La autorregulación en comunidades online: un modelo para la gobernanza voluntaria y policéntrica en la sociedad (Parte 2)

En la primera parte del presente escrito abordamos la génesis del orden normativo en el entorno digital y la reputación como capital social y mecanismo de gobernanza. A continuación profundizaremos sobre la libertad y la justicia en el entorno digital

Resolución de disputas y aplicación de normas: la justicia descentralizada

Asimismo, en el mundo digital nos encontramos con plataformas en las que las comunidades, conformada por personas que tienen fines distintos, pero aún así se coordinan con otros, aún sin saberlo1, han desarrollado estructuras cuasi-judiciales internas que operan con notable formalidad, con el fin de resolver conflictos y hacer cumplir sus normas de manera percibida como justa y legítima, manteniendo la viabilidad a largo plazo de la plataforma —todo ello es un sistema de gobernanza—.

Un ejemplo de ello es Wikipedia, la enciclopedia colaborativa que todos conocemos, pero muchos ignoran que tiene uno de los sistemas de resolución de disputas más evolucionados en la internet. Dada la naturaleza del proyecto, los conflictos editoriales son inevitables, pero para gestionarlos la comunidad ha establecido un proceso escalonado en el que el primer paso es siempre el diálogo directo en las páginas de discusión de los artículos, buscando el consenso. Si lo anterior falla, entonces los editores pueden recurrir a mecanismos más formales, como la solicitud de comentarios —Request for Comment, RfC— para recabar la opinión de la comunidad en general o la mediación a través de foros específicos. Para los casos de conflicto más graves o la mala conducta persistente de un usuario existe un “Comité de Arbitraje” que es un cuerpo en el que sus miembros son elegidos periódicamente por la comunidad de editores, funciona como la instancia judicial de última instancia de Wikipedia.

En lo que respecta al Comité de Arbitraje, el mismo funciona como un tribunal, pues, analiza las pruebas presentadas por las partes y emite decisiones vinculantes, que pueden incluir desde amonestaciones y restricciones temáticas hasta la prohibición total de participación en el proyecto. Así, el comité se convierte en un ejemplo de poder basado en el consentimiento, porque es de ahí que recibe su autoridad para gestionar conflictos. El mismo no posee medios coercitivos para imponer sus fallos, sino que su poder surge exclusivamente del respeto y la legitimidad que la comunidad en su conjunto le confiere, motivada por el objetivo compartido de proteger la integridad del proyecto.

De los comunes de Ostrom al código: el éxito de las instituciones

Lo explicado hasta el momento junto con sus ejemplos, pasa desapercibido, pero muestra que las instituciones exitosas que al final, llegan para gestionar de forma sostenible los recursos de uso común enmarcando la conducta, así como organizaciones exitosas, dependen de límites claramente definidos, la congruencia entre las reglas y las condiciones locales, acuerdos de elección entre los miembros que conforman la comunidad, el automonitoreo —los propios miembros se autorregulan y ayudan a regular a otros—, las sanciones graduadas —en respuesta a contextos específicos y que se enmarcan en mecanismos de resolución de conflictos—. A ello se suma el reconocimiento mínimo de los derechos de organización —que aunque a menudo dependen de una plataforma corporativa, las comunidades gozan de un grado de autonomía para autogobernarse—, el hecho que sobre todo si la plataforma es demasiado grande, la gobernanza se organizada en múltiples capas, desde lo local a lo global.

