Trabajo y Libertad: Los Cimientos Liberales de una Sociedad Próspera

Publicado en

La libertad en el lugar de trabajo es un principio esencial de desarrollo completo del progreso individual y económico en la sociedad. Este concepto, arraigado en la tradición liberal clásica, reconoce a un empleado como un agente autónomo que puede tomar decisiones sobre su fuerza laboral sin coerción innecesaria. Al igual que John Locke, en su Segundo tratado sobre el gobierno (1689) “La libertad natural del hombre es estar libre de todo poder superior en la tierra y no estar bajo la voluntad ni la autoridad legislativa del hombre, sino tener sólo la ley de la naturaleza como su regla.” En un nivel práctico, el desempleo se manifiesta a través de varios componentes básicos. 

El primero es la libertad del contrato, que permite a los empleados y empleadores acordar los términos de empleo. Como observó Milton Friedman en Capitalismo y Libertad (1962): “La esencia de la libertad contractual es que las partes puedan establecer los términos que consideren apropiados, sin interferencia de terceros.” Sin embargo, esta libertad excede las restricciones cuando los países imponen reglas excesivas, como los salarios mínimos basados ​​en la no productividad o las restricciones en el tipo de contrato, medidas que a menudo conducen al desempleo y la informalidad. 

Otro aspecto crucial es la libertad de asociación, reconocida en el Convenio 87 de la OIT. Sin embargo, esta libertad debe incluir su contraparte: el derecho a no asociarse. Friedrich Hayek advirtió en Los Fundamentos de la Libertad (1960) sobre los peligros del sindicalismo coercitivo: “Cuando la membresía sindical se vuelve obligatoria para trabajar, se distorsiona el verdadero propósito de la asociación voluntaria”. Casos como Janus v. AFSCME (2018) en Estados Unidos reafirmaron este principio, protegiendo a los trabajadores de financiar forzosamente actividades sindicales con las que no comulgan.

La libertad para emprender como tercer componente. Las barreras burocráticas a la creación de empresas -como trámites costosos y lentos- constituyen una forma de opresión económica. Hernando de Soto en El Otro Sendero (1986), “la regulación excesiva fuerza a los emprendedores hacia la informalidad, negándoles las ventajas del sistema legal”. Los países con un sistema legislativo flexible como Nueva Zelanda o Singapur muestran cómo la reducción de estas barreras estimula la creación de empleo formal. Sin embargo, estas libertades enfrentan desafíos modernos. La creciente automatización y los cambios en la organización del trabajo plantean preguntas sobre cómo preservar la autoridad del trabajo en nuevos contextos. Como reflexionó Aaron Bastani en Fully Automated Luxury Communism (2019): “El futuro del trabajo debería centrarse en liberar al ser humano de tareas repetitivas, no en precarizar su existencia”.

La libertad en el trabajo descansa sobre tres pilares: autonomía contractual, libre asociación y facilidad para emprender. Como sintetizó Adam Smith en La Riqueza de las Naciones (1776): “Ninguna sociedad puede florecer cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables”, recordándonos que la verdadera prosperidad colectiva comienza con individuos libres para desarrollar sus capacidades productivas. 

FUENTES:

Locke, J. (1689). Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil.

Friedman, M. (1962). Capitalismo y Libertad.

Hayek, F. (1960). Los Fundamentos de la Libertad.

De Soto, H. (1986). El Otro Sendero.

Bastani, A. (2019). Fully Automated Luxury Communism.

Entradas relacionadas

Students For Liberty is the largest pro-liberty student organization in the world.

To get started, please select your region on the map.

Asia Pasific