La riqueza natural como mediocridad nacional

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La riqueza del suelo no es directamente proporcional a la riqueza espiritual de sus habitantes. En Bolivia, la historia ha demostrado que nuestro pueblo adolece una extrema fijación con la “madre tierra” cual hijo que no puede dejar el yugo materno, incapaz de cortar el cordón umbilical, existencialmente dependiente. 

El yugo de la tierra, no sería tal si en Bolivia, se mantuviese un ambiente intelectual tendiente a justamente, hacer de los hombres seres capaces de entender, que el suelo no produce, sino que el hombre lo hace. 

La fijación por la tierra es a su vez, una fijación por lo estable, se ve en esta tierra la búsqueda desesperada por lo estable, por lo “duro” cual piedra. He aquí el carácter ampliamente conservador de nuestra nación, rehacía muchas veces, a dejar las costumbres en aras del progreso. Guillermo Francovich lo advirtió en los Mitos profundos en Bolivia

Este fetichismo de la tierra no es otra cosa que la idea tan común en nuestro medio de que la riqueza de nuestro pueblo se la debemos a nuestros recursos naturales y que nuestra pobreza, tiene como causa directa el saqueo de los mismos. 

En la primera idea, no vemos otra cosa que la semilla de la mediocridad. En efecto, levantar la mano y hacer suya el fruto del árbol no es lo mismo que sembrar la semilla, regarla, protegerla del viento, esperar y recién, cosechar. El resultado, una cultura del usufructo y no, como diría Henry Summer Maine, del contrato. 

La segunda idea, tiene como resultado directo distintos casos de nacionalización de recursos naturales que nuestro país ha realizado.  

No obstante, la realidad no es tan sencilla, el recurso natural es solo riqueza para alguien, requiere un sujeto valuador y, además, operatoriamente capaz de hacerla riqueza para otros. Así gentes como los Patiños, arriesgan, invierten, se endeuda y producen. En cambio, el Estado, ignorando toda esta red de actos, decreta la nacionalización omitiendo que la naturaleza es inerte y que solo del ingenio proviene la riqueza. Así, si alguna vez se esperó que la nacionalización trajera riqueza, ese día nunca llegó. Se quedó flotando en los discursos de los intelectuales estatales, y vivo –eso sí– en los bolsillos de quienes firmaron los decretos.

En nuestro Bicentenario, permítaseme recordarles que somos doscientos años pobres. El Estado Plurinacional y el MAS se han llenado la boca con el discurso anticolonial y su política destinada a la explotación de los recursos naturales ha demostrado una ideología económica tan mercantilista como la de nuestro pasado imperial. El ladrón juzga por su condición. 

Y la historia, se repite. Primero la plata, luego el estaño, luego el gas y ahora con el litio. Así, mientras los políticos y gran parte de la población discuten el litio, preocupados por su explotación, hay más de un millón de personas proyectando salir de Bolivia ¿Pero no son acaso este millón de personas proyectos de vida frustrados? 

Ya sea estudiar, trabajar o brindar servicios profesionales. Ya sea el verdulero de Buenos Aires, o incluso el albañil que cree encontrar en España una buena vida. A la postre, la prole de estas gentes o ya la misma gente joven que se irá de nuestro país se ganará la vida brindando algún servicio, sea de la naturaleza que sea. Todo esto mientras que nuestros políticos y gran parte de la sociedad conservadora boliviana piensa ensordecida en los recursos naturales, olvidándose de la inteligencia humana. 

Lo más valioso de Bolivia no son sus recursos, son sus gentes. En ella hay que fijar el destino de nuestra nación, aquí está la potencia real de crecimiento y superación de la actual crisis. 

La actual crisis nos ha demostrado la caducidad del sistema de la piedra, del sistema mercantilista y extractivista. En cambio, nos muestra que si Bolivia quiere cambiar estos 200 años de exagerada pobreza -Bolivia ha sido siempre de los peores países para vivir en Hispanoamérica- tenemos que poner el foco en la estricta necesidad de fortalecer nuestros recursos humanos. La condición sine qua non para este fin es laissez faire, laissez passer. 

Y así, habrá gentes -que ya las hay, la crisis muestra lo conservador de nuestro país, como también lo más progresista- creo yo, sobre todo jóvenes, que podrán proveer al prójimo y con ello al país con servicios de calidad, es decir, riqueza más allá que la del recurso natural. 

Sí ciertamente se les brinda cierta libertad si se les deja hacer si se las deja pasar quizás solamente quizás si se da la libertad necesaria -que ya es algo que daría cabida a un cambio de mentalidad política y social muy grande- es posible que podamos salir de este yugo de la tierra y de futuras crisis.

Francovich ha sostenido que los mitos responden a experiencias de la vida, hoy la experiencia que tenemos es la de la tragedia. La tragedia de la plata, la tragedia del estaño, la tragedia del salitre, la tragedia del gas y se avecina la tragedia del litio. 

Sin embargo, el clima crítico de nuestro país nos brinda un punto de inflexión clave, que llama a los intelectuales a dar luz sobre el camino a seguir. Las elecciones, no son nuestro fin directo. La política boliviana debe mostrarse como lo que es: hipócrita, incompetente y parasitaria, y esto solo se hará posible -lastimosamente- con el sufrimiento de la población. En cambio, nuestro fin es hacer prevalecer las ideas fundantes de nuestro futuro, para que, llegado a los trescientos años de nuestra independencia, lleguemos de una vez por todas a dejar de ser un país marginal, irrelevante, pobre y atrasado.

En otros términos, el punto de inflexión nos llama a la creación de una nueva idea racional: el entendimiento de que la riqueza no proviene de la naturaleza, sino de la mente valuadora del hombre.

Bibliografía 

Francovich, G. (1975). Mitos profundos en Bolivia. Editorial Juventud.

Paterson, I. (1943). The God of the Machine. G. P. Putnam’s Sons.

Diario Jornada. (2025, abril 22). Crisis en Bolivia: un millón de personas podrían migrar hacia Argentina. https://www.diariojornada.com.ar/392950/internacional/crisis_en_bolivia_un_millon_de_personas_podrian_migrar_hacia_argentina 

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