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El poder ha sido la gran obsesión de los colectivistas de todas las escuelas y se ha presentado ajeno a todos los objetivos de los liberales. De esa forma, la historia muestra cómo se ha dejado el camino libre para que los oportunistas, igualitarios y colectivistas lleguen al poder y confisquen la libertad a través de la expansión del Estado. 

Hasta ahora, son poco significativos los éxitos de los liberales, sin contar las premisas indudables de libertad que envolvieron a iconos como Ronald Reagan y Margaret Thatcher quienes, a pesar de ser catalogados como conservadores, su antorcha tenía el fuego de la libertad. 

Sin embargo, hay que reflexionar sobre cuál ha sido —realmente— el impacto que ha tenido la izquierda en el poder y qué herramientas les fueron útiles para lograr sus fines. Por ejemplo, la herramienta que hubo en Venezuela, fue una poderosa —pero estatizada— industria petrolera.

Esta fuente de recursos fue utilizada para fines colectivistas mientras los liberales permanecían en las bibliotecas o en eventos sin un impacto significativo —en comparación con lo que se estaba gestando afuera—. De modo que, para entender esta situación debemos tomar dos perspectivas, la primera de ellas postulada por Sir Roger Scruton, cuando destaca que:

Si los utópicos llegan al poder, la tremenda inestabilidad de su objetivo que permanecería todavía fuera del alcance, les empujaría a buscar en un mundo real el complot o la conspiración que estaría evitando la consecución de sus metas. 

Roger Scruton, Las bondades del pesimismo, FPP, p.75.

En este sentido, es con base en la utopía de las premisas socialistas que la primera amenaza se desata, al buscar el excesivo control de los ciudadanos usando el aparato coactivo del Estado, el cual nunca tendrá los resultados esperados por error del propio modelo fracasado que la izquierda contempla.

Bajo la frustración de los poderosos termina codificándose la segunda perspectiva —pero luego de instalados los socialistas en el poder— dada por Ayn Rand: 

Los hombres habían sido empujados a un agujero en el que gritaban que el hombre es guardián de su hermano, cada uno estaba devorando a su vecino, y estaba siendo devorado por el hermano de su vecino, cada uno estada proclamando la rectitud de lo no ganado y preguntándose quién lo estaba desollando vivo a él, cada uno devorándose a sí mismo, mientras gritaba aterrorizado que una maldad desconocida, estaba destruyendo la Tierra.

Ayn Rand, La Rebelión de Atlas, Ediciones Deusto, p. 957.

Es esta maldad, de la que precisamente habla Rand, la que se obtiene cuando suceden dos cosas. La primera, es el abandono del poder como objetivo por parte de aquellos que luchan por la libertad; mientras que la segunda es la toma del poder por parte de la izquierda. 

Indudablemente esto debe cambiar, y aún estamos a tiempo. Como se hace referencia en el libro Después del socialismo, libertad, esta empresa solo será posible con la defensa de valores bien definidos, una estrategia clara y una insistente búsqueda del poder con los aliados correctos, para así impedir que aquellos persiguen la toma del poder para la destrucción de las sociedades terminen cumpliendo su meta.


Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa.

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