Todos estos puntos mencionados conducen al concepto de “gobernanza policéntrica” donde múltiples centros de toma de decisiones semiautónomos coexisten e interactúan para gestionar un sistema complejo que no da espacios para el caos ni el poder concentrado, sino que es una red policéntrica donde la autoridad se distribuye y se superpone, manteniendo la integridad del sistema. Otro ejemplo de ello son los proyectos de software de código abierto (OSS) como kernel de Linux o el ecosistema de Apache, que se desarrollan y mantienen gracias a la colaboración de miles de desarrolladores voluntarios distribuidos globalmente. Si bien, la gobernanza en estos proyectos a menudo se basa en una meritocracia técnica, donde la influencia se correlaciona con la calidad y cantidad de las contribuciones de código, pero las decisiones se toman a través de procesos deliberativos y sistemas de control, donde las solicitudes de cambios —en inglés: pull request— funcionan como propuestas legislativas que son debatidas, revisadas y finalmente aceptadas o rechazadas por los interesados en mantener el proyecto. En este sentido, existen licencias de software (ej. GPL, MIT) que actúan como constituciones fundacionales que establecen los derechos y obligaciones básicas de todos los participantes.

En este punto cabe la pregunta: ¿Podría la sociedad tener sistemas de gobernanza como estos? ¿Podríamos dejar los modelos rígidos, estáticos, lentos, burocráticos, que por naturaleza es el Estatal, donde el poder está concentrado —irrelevantemente en si la separación de poderes no fuera una ficción, porque en última instancia son “poderes del Estado” que “conforman el Estado” por lo cual son en sí mismos “el Estado”— para pasar a sistemas de gobiernos policéntricos que respondan mejor al orden extenso por naturaleza complejos de la sociedad? Yo creo que sí.

El potencial de estos sistemas (entre muchos otros) porque podríamos hablar de juegos MMORPG, de Organizaciones Descentralizadas Autónomas (DAOs, en inglés) comunidades de modding de videojuegos, Blockchain, o plataformas como Figsare o ResearchGate, en donde los científicos comparten datos y publicaciones de forma anárquica sin perder la calidad científica— demuestran empíricamente que la organización social a gran escala, es posible sin una autoridad centralizada y coercitiva. Todas ellas en sus diferentes campos, ofrecen pruebas para la innovación en mecanismos de deliberación, votación y reputación que podrían ser adaptados a otros contextos a nivel macro. Si ello no ha avanzado hacia ese nivel, es porque la misma regulación estatal sumada al desconocimiento de la gente y la servidumbre voluntaria, no lo han permitido.

Conclusiones: de lo digital a la sociedad con un sistema policéntrico de gobernanza

De este modo, las comunidades en línea, lejos de ser espacios anómicos, es decir sin leyes, se han revelado como prolíficos laboratorios para la experimentación en gobernanza voluntaria, esto es: anarquía, bien entendida, gracias a la creación endógena de reglas, sistemas de reputación y mecanismos de resolución de disputas que contribuyen al orden social funcional, adaptativo dentro de la red, fundamentado en el consentimiento.

Los casos de Wikipedia, Reddit, Stack Exchange y el software de código abierto, entre otros, ilustran la viabilidad de modelos de gobernanza meritocráticos, distribuidos y policéntricos, proporcionando una validación empírica a las teorías Hayek, en general de la Escuela Austriaca de Economía, donde la sociedad, en cuanto sistema complejo —que es lo que se sostiene desde el Creativismo Filosófico, apelando a la filosofía de sistemas y de procesos— produce mecanismos para enmarcar la conducta humana y con ello se mantengan las bases del proceso civilizatorio, desafiando la presunción de que la gobernanza efectiva requiere ineludiblemente la centralización del poder y la coerción estatal.

Por tanto, nos vemos en la obligación de considerar seriamente el potencial de la autorregulación y la organización voluntaria como un paradigma legítimo y poderoso para la coordinación social en el siglo XXI, más cuando parecemos dirigirnos como sociedad al totalitarismo, porque los Estados del mundo quieren cada vez más incidir en nuestra vida, socavando nuestra privacidad en internet, destruyendo bases de la Democracia, abusando de su poder para someter a cuantos ciudadanos consideren, para alcanzar lo que los mismos miembros del estado consideran: “el bien común”.

  1.  Ver el ejemplo del monigote de Jesús Huerta de Soto en ibidem, págs. 52-86. ↩︎

Entradas relacionadas

Students For Liberty is the largest pro-liberty student organization in the world.

To get started, please select your region on the map.

Asia Pasific