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Aún hoy en día, muchos tienen a la -Democracia- como el mejor sistema de orden social que existe, como aquel que llegó, una vez destituido la monarquía, para solucionar gran parte de los problemas sociales, y el único medio que se puede utilizar para el libre ejercicio de la libertad individual y participación colectiva. Ahora, cuando se habla de Democracia, la primera imagen que se nos viene a la cabeza son las largas colas de personas esperando su turno para ejercer su “derecho a voto” el día de las elecciones, con el fin de elegir a un representante político. Lo mismo pasa al contrario, cuando se habla de “voto”, lo primero que se piensa es “Democracia”; lo tenemos como un sinónimo de este sistema. Pero, ¿Realmente es el “votar” sinónimo de democracia? Y lo más importante aún, ¿Es la democracia sinónimo de libertad y, por extensión, desarrollo social?


Roymer Rivas

Coordinador Local en Estudiantes por la Libertad Venezuela.


La imagen que tiene la sociedad en que vivimos sobre este tipo de orden social (Democracia) no obedece a la racionalidad, es más bien emocional. La aceptación de este sistema se debe al hecho de que se piensa que no hay un mejor tipo de ordenamiento social que la Democracia; en consecuencia, esta visión lleva a que muchos piensen y/o aceptan tácitamente que los problemas que acaecen a la societatis, entre los que se encuentran las restricciones arbitrarias a las libertades, se deben a la mala administración de quienes ostentan el poder, quizás a sus malas intenciones, y a la débil institucionalidad; ¡y siquiera pasa por la cabeza el pensar, así sea como un pensamiento fugaz, una duda momentánea, que es el sistema democrático en sí mismo el que auspicia estos problemas!.

En principio, el sufragio universal, en donde cada voto tiene el mismo peso, según Bobbio, constituye el requisito imprescindible para que un ordenamiento político-social sea considerado como “democrático”; pero no es más que eso, un “requisito”; para que un régimen sea democrático tiene que existir la “competencia electoral” y determinadas reglas que enmarcaran las acciones del juego político. En otras palabras, “voto no es sinónimo de democracia”, es solo un requisito; si votar fuera sinónimo de democracia, entonces Cuba y Corea del Norte, en donde se celebran elecciones cada 4-5 años, tendrían que ser considerados regímenes democráticos y no, como es el caso, regímenes totalitarios.

Entendiendo que la Democracia es mucha más que ir a votar, queda respondida la primera pregunta; pero aún hay que dar respuesta a la segunda, y para ello es necesario definir al sistema como lo que verdaderamente es, como “tiranía de las mayorías”; el mismo Platón en su “República” definió la Democracia como “el gobierno de los más”; y es suficiente con entender que, al ser un sistema en el que quienes desean ser una opción a escoger para algún cargo público necesiten del apoyo “popular” (más del 50% de los votantes) para hacerse con el mismo, estos se ven obligados a valerse de todos los medios a su alcance (sin importar si son buenos o malos) para ganarse el apoyo de las masas.

Por este motivo, es necesario destacar que el populismo no es un problema con el que tiene que luchar la Democracia, es que la Democracia es esencialmente populismo, y atacar dicho problema es atacar el fundamento que sostiene la estructura del sistema en sí. Para muestra, un botón: personajes como Perón, Hitler y Chávez, entre otros liberticidas, han llegado al poder gracias a que hicieron propuestas que calaron en el corazón de la mayoría, consiguieron el apoyo “masivo” que necesitaban para llevar a cabo sus proyectos de poder de corte totalitario.

Sin embargo, alguien puede decir que estos solo fueron casos aislados, que la “verdadera Democracia” tiene los mecanismos para luchar contra este tipo de fenómenos y, por tanto, es un sistema compatible con la libertad; pero ¿Realmente es así? Veamos…

Primero hay que comprender que la libertad presupone la disposición de una posibilidad a elegir y que, a su vez, esta posibilidad presupone que el individuo dispone de elementos de juicio que le permiten discernir y entender los componentes involucrados que le llevaran a una elección y, además, la inteligencia necesaria para valorar si es conveniente o no dicha elección; es por eso que la libertad significa, en todo tiempo y lugar, para todo individuo, el disponer de sí mismo y de lo que ha adquirido, realizar acciones de la manera que él mismo decida siempre y cuando no incurra en un ataque a la libertad de un tercero.

La Democracia da la sensación de libertad, pero en realidad tiene a una sociedad forjada en opciones controladas; es decir, las personas tienen la oportunidad de escoger entre una serie de opciones que el mismo sistema presenta; esto se ilustra muy bien con pruebas con esquemas tipo test en donde se dan una serie de opciones, pero en realidad las respuestas están limitadas a dichas opciones; y puede que para el caso del examen este bien, porque, en teoría, la respuesta correcta esta entre esas opciones a elegir, pero ¿Sucede lo mismo en el sistema que pretende ordenar a la sociedad?

En el campo social es diferente, es cierto que el individuo experimenta cierto grado de libertad al tomar la decisión de qué opciones tomar, pero estas son opciones que cierto grupo de personas han presentado, ergo, son ellos los que están a cargo de las decisiones que podemos tomar, así que, más allá de “opciones controladas”, son “decisiones controladas”; en Democracia, las decisiones que toman los actores sociales están basadas en las preferencias de la casta que decidió las opciones; opciones y decisiones que, a su vez, son deliberadamente restrictivas y, en mayor o menor grado, siempre tienen la intención de modificar el comportamiento humano.

Por otro lado, ¿qué pasa con aquellos que no optan por ninguna de las opciones que se presentan? No ejercen su derecho a voto o, en caso de que sea obligatorio, votan “nulo” (por ninguna opción específica); pero aun así deben regirse por lo que decida la “mayoría” (sin importar si esa “mayoría”, más del 50% de los que fueron a votar, apenas representa un 30% / 40% del total de votantes).

Es por esta razón es que “Democracia no es sinónimo de libertad”, de hecho, es un sistema totalmente irreconciliable con una sociedad verdaderamente libre en la medida en que es incompatible con la libertad y a la propiedad privada. Pero, si la democracia no es el camino hacia el pleno desarrollo social, hacia la verdadera libertad, entonces ¿Cuál es?

Implementarlo es complejo, pero la respuesta es simple: el medio para alcanzar la libertad es la libertad misma; el sistema que intente regir la vida social debe respetar plenamente la libertad y la propiedad privada de los individuos, todas las acciones que se realicen en la misma deben ser de forma voluntaria y no tener el fin de controlar los campos de acción de las personas. Una sociedad no debe conformarse por “elegir” entre opciones controladas, esto significa recibir migajas de libertad; en su lugar, deben luchar por que la libertad sea cada vez mayor, ya que esto es lo único capaz de crear una sociedad feraz sostenida en el tiempo.


Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa.

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