La economía como ciencia comprende una rama de saberes multidisciplinarios que enriquecen el campo de estudio, el problema aparece cuando los modelos que ayudan de una manera didáctica son utilizados para intentar explicar la realidad y desvían erróneamente el objeto de estudio de la ciencia económica, pretendiendo racionalizar a extremo cosas que no pueden ser racionalizadas de una manera conjunta.

La ciencia económica es una ciencia de alta complejidad que requiere de un minucioso y extenso estudio para poder resaltar sus mayores logros. De alguna u otra manera puede calificarse de ciencia homogénea en sentidos bruscos, pero cuando nos acercamos un poco más, con base en un mismo problema, nos sorprendemos al ver la disparidad de argumentaciones y tesis a las que llegan dos científicos que suponemos pertenecen a la misma ciencia. Como se suele decir, la economía es la única ciencia en la que dos personas que dicen exactamente lo contrario, ganan el mismo premio nobel.

Tales disparidades dentro de las ciencias económicas se remontan en distintas ramas como la metodología y epistemología, la historia de pensamiento económico, la política y los paradigmas, etc. En este artículo, más que dar un paso por cada una de esas extensas ramas (que me gustaría, pero no es el momento) se llevará a cabo un breve repaso sobre dos conceptos clave dentro de la ciencia económica esgrimidos por el mainstream, en específico por Samuelson y Nordhaus en su libro “Economía” (Paul A. Samulson & William D. Nordhaus 2006. Décimo octava edición. Editorial McGraw Hill).

La conceptualización

     Con tan solo abrir su libro, se adopta un concepto muy familiar dentro de la academia y la ciencia económica de raigambre genérica:

“Economía es el estudio de cómo las sociedades utilizan recursos escasos para producir bienes valiosos y distribuirlos entre sí”.

     Posteriormente continúan:

Tras esta definición se esconden dos ideas clave de la economía: los bienes son escasos y la sociedad debe utilizar sus recursos con eficiencia. De hecho, la economía es una disciplina importante debido a la escasez y al deseo de ser eficientes.

     Y para dar de alguna manera un cierre: “todas las sociedades deben tener un esquema para determinar qué bienes se producen, cómo se producen y para quién se producen.” (Samuelson 2006).

     Primero, Samuelson y Nordhaus suponen que, a unos recursos dados, la economía es la ciencia que se encarga de conocer (o en su defecto, intentar conocer) la mejor forma de economizar dichos recursos para así distribuirlos de manera eficaz y eficiente.

La deficiencia de esta concepción de la economía se encuentra en el hecho de

a) pretender que los recursos están dados, o sea, que conocemos la totalidad cierta de la cantidad de los distintos bienes en la economía;

b) suponer que podemos conocer todas las utilidades que le podemos proporcionar a un bien y que, podríamos maximizar (o intentar maximizar) tal utilidad efectuando la mejor forma de emplear el bien en cuestión;

c) suponer que tenemos la capacidad de saber qué bienes quiere cuál persona en específico para a después poder distribuirlos;

d) suponer que tenemos la capacidad de hacer todo lo antes mencionado y además coordinarlo desde algún órgano de control coactivo de una manera eficiente.

Vamos por partes…

La imposibilidad de las valoraciones intersubjetivas de utilidad

     Hablemos primero de las funciones de utilidad. En un esquema simplificado, podríamos decir que estas son relaciones que van desde un conjunto de entrada “A” hacia un conjunto de salida “B”. Podríamos llamar al conjunto de entrada “Materia prima”. Mientras que al conjunto de salida lo podríamos llamar “Producto terminado”. [Figura 1]

      La función U(x) es la relación que tenemos entre la materia prima y el producto terminado. En función de cuanta materia prima seleccionemos, obtendremos una cantidad determinada de producto terminado.

     Simplemente, estas funciones de utilidad se plantean como funciones crecientes hasta su “punto óptimo” y decrecientes a valores de X posteriores a ese punto. Por ejemplo, por la realidad física de los factores productivos (en este caso llamados X) que utilizamos dentro de unas instalaciones limitadas para luego crear otro bien (nuestro producto terminado). [Figura 2].

     Estas funciones de utilidad las planteamos los seres humanos constantemente en nuestras cabezas gracias a las valoraciones subjetivas de utilidad que vamos descubriendo y alterando cuando queremos alcanzar un fin específico, sean éstos fines tales como: ir al cine, comer, leer, tomar agua, y otros tantos miles de millones de acciones que el ser humano puede o podría ejercer diariamente. La pregunta pertinente a este respecto es: ¿lo planteamos en función a qué?

     Los seres humanos planteamos funciones de utilidad intrasubjetivas (de nosotros mismos para nosotros mismos) en función a una multitud de variables específicas que nosotros conocemos de manera privativa y que además se correlacionan entre sí. Por ejemplo, en consideración del tiempo que tengamos para realizar un fin –acción–; el lugar físico en el que nos encontremos; los elementos con los que sabemos subjetivamente que contamos; etc.

