Es difícil poder entender a la posmodernidad desde la lógica moderna del liberalismo, punto. Lo anterior es mi tesis principal. No es cuestión de no encuadrar en los nuevos tiempos que desde amplios espectros del pensamiento se manifiestan, sino de tratar de recordar los orígenes del liberalismo y su posición dentro de la filosofía moderna del pensamiento. Aquellas manifestaciones donde el ser, donde el acontecer de la realidad del día se veía plagada de grandes relatos, no es más que el la caja de pandora donde el cristianismo, el marxismo, el liberalismo y todas las promesas de un futuro mejor se dejaban entrever.



Pero, ¿a dónde estoy tratando de llegar?; ¿qué posición toma el liberalismo en todo esto?; ¿cómo escindir la promesa de un mejor futuro, cuando la aplicación y defensa del respeto irrestricto del proyecto de vida el prójimo, como diría Alberto Benegas Lynch, es el camino, el medio, el instrumento unívoco, indisoluble, indivisible e indispensable para la autorrealización del sujeto y la proliferación del bienestar general de la sociedad?¡; ¿cómo conjugar “la mano invisible”, nuestra creencia y fe en ella, con la muerte de las filosofías tradicionales? La respuesta, lamentablemente, es un vacío que debe ocupar a los filósofos liberales, porque no es fácil jugar de visitante y mucho menos cuando el castillo de naipes, cuando los gigantes con pies de barro, reciben los soplidos del lobo.

No es la intención de este artículo desarticular, valga el juego de palabras, el ideario liberal; muy por el contrario, el objetivo es ponernos alertas del nuevo espectro que pone en jaque a todas las ideologías que prometen un futuro mejor. En ese sentido, es menester recordar a uno de los máximos pensadores del posmodernismo: Gianni Vattimo. Para Vattimo, hemos entrado en la postmodernidad, una especie de “Babel informativa”, donde la comunicación adquiere un carácter central. La posmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos consistentes, de la historia como huella unitaria del acontecer. 

La postmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia, a la diversidad. Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones filosóficas bien perfiladas, de las creencias verdaderas, al pensamiento débil, a una modalidad de nihilismo débil, a un pasar despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial. Para él, las ideas de la postmodernidad y del pensamiento débil están estrechamente relacionadas con el desarrollo del escenario multimedia, con la toma de posición mediática en el nuevo esquema de valores y relaciones.

Es obvio que, no es para nada fácil encontrar relación sin embargo, quizá, alguno la pudo notar es hora de enfocarnos en el “liberalismo de zapatillas”, en la acción del día a día y así como según el cristianismo Dios bajó a la tierra en forma de Jesucristo, bajar a la tierra, al acontecer cotidiano, el liberalismo.


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