Ni los atentados cierran la grieta (III)

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Nicolás Pierini
Coordinador de Academia para Latinoamérica de Estudiantes por la Libertad


Continuando con el análisis, en general lo que vemos es un aprovechamiento de esta circunstancia para estirar la cuerda de la confrontación, porque cada partido siente que lo más importante es la unidad del propio grupo para constituirse en oposición al otro. El que quiere desmarcarse de ese juego es, por ejemplo, Facundo Manes, diciendo que no le parece que por una declaración desafortunada haya que iniciar un juicio político al Presidente; es condenado. A Manes lo respaldó su partido, es decir, los extremos dominan cada fuerza y dirigen una confrontación que los lleva a mantener la cohesión interna. El problema es si se gobierna de esa manera. No sabemos qué va a pasar con la figura política de Cristina Kirchner después de estos hechos. Hay quienes dicen que la percepción de que es una víctima le puede mejorar la imagen, como pasó con la viudez, aunque hay que decir que no se victimiza, en realidad es una víctima, la quisieron matar. Puede ser. En ese momento, el salario real se estaba recuperando aceleradamente desde la crisis del 2009. Toda la economía del 2010 estaba en recuperación, tanto que hay muchos kirchneristas a los que les ofende que se diga que en 2011 ganaron por la muerte de Néstor. ¿Ahora pasará lo mismo? No sabemos.

Es evidente que Cristina Kirchner se ha ratificado como la jefa del peronismo hoy. En alguna medida el PJ necesita salir del tema corrupción, no solamente la del gobierno kirchnerista, también la de muchos dirigentes y gobernantes de la Argentina. Si aplicáramos el mismo patrón que se aplica en Santa Cruz en otras provincias no encontraríamos nada parecido -es delirante, todo hecho con una sola empresa-, pero encontraríamos cosas parecidas. Entonces, mejor que sea una “persecución”, no un juicio justo. Ahora bien, eso le da a la vicepresidenta la posibilidad de ser la que organice el partido, no sabemos si va a ser la candidata, ni ella lo sabe, pero puede decidir quién encabezará la boleta. Para eso, depende de la economía. No obstante, es una pregunta que se tiene que hacer también la oposición. Si yo hoy fuera dirigente opositor, no estaría tan confiado en que la polarización extrema es una política saludable o conveniente, porque si llego al poder, ¿cómo hago para gobernar con esta Cristina fortalecida que maneja un 30% del electorado y controla una minoría homogénea súper movilizada? ¿Alguien pensó en esto? ¿Alguien pensó si las reformas que requiere la Argentina no exigen algún tipo de diálogo?

Fuera de esto, también Cristina necesita, para fortalecerse, que la gestión de Massa sea relativamente exitosa. Él está llegando a Washington, Jorge Argüello le armó una agenda muy similar a la de Batakis. El ministro de Economía, en este momento, no va a necesitar a la consultora de Freddy Balsera, que es la que él contrata para mantener relaciones en Estados Unidos -sobre todo para acercarse a los demócratas, que son los que tiene más lejos-. Argüello está demostrando ser un gran embajador. En alguna medida, él consiguió los dos comunicados estadounidenses sobre el atentado contra Cristina. Le ha armado reuniones a Massa con las figuras más importantes del Tesoro, salvo Janet Yellen. Va a estar con David Lipton, que fue el encargado del programa que celebró con la Argentina en el Fondo en tiempos de Macri y hoy es el principal asesor en materia de política internacional de la secretaría del Tesoro. Él le dice a Yellen qué pasa en la Argentina. Es importante porque ella es determinante en el Fondo. Se va a reunir también con Michael Kaplan, que está a cargo de las relaciones internacionales con Asia y América Latina en la Secretaría del Tesoro. Se va a reunir con la conducción del Fondo, con Georgieva e Ilan Goldfajn. Son reuniones que van por afuera de las que va a mantener el equipo técnico, que ya tenía un viaje pautado.

También se verá con Mauricio Claver-Carone, que es enemigo de Alberto Fernández -un poco por herencia de Gustavo Beliz que tenía una gran competencia con él por conducir el BID-. Massa llega allí por sus amigos republicanos de ultraderecha que son básicamente dos cubanos: Bob Menéndez y Marco Rubio. Claver-Carone pertenece a la misma mesa cubana. Ahí la cuestión es si consigue o no 800 millones de dólares del BID para la Argentina, desembolso al que la entidad se resiste porque todavía no está aprobada la revisión de septiembre del Fondo.

¿Cómo llega Massa al Fondo? Haciendo cosas que el kirchnerismo jamás soñó en su vida que iba a hacer, corroyendo al movimiento desde adentro. Al ministro de Economía lo bendicen desde La Cámpora -no lo bendice Cristina, pero lo tolera- y le avalan cosas que nunca le hubieran permitido a Guzmán. Massa está a la derecha ortodoxa de su antecesor. Ha hecho un ajuste fiscal muy superior, renegoció la deuda y la postergó, cosa que no hacía Guzmán. Y acaba de devaluar para un sector, el campo, por un mes. Va a obtener dólares, dicho sea de paso. Los que conocen mucho el mercado de granos dicen que hay euforia por liquidar en septiembre y se podría pasar de 3500 millones de dólares del mes pasado a 5000 este mes. Este dólar de 200 pesos, que implica una gran masa de emisión y endeudamiento del Banco Central, tiene un efecto y le mejorará la situación de reservas. Es un parche. Lo que liquidás hoy, no lo liquidás después. Habrá que ver cuando termine septiembre si no tiene que volver a estirar tal devaluación hacia adelante.

Todo esto resultará, con bastante certeza, en que Massa pasará la revisión de septiembre con el FMI. Le van a garantizar el desembolso que habría en septiembre para que siga funcionando el programa. El problema es diciembre. Allí no sabemos. Entonces habrá una doble revisión: una del Fondo y una de Cristina. En diciembre del 2020 Cristina suspendió una negociación con el Fondo porque se negó también al aumento de tarifas. En diciembre empieza la campaña. Y acá viene un gran dilema: si Cristina podrá, durante esta campaña, hacer lo que hizo durante el 2021, esto ya que tiene muchísimos menos dólares. En aquel momento, cuando le dijo a Guzmán que no siguiera con aquel programa de ajuste, tenía 7000 millones de dólares en el BCRA. Es una tonelada de plata comparada a la de hoy. Vamos a ver hasta dónde llega Massa y hasta dónde llegan con Massa. Probablemente sea más tolerante la gente del Fondo que Cristina.

Cuesta pensar cuál será el programa que lleve adelante Cristina Kirchner sin dólares si se desprende del programa de parches, maniobras, medidas razonables y humo que lleva adelante Massa, que como me decía un economista de la oposición: “Hace lo correcto, pero en una dimensión incorrecta”. Esto abre otra perspectiva con la que hay que saber mirarla. Habrá que ver si tiene un plan alternativo o termina por tolerar este programa.


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