     El planteamiento implícito de estas funciones, que efectuamos de manera intrasubjetiva, sirven para realizar acciones de la mejor forma que nosotros creemos posible realizarlas. Sin perder de vista además que, en función del valor que yo le brinde a la acción o al fin que quiera lograr, utilizaré de una manera distinta mis recursos; sean estos ponderados de manera distinta al fin que quiero lograr; es decir, provocaré un mayor o menor gasto de mis demás medios. Por ejemplo, imaginemos que quiero salir con una chica, tal fin no sabría medirlo en términos de utilidad, pero sí sé que no me importaría la vergüenza que gane a causa de ir a pedirle el número de teléfono para después conocernos, o el tiempo que perdería en salir a algún lado. Al fin y al cabo, me importa mucho más conocerla que toda la clase de recursos que vaya a gastar o ganar en mi contra, ya que la utilidad que me generaría estar con ella sería mucho mayor (no sabría el porqué, a fin de cuentas, nadie sabe).

     En cambio, si en lugar de depositar esos mismos recursos empleados en la cita, los empleo en algún otro fin que no me satisfaga tanto o que sea menos deseoso, obtendría una menor utilidad, ¿por qué? Nadie sabe. Lo gracioso con todo esto es que, es íntegro de carácter individual y subjetivo, pues son relaciones intrapersonales. Son funciones de utilidad que para mí son de determinada forma, y para otros son completamente distintas.

Transmitir mensajes

     Esos tipos de valoraciones, que cada ser humano tiene, y que incluyen el amor, la envidia, los gustos culinarios, o lo que sea, son valoraciones cuya satisfacción cada individuo va a intentar alcanzar utilizando distintos tipos de recursos y planteando la utilidad que le va a generar. Pero la circunstancia insalvable de esa utilidad radica en que es en totalidad intrasubjetiva, ya que si fuera intersubjetiva necesitaría ser capaz de trasmitirse del individuo que la genera a otro individuo y/o a grupos de individuos de una forma no abstracta y no encriptada.

     En todo caso, la ciencia económica demuestra que los seres humanos podemos captar esas valoraciones subjetivas; esa información abstracta y encriptada; que des-encriptamos de una manera, a mí parecer, bastante contra-intuitiva: mediante los precios. Sabemos que los precios informan la escasez relativa de los bienes, y es, mediante tal información, que los seres humanos se guían para poder producir, comprar, y vender de una manera correcta, es decir, no desaprovechando recursos. 

Imposibilidad de maximización

Para maximizar es necesario el conocimiento de todos los factores que implican la consecución del fin máximo, o sea, implica que conozcamos todos los medios y fines a los que quisiéramos llegar. Por lo que, si quisiéramos maximizar un fin en específico como, por ejemplo, saber de qué manera podríamos producir mejor una cantidad específica de hierro, deberíamos saber:

a) quien necesita el hierro y cuál es la cantidad requerida (si de alguna manera producimos más hierro del necesario, o sea, producimos más hierro de lo que la gente realmente necesitaba, habremos desperdiciado materiales y energía que podrían ser utilizados en otros procesos productivos);

b) necesitaríamos conocer la cantidad de mineral que requerimos;

c) los demás factores productivos sean estas máquinas, hombres, procesos administrativos, locación, etc;

d) y, por si fuera poco, el tiempo en el que requieren esa cantidad. Por lo tanto, necesitaremos conocer el mejor proceso productivo con el cual se puede producir tal cantidad en el menor tiempo y con el menor desperdicio posible, o en otras palabras, necesitamos la mayor eficiencia. Todo esto necesitamos y aún más, necesitamos de carácter indispensable a otras personas o grupo de personas que antes hayan producido todo lo que requerimos (factores productivos) y en un tiempo óptimo que nos permita producir sin contratiempos.

¿Quién maneja ese magma de información requerida?

     Para poder matematizar las utilidades humanas y plantear un esquema que nos permita calcular racionalmente de una manera extensa la economía será necesario que los humanos dejen de ser humanos y pasen a ser simples seres vivos en estado de vegetación, perdiendo por completo lo que nos caracteriza.

En consecuencia, la pregunta final que conviene hacer es la siguiente:

¿Qué aparato burocrático podría acaso controlar todo este magma de información y conocimiento necesario? ¿Los economistas pueden hacerlo?

Es de crucial importancia poder plantearnos esta pregunta para conocer, en todo caso, si tal “esquema” como lo plantean Samuelson y Nordhaus, es o debería ser un esquema libre y espontáneo o coactivo y sistemático. Y en todo caso, es propicio analizar, con la mayor humildad intelectual cuál es el mejor.
“El curioso cometido de la economía es enseñar a los hombres lo poco que realmente saben sobre aquello que imaginan que pueden diseñar”. (Friedrich von Hayek. La fatal arrogancia).

Referencias

Paul A. Samulson & William D. Nordhaus (2006). Economía. Décimo octava edición. Editorial McGraw Hill.

Figuras 

Figura 1. Función de Utilidad en diagramas de Venn.

https://substackcdn.com/image/fetch/w_1456,c_limit,f_auto,q_auto:good,fl_progressive:steep/https%3A%2F%2Fsubstack-post-media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2Fc19d8715-bef4-40dd-b380-0c8fabebda4b_902x389.png

Figura 2. Función con óptimo.

https://substackcdn.com/image/fetch/w_1456,c_limit,f_auto,q_auto:good,fl_progressive:steep/https%3A%2F%2Fsubstack-post-media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2F16af0fa9-96ca-48d6-97a2-a9e4bef7b4fc_332x188.png

Entradas relacionadas

Students For Liberty is the largest pro-liberty student organization in the world.

To get started, please select your region on the map.

Asia Pasific