Las recientes elecciones nacionales celebradas a inicios de mes en el país centroamericano fueron las número dieciocho desde el año 1949 año de promulgación de la actual Constitución, estas confirmaron varias tesis las cuales son importantes de señalar.

La primera de ellas es la obsolescencia del sistema presidencialista, primero porque en caso de no obtener el primer lugar un cuarenta por ciento de los votos se deberá recurrir a una segunda ronda la cual no es una elección para votar por el candidato que mayor represente sus ideales, sino, por la persona que más la aleje de sus peores pesadillas como ocurrió hace cuatro años o, como la presente donde la percepción de corrupción e imagen negativa del candidato Figueres hizo movilizar a un porcentaje del electorado a votar en su contra.

Segundo, porque al presentarse situaciones como las anteriores, por lo general, pierde el candidato que ganó la primera ronda -el cual su partido obtuvo mayor cantidad de diputados-, el actual presidente Alvarado está gobernando con tan solo 10 diputados (de 57, requiriendo cuanto menos 19 votos para proyectos de mayoría simple y, 28 cuando sean de mayoría calificada) al igual que lo hará el reciente elegido, Chaves.

Se debe añadir la falta de legitimidad del futuro presidente, apenas supera el dieciséis por ciento del padrón electoral…que votó luego un cuarenta por ciento que se abstuvo de hacerlo durante la primera ronda. Se omite la segunda ronda por las razones antes expuestas. 

Ya es hora de transitar a un sistema parlamentario en el cual las coaliciones -formales- son indispensables para ser parte del ejecutivo, de no ser así, se convocarán de nuevo a elecciones. Cierto, que esto en un país latinoamericano se lee como un Italia 2.0 pero no se pueden asignar cuatro años a ejecutivos tan poco fortalecidos y mucho menos, si se le agrega incompetencia al elegido por esa abstracción llamada “pueblo”. A su vez, se presiona al Primer Ministro a enfocar sus fuerzas en los proyectos más importantes sin regatear medio período en proyectos “chayote” que se le dicen en Costa Rica, o sea, sin importancia.

Sobre el autor…
Anthony Sosa Pérez es estudiante de Política Comercial y Relaciones Internacionales.

La fatal ignorancia electoral es incomprensible como aún pese a la evidencia que respalda el éxito de las reformas de libre mercado (inmediatas y completas, no graduales e inconclusas como sucedió a finales del siglo pasado) véase Estonia, Letonia o Lituania que salieron del subdesarrollo en un plazo de 25 años , el electorado costarricense justifica su voto en que el problema son las personas que están en el gobierno y no, en el gobierno mismo.

Esto se vuelve aún más incomprensible cuando el mismo elector se queja de la ineficiencia e inoperancia del CNP, FANAL, MEP, MOPT -especies de Naciones Unidas locales- o los abusos de gran parte de las instituciones públicas como RECOPE, bancos y universidades estatales, municipalidades y demás.

Luego ¿por quién votan? Por los que le ofrecen mayor intervención, regulación, en síntesis limitar su poder adquisitivo producto de ellas. Viéndose desde la Ley de la Oferta y Demanda, el elector demanda estatismo desbocado y la oferta le secunda. Durante los próximos años no veremos a Costa Rica convertida en Suiza, Luxemburgo y/o Singapur, con cero ilusiones de huir del subdesarrollo.

La fragmentación del liberalismo nada extraño, similar sucede en Argentina con Espert, Milei y López Murphy pero al menos en Costa Rica, el mercado electoral es inferior al cinco por ciento si nos guiamos en la mayoría de encuestas -finalmente uno de los tres partidos con esta tendencia logró seis diputaciones y ser cuarto lugar en papeleta presidencial- pese a ello, el discurso sí liberal pero moderado ¿será la clave en una sociedad tibia? junto a la exposición en un debate directo contra Figueres -del partido con mayor tradición- y otros debates pueden haber influido. Ojalá ese electorado realmente absorba las ideas liberales para aspirar a una prosperidad futura, lo veremos en cuatro años.

La cuestión son las diferencias entre los partidos de esta tendencia, las cuales son de antemano conocidas como la contundencia del discurso, cuántos impuestos eliminar, hasta dónde debe intervenir el estado (tercerizando, privatizando) y otras, sin embargo, ha tomado mucha fuerza las libertades individuales como el matrimonio igualitario (adopción), eutanasia, métodos reproductivos, programas lectivos, los cuales olvidan -los que discuten por estas cuestionan- que el liberalismo como ideario busca la intervención mínima del estado, un liberal considero puede  estar en contra de alguno de estos tópicos sea por motivos religiosos o morales pero, si está en una curul no debe de votar en contra (o hacer campaña) de ceder una libertad que el estado en su momento le restringió a un grupo de individuos y que sigue restringiendo.

Esta fragmentación pudo haber significado una diputación más de haberse dejado el liberálometro de lado, los ataques desde las trincheras conservadoras de closet hacía los “liberprogres” por apoyar ciertas posiciones ya mencionadas -pese a no apoyar subsidios a poblaciones específicas cuestión que un liberal debiera suscribir.

El proceso electoral también confirmó la urgente renovación de los partidos tradicionales si estos desean llegar al Ejecutivo nuevamente pasando, principalmente, desde el ámbito ideológico pero igual de estructura partidaria. El caso más llamativo es Liberación Nacional, partido fundador de la Segunda República, de tendencia socialdemócrata el cual domina los gobiernos locales con poco más de la mitad de 82 -42, precisamente-, la propia Asamblea Legislativa con 18 curules (aumentando una más para el próximo cuatrienio), sin embargo, acumula tres elecciones sin gobernar.

Existe en el partido una dispersión ideológica que hace difícil saber cuál es la posición mayoritaria del partido en temas como las pensiones, educación, tributos y producción, definir una línea pragmática como lo realizó la socialdemocracia sueca que adoptó la tercerización de servicios públicos sin desfinanciarlos, dotando a la demanda (estudiantes, padres, pensionados y usuarios de servicios médicos), no como sucede por lo general donde el estado dota a la oferta (instituciones sin competencia que no tienen incentivos para optimizar su servicio. (ver video https://www.youtube.com/watch?v=jq3vVbdgMuQ). Similar con la producción, acuerpar el proteccionismo a sectores como el arrocero y azucarero, pudieron marcar una ligera línea divisoria entre dos candidatos con ideas muy similares.

En conclusión, así estuvo el abuso de la estadística que decía Borges con respecto a la democracia en, precisamente, la más longeva de América Latina.


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