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Guatemala: de la limitación a la libertad al autoritarismo

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Ciertamente no ha existido en la historia de la humanidad un periodo tan propicio para hablar de libertad como el que actualmente estamos viviendo. Cuarentenas, encierros, acciones arbitrarias por parte de los gobiernos, limitaciones a la acción individual; toda una serie de medidas dirigidas hacia la sociedad con el pretexto de salvaguardar la vida de las personas y mantener el orden frente a la crisis sanitaria del covid-19.


Luis Javier Medina Chapas

Luis Javier Medina Chapas, estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política con especialización en Políticas Públicas en la Universidad de San Carlos de Guatemala, Coordinador Local en Estudiantes Por la Libertad Guatemala y miembro de la Red Mundial De Jóvenes Políticos Capitulo Guatemala en el área de trabajo decente y crecimiento económico.


 Guatemala no fue la excepción a este tipo de acciones y, luego de más de 14 meses conviviendo con medidas restrictivas y una pandemia que parece no acabar, nos vemos envueltos cómo sociedad en otro ejemplo de estas prácticas arbitrarias y enemigas de la libertad: el autoritarismo. Según el diccionario de la Real Academia Española (2021) el autoritarismo es el: “régimen o sistema político caracterizado por el exceso o abuso de autoridad”. A esta definición debemos agregarle los comentarios del ilustre pensador Friedrich Hayek (2014) quien afirma que: “A la democracia se opone el gobierno autoritario” (p 141). 

     Ahora bien, ¿Qué relación hay entre el autoritarismo y el contexto guatemalteco? Es importante mencionar que el país en los últimos meses ha sufrido de ciertas medidas de carácter antidemocrático y que han sido justificadas por el contexto en el que vivimos. Tales disposiciones, las cuales provienen del gobierno de turno del presidente Alejandro Giammattei, son un claro freno a las garantías individuales de la locomoción, asociación y por supuesto la libertad de expresión. 

Pero, ¿Cuáles son estas medidas restrictivas y nocivas para la libertad? Para explicar lo que ha sucedido es necesario aclarar que en Guatemala existe un marco legal denominado “Ley de Orden Público”. Dicha reglamentación de carácter constitucional tiene como supuesto objetivo el mantener la seguridad, el orden público y la estabilidad del Estado a través de la limitación de garantías constitucionales (INAP, 2020). Dicho en otras palabras, tal ley faculta al ejecutivo a decretar estados de prevención o de alarma en caso de una calamidad, desastre o, como se ha visto recientemente en el país, para imponer “orden” y estabilidad.

Pero aún no hemos llegado a lo grave del asunto, si bien a priori dicha ley ya es un tanto nociva en lo que respecta a las libertades individuales y las garantías humanas frente al aparato estatal, el mal uso de tal reglamentación y el tinte político que se le ha impregnado ha provocado que la libertad en el país se encuentre en jaque. Muestra de ello es que en 18 meses de  la actual administración se han decretado nada más y nada menos que 12 Estados de excepción, es decir, un Estado en donde se limita y restringe todo tipo de reuniones y se le otorga  la capacidad al gobierno para disolver manifestaciones previamente no autorizadas, además le permite militarizar los servicios públicos a lo largo del territorio nacional y limitar la circulación de vehículos en lugares y horas determinadas.

     Con todo lo que conlleva el estado de prevención y las capacidades que se le otorgan al gobierno, ¿no es evidente la coacción y la limitación a la libertad por parte de dicha medida? debemos entender que acciones como estas no son propias de un régimen democrático y donde se respete la libertad de expresión y la libre asociación, todo lo contrario, se asemejan más a dinámicas de un régimen militar o una dictadura. Con 36 años de democracia participativa y libertades de tipo social y política, ¿Por qué nuevamente permitimos este tipo de prácticas a nivel estatal?

     Y si, quizás salga a relucir el argumento de que es para “protegernos” o para evitar que las manifestaciones y movilizaciones sociales, causadas por el malestar generalizado de la población hacia la elite política, provoquen un aumento de casos por covid-19. Sin embargo, los meses han demostrado que las medidas restrictivas y que coaccionan a los individuos en la búsqueda de sus fines no son la solución, peor aún en un país con altos índices de pobreza, desnutrición, desigualdad y desarrollo humano en donde, en vez de proteger el bienestar individual y colectivo, tales medidas agravan el descontento y las carencias que cómo país tenemos. Por otro lado, este tipo de conductas debilitan aún más a la libertad de expresión y los canales que la ciudadanía posee para exigir y expresar sus demandas a los gobernantes, generando en la sociedad una disociación entre la elite política y la ciudadanía y que a largo plazo puede repercutir en el ascenso de un líder populista, radical y demagogo.

     Ciertamente la coyuntura actual nos enseña que la libertad es irrenunciable, ya sea si se habla de libertades políticas, libertad de expresión o de libertad de prensa. Si dicho baluarte se pierde la sociedad corre el riesgo de caer presa de autoritarismos, figuras antidemocráticas e incluso regímenes totalitarios. A todo esto es útil recordar aquella famosa frase de Miguel de Cervantes en el libro de Don Quijote de La Mancha:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida “

     Es momento que la sociedad guatemalteca se dé cuenta del peligro de seguir aceptando medidas y disposiciones unilaterales. Pasamos de reglamentaciones con el pretexto de la seguridad a prácticas autoritarias y que contravienen derechos y garantías constitucionales, ¿Qué vendrá después? Es imperante detener esta constante que lo único que hace es minar aún más la libertad y la democracia, de lo contrario más temprano que tarde los precedentes serán tantos y las restricciones tan comunes que la libertad en su plenitud se volverá, lamentablemente, en un recuerdo más para la sociedad guatemalteca.

Referencias

  • Hayek, F. (2014). Los fundamentos de la libertad (9th ed.). Unión Editorial.

Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa.

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