Una gran obra de la literatura universal es la Divina Comedia, un poema realizado por Dante Alighieri, poeta italiano que en algún momento del siglo XIV escribió este ejemplar  en el cual deja reflejado en cada una de sus partes, la representación del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso.



Me interesa detenerme brevemente en la descripción que realiza el poeta sobre el Infierno, reconociendo que este se encontraba comprendido por siete círculos, el primero era el limbo: lugar donde habitan aquellos que no han recibido el bautismo; En el segundo se castigaba el pecado de la lujuria; El tercero castigaba a aquellos que han sufrido la gula; En el cuarto residían los pródigos y los avaros; En el quinto los soberbios, iracundos y envidiosos; En el sexto son castigados los herejes y en el más recóndito de todos, el séptimo círculo del infierno se hallaba reservado para los violentos contra el prójimo, contra sí mismos y contra Dios y sus designios.

Esta pequeña introducción de una gran obra de la literatura italiana me invita a trazar un paralelismo con nuestro país: quizás si Dante hubiese conocido la Argentina de estos tiempos podría pensar en la existencia de un nuevo circulo en su obra: El infierno fiscal.

A contramano de lo que proponen muchos países de la región (como Uruguay por citar uno), la clase dirigente Argentina piensa la suba y creación de nuevos impuestos (“solidarios y transitorios”) para salir de la crisis, ante este panorama me remito a la historia económica de nuestro país y me pregunto ¿Cómo nos ha ido con la creación de impuestos para salir de las crisis? ¿Cuánto duran en nuestro país los impuestos  transitorios?

Comencemos nuestro recorrido adentrándonos en los círculos del infierno fiscal argentino: 

  • Hacia 1932 tras la crisis económica mundial se crea el Impuesto a las  transacciones con el propósito de salir de la recesión mundial, su nacimiento llegaba con una supuesta fecha de caducidad el 31 de diciembre de 1934, sin embargo tras 86 años este impuesto sigue vigente, aunque hoy su nombre es otro: Impuesto a las Ganancias.
  • En 1973 se crea el Impuesto al Valor Agregado (I.V.A), nace reemplazando al impuesto nacional a las ventas y el impuesto sobre las actividades lucrativas que cobraban las provincias, la alícuota con la que surge el IVA es del 13%, luego se aumentó al 18% y tras la crisis del tequila en 1995 se llevó al actual 21%. Además se introdujeron los Ingresos Brutos que cobran las provincias.
  • En 1991 para salir de la crisis económica y la hiperinflación existente se recurre a la creación del impuesto a los Bienes Personales. Este impuesto surge también con un carácter transitorio por 9 periodos fiscales. Hoy llevamos ya 29 periodos fiscales de transitoriedad en emergencia.
  • En 2001 por una nueva crisis, se crea el Impuesto al Cheque, que teóricamente creaba un fondo para favorecer la competitividad de las pequeñas y medianas empresas, finalizaba a fines de 2002. Sin querer ser negativo, tengo que decir que tras 18 años, el impuesto al cheque se sigue cobrando y los resultados parecen marcar que las pequeñas y medianas empresas no se han visto muy favorecidas.
  • En 2002 y en pleno contexto de emergencia se introducen las Retenciones a las Exportaciones.
  • En 2019 nuevamente en emergencia y en concepto de “solidaridad” se introduce el Impuesto “P.A.I.S”
  • En 2020 por la pandemia del Covid-19 y la crisis económica que se generó se puso en carpeta la creación de un nuevo impuesto (lo denominan aporte solidario) a las grandes fortunas.

Luego de este recorrido, puedo decir que si algo nos ha enseñado la historia económica de nuestro país es que la creación y aumentos de impuestos no han sido un motor que impulse las salidas de las crisis, todo lo contrario las profundizaron. Por otro lado, puedo decir que la historia tributaria argentina cambio el significado de la palabra “transitorio”, así que podríamos sugerir que en la Argentina todo impuesto transitorio se prolonga en el tiempo permanentemente.

Si bien en cada una de las declaraciones que se han realizado para fundamentar la suba o la creación de nuevos tributos se ha apelado a la “solidaridad” o a los buenos propósitos que existían con el fin de recaudar más y así paliar la situación de los sectores más desfavorecidos y salir de una vez por todas de la crisis, la realidad ha sido otra: “El camino al infierno esta pavimentado de buenas intenciones”.

Con la incorporación de mayores impuestos solo se ha colaborado en convertir a la argentina en un infierno fiscal donde aquellos que tienen la intención de crear o generar trabajo se ven espantados, donde producir o innovar genera una mayor presión tributaria sobre el valiente que se anima a hacerlo, el trabajo informal supera al registrado, en suma estas soluciones de emergencia solo han contribuido en crear más pobreza, desocupación e indigencia.

Ante este escenario se debatirá seguramente un nuevo impuesto como es el denominado “Impuesto a la riqueza” o a las grandes fortunas, con la promesa de ser un “aporte solidario” por única vez (con lo que significa eso en nuestro país), pero espero que para resolver seriamente los problemas recurrentes en el país, también se plantee una reforma fiscal y tributaria que vaya a contramano de todas las medidas que históricamente se han tomado para salir de las reiteradas crisis en las cuales nos vemos envueltos cíclicamente, es importante dar un volantazo a tiempo, y si bien no será fácil dirigirnos al “paraíso” al menos intentemos dejar el camino que cada vez nos acerca más al “séptimo círculo del Infierno Fiscal”.


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