Siendo conscientes de la importancia de la implementación de políticas públicas ambientales, es necesario tener en cuenta las herramientas que la ciencia puede ofrecer para el diseño de las mismas. Reconociendo a la ciencia como un método de creación de conocimiento, y entendiendo la inexistencia de una metodología única, son varios los aportes que desde distintos enfoques dentro de las diferentes disciplinas se pueden realizar.
Es sumamente importante basarse en estudios científicos realizados objetivamente que reflejen datos y estadísticas reales para poder extraer las conclusiones correctas acerca de la problemática ambiental, identificando las verdaderas causas de dichos problemas. Frente a esto debemos tomar en consideración dos cosas: 1)que muchos trabajos empíricos pueden ser manipulados metodológicamente con el objetivo de determinados grupos políticos de realizar lobbies mostrando una determinada posición para obtener una porción del presupuesto público, y 2)que los caprichos ideológicos basados en dogmas son muy peligrosos porque llevan a descartar posibles soluciones que ayudarían evitar o reducir los daños causados por los seres humanos al medio ambiente sin ni siquiera someterlas a consideración.
En este punto, dejar de lado los mecanismos de mercado a la hora de encarar las políticas públicas ambientales, puede significar un retroceso en la prevención y el combate de dicha problemática, debido a que como sabemos, el proceso de mercado es el más eficiente a la hora de asignar los recursos escasos a las ilimitadas necesidades del hombre, siendo una condición necesaria que se respeten estrictamente los derechos de propiedad. Esto es, permitir al propietario apropiarse de todos los rendimientos que la cosa poseída pueda generar, y obligarle a soportar todas las cargas que resulten de su empleo. Cuando una parte de los beneficios no se apuntan al propietario, ni determinadas desventajas se le cargan tampoco, este deja de interesarse por el total de los resultados de su actuación. Esto último se corresponde con el problema de los costes externos.
Como bien sabemos, el medio ambiente, y principalmente los recursos naturales que son objeto de contaminación y/o sobreexplotación, como por ejemplo el aire, los ríos, mares y océanos, son justamente los de propiedad común, que no tienen los derechos de propiedad bien definidos, dando lugar al problema que mencionamos con anterioridad de los costes externos donde cada individuo procura lucrarse al máximo de los mismos desentendiéndose de los efectos negativos que puedan producirse.
No hay duda de que cuando una parte importante de los costes son costes externos desde el punto de vista del individuo que actúa o de las empresas, se da lugar a que el cálculo económico que éstos hacen sea claramente deficiente y sus resultados falsos. Pero esta situación no puede ser atribuida a un funcionamiento deficiente del sistema de propiedad privada de los medios de producción, sino que es consecuencia de no haberse implementado con el debido rigor. Todos esos problemas desaparecerían si se estableciera correctamente la responsabilidad por daños y perjuicios y se abolieran los obstáculos que impiden la plena implantación del derecho de propiedad privada.
Vemos así que resulta fundamental no descartar los mecanismos que el mercado puede ofrecer para hacer frente al diseño de políticas públicas relacionadas a los problemas ambientales, dado que constituye un enfoque legal y práctico que permitiría esclarecer las respectivas responsabilidades de cada actor ante diversas situaciones.
Por otra parte, como dijimos anteriormente, basarse en las diferentes disciplinas científicas constituye el punto de partida para un análisis adecuado, acertado y responsable sobre un tema tan complejo que nos afecta como sociedad, al cual debemos buscarle soluciones consensuadas para evitar seguir ocasionando daños antes de que sean irreversibles. Y dejar la ciencia de lado, con todo el conocimiento que la misma aporta, implicaría casi con seguridad tomar decisiones equivocadas que terminarían por empeorar el problema.
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