Por: Fabricio Doldán
País: Argentina
Para la conformación de los sistemas educativos nacionales, en primer término, tuvieron que originarse los estados nacionales modernos, los cuales fueron los encargados de la oficialización y formalización de estos sistemas. Se explicarán y expondrán los sucesos en base a los autores Tenti Fanfani (2009), Viñao Frago (2002) y Vain (2002).
A partir de la erosión de los poderes feudales, crece el poder del estado y los reyes ejercen una territorialización de la dominación política que significó el reemplazo de la idea de obediencia basada entre los vínculos personales entre gobernantes y gobernados, por la idea de obediencia basada en el lugar de residencia. Este suceso, provocó la concentración del poder político y, los Estados fueron la última instancia de poder público que tenía la capacidad de decidir sobre todos los conflictos. La concentración y la territorialización del poder político y la victoria de los Estados sobre los poderes locales y eclesiásticos fueron favorecidos por tres grandes transformaciones sociales: la urbanización, el desarrollo de la economía de intercambio y la reforma protestante.
La aparición de la ciudad como entidad política, suceso que fue producto del desarrollo de las ciudades, su ampliación en tamaño y la concentración de sujetos y actividades provocada por las migraciones desde espacios rurales hacia ellas, conllevó a un proceso de urbanización, el cual favoreció el crecimiento de los poderes estatales a través de la coalición entre reyes y burgueses.
El debilitamiento de poderes locales y la pacificación consecuente de la centralización del poder de coacción redujeron costos de las comunicaciones y de los intercambios favoreciendo al comercio. Esto, sumado al avance tecnológico por la revolución industrial introducido en 1776, provocaron un desarrollo de la economía de intercambio, desarrollando un nuevo modo de circulación, producción y comercio de bienes, lo cual simplificó la tarea de financiar las actividades del cuadro de funcionarios necesarios para sostener el poder administrativo central, contribuyendo así a la consolidación de poderes estatales.
En tercer punto, la reforma protestante, que consistió en postular y defender la idea de que la gracia divina no dependía de los actos de los hombres sino de la voluntad de Dios colaboró con el desarrollo de los estados modernos. Este movimiento fue dado dentro de la Iglesia, iniciado en los comienzos del siglo XVI por el sacerdote Martin Lutero, y beneficiado de gran manera por el desarrollo de la imprenta. Tal movimiento resultó en la constitución de un sistema institucional separado de la autoridad del Papa, favoreciendo el poder de los Estados, dado en estos tres puntos. 1) la consolidación de una estructura institucional, en paralelo a la jerarquía católica, acabó con el monopolio de los bienes espirituales que el papado ejerció por 16 años; 2) El conflicto interno de la iglesia entre protestantes y católicos derivó en largas guerras, lo que favoreció el desarrollo de las doctrinas de libertad de pensamiento y tolerancia religiosa. La unanimidad religiosa, la espiritualización y la hegemonía del Papa había terminado; 3) la transformación en las ideas y de las identidades, siendo así fortalecida la posición del juicio individual, cuestión que derivó en un proceso de individualización, en donde el individuo es un ente completo que existe independientemente de su inserción en el medio exterior.
Estos tres sucesos sociales dieron surgimiento a los estados modernos. Pero para estos fortalecerse, se necesitaron imágenes de representación y nuevos mecanismos de construcción de identidades. Es aquí cuando surge el concepto de Nación.
A partir de la reforma protestante, la imagen de la Iglesia como gran familia común fue disuelta, por lo que se originó la vacante en el espacio de un nuevo referente general de pertenencia. Había estados más fuertes que otros, pero ninguna entidad muy poderosa como para que sea mediadora de los conflictos generados entre los estados Esta vacante, al fin, fue ocupada por la nación. De esta manera se produjo entonces la articulación entre los estados y las naciones. Esta misma fue mediada por la institucionalización de los símbolos de identidad nacional, por la constitución de ejércitos uniformados y por la constitución de sistemas de educación pública de alcance nacional, los llamados sistemas educativos nacionales.
Estos procesos tenían como objetivo la homogeneización y el estímulo del sentido de pertenencia común entre los individuos sujetos a la autoridad del estado. El Estado, mediante sus sistemas educativos buscaba hacer de la heterogeneidad algo gobernable, estableciendo ciertos patrones comunes de socialización y conocimientos, en paralelo al crecimiento de la misma nación y el reconocimiento del Estado como instancia oficial legítima.
Por lo tanto, la escuela era un dispositivo valioso a la hora de uniformar las experiencias de ingreso en el conjunto social de estas nuevas sociedades, ahora, nacionales. De esta manera, la escolarización se consolidó como una herramienta fuerte que tenía el objetivo de homogeneizar la sociedad, favorecer la constitución de la nacionalidad y contribuir al fortalecimiento del poder estatal. Pero para esto se dieron algunos procesos de constitución de los sistemas educativos nacionales: la declaración de interés nacional en la educación de masas; la legislación para hacer obligatoria la enseñanza; la creación de un ministerio o departamento de educación; y el establecimiento de la autoridad del Estado sobre las escuelas.
Los sistemas educativos nacionales, están constituidos por partes y por las relaciones que entre ellas se dan, basadas en un marco común de referencias y por una red de significados propios, sucesos tales que le confieren cierta autonomía y una relativa capacidad de generar productos específicos a estos sistemas. Estas “partes” son las instituciones educativas de educación formal, caracterizadas por: estar diferenciadas por niveles o ciclos y relacionadas entre sí; son gestionadas, supervisadas o controladas por agencias o agentes públicos; son costeadas, en parte, por alguna o algunas de las administraciones públicas; están a cargo de profesores formados, capacitados y retribuidos; y expiden las certificaciones reguladas, en cuanto a su valor formal y expedición, por los poderes públicos.
Las prácticas educativas fueron constituidas, y lo son todavía, social, histórica y políticamente, es decir, que son prácticas que se fueron construyendo con el paso del tiempo, y nunca han sido acabadas o prematuramente listas para su instantáneo desarrollo. Estas prácticas, están atravesadas por relaciones sociales, las cuales son las que significan a la misma como práctica social: las prácticas educativas se construyen y reconstruyen a través de las relaciones sociales e interpersonales que se dan en las instituciones educativas.
Bibliografía
Tenti, E. (2009). La educación como asunto de Estado. E. Tenti, Sociologia de la educación.
Viñao, A., & Frago, A. V. (2002). Sistemas educativos, culturas escolares y reformas: continuidades y cambios (Vol. 10). Ediciones Morata.
Viñao, A., & Frago, A. V. (2002). Sistemas educativos, culturas escolares y reformas: continuidades y cambios (Vol. 10). Ediciones Morata.
Fabricio Paul Doldán es un estudiante argentino nacido en el año 2001. Actualmente se encuentra estudiando la Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y el Profesorado de Lengua y Literatura en el Instituto Superior de Formación Docente Nº19 (ISFD19). Por otro lado, se encuentra también realizando la Diplomatura en Psicopolítica y Transhumanismo de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Además de sus compromisos académicos, es un proactivo lector de la historia política y económica, como así también de la literatura canónica en sus diferentes períodos.
La presente publicación no corresponde necesariamente al pensamiento de Estudiantes por la libertad sino exclusivamente al autor señalado.