Bolivia no es Argentina. Que esta afirmación no se malinterprete. No pretendo alegar un liberalismo patriota o nacionalista. Creo fervientemente que existe un componente universalista en el liberalismo que apela a la humanidad y no así a las particularidades raciales. Sin embargo, creer fervientemente en aquello haciendo caso omiso del influjo cultural sería caer en un idealismo desembocado.
Sin duda, el universalismo, para ser tal ha de ser compatible con las realidades culturales, absorberlas y compatibilizarlas a la luz de una fuerza civilizatoria única. Los filósofos griegos llamaban a este dilema “la unidad en la diversidad” y en Estados culturalmente diversos como Bolivia, creo que es un dilema tan vigente como lo era para los griegos.
Ante las particularidades, el rol del liberalismo no es el de ser un molde que busca adaptar la realidad humana a sus principios; sino al contrario, entender esta última para generar sus principios. La riqueza de un sistema no proviene tanto del sistema en sí, sino de la interpretación que hace ese sistema de la realidad.
No obstante, la mentalidad liberal decimonónica ha entendido todo lo contrario. Admirados por las ideas europeas, buscaron aplicarlas a rajatabla, desembocando en que históricamente el movimiento liberal busque deliberadamente eliminar las diferencias culturales imponiendo sus ideas e instituciones (1). Muestra de lo anterior es como en Bolivia se pretendió imponer a las comunidades indígenas la propiedad privada, eliminando el ayllu (2).
Este error histórico de quienes se hacían llamar liberales es un error que el liberalismo boliviano debe combatir. Creo que ningún intelectual comprometido con las ideas de la libertad puede omitir este hecho. Sin duda, la economía es un tema de mucha importancia, más aún con la actual depreciación de nuestra moneda; no obstante, ello no implica que el liberalismo deba ser meramente económico. El éxito del liberalismo argentino es relacionar la economía con los principios morales mínimos de una sociedad política.
En Bolivia, el liberalismo debe tomar en cuenta el ámbito cultural. Observar las diferencias, aceptarlas en tanto no afecten el principio de no dañar. Los pueblos indígenas, en su diversidad han mostrado tener dos elementos en común: una profunda creencia religiosa y un apego a la comunidad. Distintos estudios antropológicos, no ya actuales, sino remontándonos a la antropología clásica (3), han mostrado que las sociedades primitivas han sido colectivistas.
Hoy en día, los pueblos indígenas han transformado su colectivismo. El modo de vivir indígena se proyecta en lo colectivo de muchas formas: modos de ahorros colectivos, fiestas donde se aplica el ayni, los padrinazgos y el modo de asociarse mediante los sindicatos. Sobre esto último, creo que puedo sostener que en muchos lugares del Chapare no importa tanto quién seas sino a que sindicato pertenezcas.
En contraposición, el liberalismo presenta la imagen del Gentlemen, el hombre educado, de valores, capaz de sustentarse a sí mismo con su ingenio. La tradición occidental sobre la cual descansa el liberalismo hace que aquellas diversidades culturales sean vistas como ajenas. He aquí la diferencia primordial entre Argentina y Bolivia. La primera tiene una profunda tradición europea (4), no solo fruto de la inmigración, sino por el propio deseo de sus padres fundadores (5); Bolivia no tiene una tradición europea, por más deseada que esta haya sido por Alcides Arguedas o Bautista Saavedra. Nuestra tradición, tiene más semejanza a la tradición hispana, propia de la época imperial española que a la europea liberal.
Este es pues, el panorama que enfrenta el liberalismo: traer una tradición propiamente occidental a un país que mantiene firme sus tradiciones culturales a-occidentales y ciertamente colectivistas. Los intelectuales deben superar esta problemática.
Es así que el éxito del liberalismo en Bolivia solamente podrá llevarse a cabo bajo dos criterios (6):
- la población y especialmente la clase media adquieren un crecimiento de tal forma que la tradición indígena colectivista se vea socavada por el gran auge tecnológico. El avance tecnológico, la globalización y el acceso a internet tiene el suficiente poder de mermar las particularidades culturales y en su lugar, preservar las semejanzas. De igual forma, el acceso a la “clase media”: automóviles, smartphones, un departamento, suponen formas de vida típicamente occidentales. Sin duda, una clase media sólida como fundamento de la sociedad puede relegar los particularismos culturales y de esa forma, facilitar el discurso político liberal, pues se trataría de una sociedad occidentalizada.
- El liberalismo tendrá que enfrentar el problema de la tradición de forma mucho más directa, adaptándose de alguna forma, ya sea generando marcos conceptuales que adecuen las diferencias culturales de la tradición o incluso, usando la persuasión para demostrar la existencia de mejores formas de vida, como lo es el individualismo y el libre mercado; mi posición tiende a defender lo primero más que lo segundo, aunque entiendo que pueden ser complementarias.
Sea cual fuese el destino del liberalismo de Bolivia, el problema está planteado. De aquí en adelante, el tiempo y sus actores hablarán. Hoy más que nunca Bolivia necesita una propuesta liberal sólida y pensada para el país. Lastimosamente, lejos de ver planteadas estas discusiones, se observan a oportunistas que, viendo el éxito de Milei, ven en el liberalismo una forma de hacerse populares, rebeldes y así, saciar sus ansias de poder político.
El movimiento liberal es casi inexistente en Bolivia, es el rol del intelectual hacer posible dicho movimiento ¿Estaremos a la altura?
Bibliografía
1. Mehta, Uday. Liberalism and Empire. Chicaco : University of Chicago Press , 1999. ISBN 9780226518824.
2. Sobre el desplazamiento del ayllu vease: C. Orellana , Juan Diego . El liberalismo y la cuestión indígena en Bolivia . Students for Liberty . [Online] mayo 9, 2024. [Cited: diciembre 15, 2024.] https://studentsforliberty.org/es/blog/el-liberalismo-y-la-cuestion-indigena-en-bolivia/.
3. Lévy-Bruhl, Lucien. El alma primitiva. Barcelona : Planeta – Agostini, 1974.
4. De ahí que Borges, en su célebre discurso “El escritor argentino y la tradición”, llegase a sostener “creo que nuestra tradición es toda la cultura occidental”.
5. Véase: Alberdi, Juan Bautista. Bases. Buenos Aires : Biblioteca del Congreso de la Nación , 2017. Quien ha sostenido fervientemente: “¿Quién conoce caballero entre nosotros que haga alarde de ser indio neto? ¿Quién casaría a su hermana o a su hija con un infanzón de la Araucania, y no mil veces con un zapatero inglés?”6. El primer factor supone la existencia de una economía mixta que de la posibilidad de conformar una burguesía, esto sería lo más cercano a lo planteado por Alvaro García Linera; lo segundo supone una economía mucho más intervenida y un empezar ex nihilo