El presente escrito está basado en la obra : “ON MORAL AND LEGAL JUSTIFICATION”, específicamente en el capítulo VI “La teoría de los Derechos” de Roger Pilon (1979) y su posterior traducción realizada por Jesús Fernando (2024).
A pesar de la complejidad teórica que plantea Roger Pilon en su análisis sobre los derechos, no puedo dejar de notar cómo sus argumentos se despliegan con la misma frialdad de una verdad racional que parece insensible al caos emocional que con frecuencia atraviesa la vida humana. Pilon sostiene que la acción humana crea derechos morales universales, y lo hace con la misma convicción con la que uno asegura que el sol sale cada mañana. Él afirma que cuando actuamos, buscamos derechos para nosotros mismos, pero esa búsqueda tiene una trampa: debemos aceptar que otros también tienen esos mismos derechos. Y si no lo hacemos, caemos en la contradicción más básica, que incluso un niño podría ver.
Pero, ¿Qué tan universal puede ser un derecho que, al menos en su planteamiento, ignora las complejidades sociales, económicas y emocionales que nos afectan? Pilon no se inmuta. Él insiste en que el derecho más fundamental es el de la no interferencia, que en otras palabras es la libertad de hacer lo que quieras mientras no afectes a los demás. No hay derecho al bienestar, dice Pilon, con la frialdad del que observa el hambre ajena desde la comodidad de su despensa llena. Porque, según él, exigir recursos de otros es una forma de coerción, una interferencia injustificada en la libertad ajena.
No obstante, es difícil no sentir que hay algo que se queda corto en este aspecto. Parece como si la teoría perfecta no pudiera comprender la vida imperfecta. Pilon se opone con dureza a la idea de los derechos sociales y económicos, ya que sostiene que no pueden surgir de la naturaleza misma de las acciones humanas. Pero me pregunto, y no puedo evitar hacerlo, si la libertad de actuar voluntariamente puede existir en un vacío, sin el sustento mínimo que haga posible cualquier acción significativa. ¿Cómo se puede hablar de libertad cuando hay personas que carecen de los recursos esenciales para vivir? ¿Cuál es la libertad de alguien que tiene escasez de comida?
Es en este punto donde la teoría de Pilon muestra sus grietas. Su rechazo a los derechos económicos y sociales se basa en una lógica que parece ignorar la realidad de aquellos para quienes la vida es una lucha constante por sobrevivir. Para Pilon, la rectificación del daño solo ocurre cuando alguien es forzado a participar en una acción involuntaria, pero esa visión se queda corta en un mundo donde la falta de recursos puede ser tan coercitiva como cualquier acción humana directa.
No es que Pilon no intente ofrecer una respuesta al escepticismo moral, al relativismo que él tanto desprecia. Lo hace, pero lo hace desde una distancia, con un enfoque racionalista que puede no ser suficiente para aquellos que ven la moralidad como algo más complejo, más emocional. ¿Qué hay de las situaciones donde la racionalidad pura no basta para capturar la realidad emocional y contextual de las relaciones humanas? En su afán por defender un sistema lógico de derechos morales, Pilon parece olvidar que la vida rara vez sigue las reglas de la lógica pura.
Al final, su argumento se sostiene, sí, pero sobre una estructura que puede parecer un tanto ajena a la realidad diaria de muchas personas. Como una pieza de relojería perfecta, pero que no siempre funciona bien en el caos impredecible del mundo real.
Bibliografía
Nina, J. F. (05 de octubre de 2024). Sobre la Justificación Moral y Legal. Obtenido de https://docs.google.com/document/d/1nLa8FcUDj0RZgAh0cISjie11efe3V1MOJlr-I9Nhtz4/edit?usp=sharing
Pilon, R. (1979). ON MORAL AND LEGAL JUSTIFICATION. Obtenido de https://www.stephankinsella.com/wp-content/uploads/texts/pilon_moral-legal-justificationb.pdf