No tratamos de ser autorreferenciales, solo explicamos, mediante el caso concreto de la ciudad con más desocupación de Argentina, el fenómeno de la estrepitosa caída de los ingresos familiares. El desastre de la economía del gardelito Guzmán sólo se explica con los datos sobre la mesa.
Según una encuesta, el 62% de los hogares redujo sus ingresos durante la pandemia. Así lo indica un relevamiento hecho por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata y la organización Mar del Plata Entre Todos. El 28,6% de los consultados reconoció una merma mayor al 50% en la entrada de dinero… pero espere, porque hay más… lamentablemente.
En tanto, al analizar los cambios en los ingresos familiares de acuerdo al nivel de ocupación del/la jefe de hogar, el informe indicó que hay una “mayor estabilidad relativa de los empleados del sector público y los jubilados y pensionados”. En contrapartida, las mayores pérdidas de ingresos corresponden a quienes declararon trabajar en cuenta propia, como técnicos y no profesionales, y a quienes contestaron ser amas de casa . En efecto, los desocupados fueron quienes más aseguraron haber perdido todos sus ingresos.
Con respecto a los gastos del hogar, el 37% manifestó que aumentaron; aunque el 87% estuvo de acuerdo con que se ha modificado la composición de los mismos. Principalmente se planteó una prioridad en los gastos “esenciales” y que los alimentos y artículos de limpieza representaron una proporción mayor de su presupuesto. Además, el 37% de los consultados ha dejado de pagar alguno de sus gastos habituales, principalmente los impuestos, las tasas por servicios y las cuotas de créditos y educación privada. Y, en esa línea, el 35% sostuvo que su hogar está más endeudado que al inicio de la cuarentena. Entre las formas de endeudamiento, las más representativas en las respuestas fueron las contraídas por saldos refinanciados de tarjetas de créditos, los préstamos de amigos y familiares y, en menor medida, préstamos bancarios.
Los datos aburren y por sí solos son meras enunciaciones traducidas a reducciones aritméticas, pero en tanto se traducen en la realidad del día a día, se convierten en la manifestación más aberrante del chavismo anual que lleva el capitán Beto al mando. Una ciudad con preponderancia mayúscula del sector de servicios, donde la gastronomía y el turismo son los cimientos de un edificio que lleva más de 140 años de constitución, no pueden someterse al linchamiento esclavista del direccionamiento del gobierno nacional.
Es una vergüenza el accionar provincial y nacional dejando a su suerte a la ciudad de Mar del Plata y sus alrededores; no es justificable desde ningún punto de vista. Mucho peor aún, hay quienes sostienen que la temporada de turismo no puede acontecer en el municipio más importantes de la actividad que genera casi 1 de cada 10 pesos de la economía nacional. Es un genocidio económico, un asesinato de características pocas veces vista.
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