia Política y Licanciando en Geografía en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es Coordinador Senior y Director Regional del Cono Sur de Estudiantes por la Libertad (Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile)Fue Coordinador de Academia para Latinoamérica de Estudiantes por la Libertad. Es miembro de la Dirección Nacional de Juventudes y del Equipo Nacional de Centros Scouts de Scouts de Argentina. Asimismo miembro de la ONG Nexxos – Simulacros Educativos. Es ganador de 1 medalla de la Olimpiada de Economía de la Universidad Nacional de General Sarmiento y de 4 medallas de la Olimpiada de Geografía de la República Argentina (ArGeo), de la cual es además jurado de las categorías A, B y C y miembro del Comité de Ex – Olímpicos. Fue alumno adscripto en la cátedra de Introducción a la Geografía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es voluntario y coordinador del Equipo de Emprendedurismo Sustentable del Voluntariado de Acción Climática de General Pueyrredon del Voluntariado de Acción Climática de Argentina de la Red Argentina de Municipios Contra el Cambio Climático. Es docente de escuelas secundarias en Mar del Plata. Es Profesor de las Cátedras de Geografía Económica y Geografía Urbana en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es Director del Programa Joven de Fundacion Global. Es pasante de la Fundación Internacional Bases. Es becario de la Fundación Naumann. Ha escrito una gran cantidad de ensayos y artículos.

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