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La libertad es la mejor arma contra la pobreza

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La libertad es buscar el propio bien, a su manera, sin la obligación de priorizar los intereses de los demás.

Cuando se trata del liberalismo económico, la primera imagen que viene a la mente de las personas es, a menudo, la de los grandes empresarios que se benefician a expensas de sus empleados, así como la precariedad, desigualda y daños a los estratos más vulnerables de la sociedad. Sin embargo, esta imagen no podría estar más alejada de la realidad, ya que no representa realmente al liberalismo.

Al defender la libertad y la disminucion de la intervención estatal en las actividades económicas, los liberales y los libertarios defienden exactamente lo contrario de los grupos que se oponen al liberalismo. Dado que la libertad y el libre mercado son las mejores armas en la lucha contra la pobreza y la miseria.

Defender la libertad no se trata de defender las ganancias exorbitantes de los bancos y las grandes empresas, que son los mayores beneficiarios de la burocracia estatal. Por el contrario, supone defender el derecho de todas las personas a hacer lo que consideren necesario para garantizar su sustento y el de su familia, a través del intercambio voluntario de productos y servicios, siempre que no interfieran con la libertad de los demás. En resumen, es defender que las personas tengan todos los recursos disponibles para buscar su desarrollo y el de su comunidad sin tener que enfrentar ninguna coerción derivada de la voluntad arbitraria de otras entidades o personas, con total respeto por los planes de vida de otras personas.

Así, lo que hace que la libertad sea la mejor manera de resolver problemas, es la capacidad de generar formas para que cada persona busque su bienestar sin los impedimentos que siempre retrasan el progreso y no hacen más que generar más pobreza y empeorar aún más la situación de quienes más necesitan oportunidades. La libertad es la forma más efectiva de generar oportunidades y cualquier cosa que se le oponga no hace más que limitar esas oportunidades.

Ahora bie, ¿cómo podría explicarse esto en la práctica y cómo podría ayudar a las personas más vulnerables a mejorar su calidad de vida? La respuesta es simple: donde no hay coerción, se aprovechan las oportunidades. Un gran ejemplo que se puede mencionar cuando hablamos de Brasil es el monopolio del transporte público que existe en la gran mayoría de las ciudades brasileñas.

Tal monopolio supone que, además de que la población se ve obligada a consumir el servicio de una sola empresa, generando ganancias exorbitantes para un pequeño grupo de empresarios y políticos corporativistas, evita que las personas utilicen la demanda en este sector para no solo mejorar la calidad del servicio prestado, como hacer que los costos sean más baratos para el usuario y, principalmente, generar ingresos para aquellos que tienen los medios para ofrecer esta alternativa a las personas interesadas en usarlo.

En ese sentido, si una persona posee una camioneta, un minibús, un automóvil o incluso un Kombi o una motocicleta y está dispuesto a proporcionar un servicio de transporte de pasajeros y los usuarios están interesados ​​en utilizar dicho servicio (existencia de demanda), ¿cuál es el problema al permitirles hacerlo? ¿Quién se beneficia de los grandes acuerdos y licitaciones políticas que no solo afectan la calidad del transporte público, sino que generan un aumento anual en los precios sin un aumento igual en la calidad del servicio prestado?

No tiene de malo permitir que las personas utilicen los medios a su disposición para promover mejoras en su calidad de vida, en la calidad del servicio ofrecido, en el precio cobrado al consumidor final y, en consecuencia, aumentar los ingresos de las personas (y crear un ingreso para muchos que no lo tengan) y la circulación de capital que estimula la economía. Tampoco tiene nada de perverso, por ejemplo, permitir que los propietarios de camionetas que realizan transporte escolar cuatro veces al día usen estos mismos vehículos para transportar pasajeros por la ciudad durante los períodos intermedios entre turnos escolares.

Sin embargo, se puede apreciar que se imponen los intereses de los políticos y los grandes empresarios que hacen todo lo posible para mantener un monopolio que beneficia a una pequeña élite en detrimento del resto de la población.

En este orden de ideas, podemos citar como ejemplo el comercio de alimentos producidos en jardines privados, que a menudo son objeto de detenciones por parte de los guardias municipales y la policía. Donde hemos visto varios casos de agentes estatales que no solo confiscan, sino que destruyen toda la mercancía de vendedores independientes y desperdician alimentos -una de las cosas más valiosas que existen- simplemente porque el vendedor no tiene un papel impreso que diga que tiene permiso estatal para comercializar su cosecha y satisfacer las necesidades de las personas que necesitan comer y, a menudo, no tienen el dinero para hacer compras en grandes mercados donde el precio es casi siempre más alto que el que cobran los productores individuales.

De modo que, estas son algunas de las varias razones por las cuales cualquiera que afirme abogar por la mejora social, el alivio de la pobreza y la erradicación de la miseria debería (como un asunto lógico) defender las libertades económicas. Cualquier acción que busque limitar la libertad del individuo para emprender y desarrollarse no tiene otro resultado que el mantenimiento de la riqueza en manos de unos pocos y la distribución de la miseria para muchos.

En definitiva, defender la libertad en todos sus aspectos es defender la dignidad, el desarrollo personal y social, combatir la pobreza y mejorar la calidad de vida y el desarrollo humano de la población. Estar en contra de la libertad es estar a favor de mantener privilegios, monopolios y carteles que no sirven a nadie más que a una pequeña élite de políticos y burócratas que aprovechan la estructura gigantesca y burocrática del estado para que puedan permanecer en la cima a expensas de todo lo demás.

La libertad, a diferencia del intervencionismo, es la única forma de lograr la justicia y el desarrollo económico y social de una manera concreta y permanente para aquellos que más lo necesitan, aquellos que son marginados por la entidad que debería garantizar lo contrario.


Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa.

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