Entre la romantización de la pobreza y la Manipulación política

Seguramente te preguntarás, ¿cómo se puede “villerizar” algo? Y justamente aplicar esto a la cultura, para entender a la idea que quiero presentarte debemos entender que, dentro de la cultura argentina, esta misma que es conocida por el fútbol, asado, tango y su tendencia a elegir el peor político posible. Dentro de la misma forma parte la cultura de la villa que no es nada más y nada menos, una cultura que se forma en los barrios marginales que se extienden por toda la República Argentina, con grandes parentescos con las favelas brasileñas. 

Esta cultura propia que se genera de forma espontánea debido a como el resto de la sociedad argentina margina/desplaza a la gente que es originaria de la misma.  El porqué de este artículo es que el Kirchnerismo quiso fomentar e implementar esta cultura de las villas, como la cultura que define a la Argentina desde el aparato estatal.

La “Villerización de la Cultura” implica la expansión y glorificación de los valores y costumbres de las villas miseria, llevándolos a un estándar cultural aceptable o incluso admirable. Esta narrativa ha sido impulsada por el kirchnerismo, que, a través de políticas y discursos, ha presentado a las villas no sólo como lugares de resistencia, sino como espacios en los que habita la verdadera esencia del pueblo argentino. Aunque esto generó cierta empatía social, también encubrió problemáticas graves como la marginalización, la pobreza extrema y la violencia.

Tomando prestadas las palabras de Gloria Álvarez, “el socialismo ama tanto a los pobres que los multiplica”. En Argentina, durante el kirchnerismo, esta tendencia se hizo especialmente evidente. Se utilizaron fondos públicos de manera indiscriminada para financiar eventos, conciertos y hasta una fecha especial para celebrar la ‘identidad villera’, el 7 de octubre. Paradójicamente, a medida que la pobreza aumentaba, más se exaltaba esta identidad, creando una especie de círculo vicioso.

Se combatía el aspirar a ser rico, a trabajar para salir de esas condiciones marginales y sumado a eso, si vos eras originario de una villa, trabajas y triunfabas para lograr salir de esas condiciones, pero NO apoyabas al régimen “K” y/o lo criticabas, te tildaban de “Desclasado” o como, un insulto que recibió Carlos Tévez a la hora de mencionar la pobreza de la provincia de Formosa, “Villerito Europeizado”. Podemos ver cómo el Kirchnerismo ataca todo lo que lo critica, expone sus falencias o lo que ataca su relato. 

Un tema recurrente en la discusión sobre la “Villerización de la Cultura” es la romantización de la pobreza. En lugar de reconocerla como una situación que debe superarse, ciertos discursos políticos la presentan como una virtud. Este enfoque no solo desmotiva a las personas a mejorar su situación, sino que también justifica la falta de soluciones reales para los problemas estructurales que enfrentan las villas. Desde los aspectos culturales como la música que propagó mucho el consumo de drogas, el odio irracional hacia las autoridades, contra la policía y contra la gente de extractos sociales más elevados, también el hecho de salir a delinquir. En este último caso, hasta desde el sector político, como fue el caso de Guillermo Moreno a quien voy a citar textualmente: “Si algún muchacho quiere vivir de lo ajeno, que lo haga pero con códigos” dejando explícitamente en claro que desde el sector peronista no hay respeto por la propiedad privada y que el hecho de robar se podría ver como una salida “laboral”. 

Hacemos esta crítica porque desde el Liberalismo creemos en el capitalismo no sólo como motor de desarrollo de un país sino también como un antídoto contra la pobreza, y además porque creemos firmemente en el respeto de la propiedad privada y en el respeto irrestricto por el proyecto de vida del prójimo. Como nos enseñó nuestro máximo prócer del liberalismo argentino Alberto Benegas Lynch (hijo). Además de la romantización de la pobreza, el kirchnerismo supo manipular la imagen de las villas a través de figuras populares como Diego Maradona, para conectar emocionalmente con las masas. Estas figuras representan historias de éxito que parecen legitimar la cultura villera como símbolo de superación. Sin embargo, detrás de estas historias hay miles de personas que siguen atrapadas en la pobreza, sin acceso a oportunidades reales de desarrollo. 

Las situaciones de violencia y marginalidad que se viven en estos lugares no son algo a lo que debemos aspirar como sociedad, con esto no quiero caer en que la gente de las villas es mala, que delinque o que es pobre porque quiere. Debemos desde el sector liberal verlos como víctimas de un sistema que quiso mantenerlos en la pobreza, que quiso promulgar valores como que salir a delinquir empuñando un arma y bajo el consumo de drogas es algo bueno. Sin embargo, hubo mucha gente que no cayó en esta trampa que estaba dejando los K. Porque en las pasadas elecciones que coronaron a Javier Milei como presidente, se observó un gran apoyo de la clase baja. Esto se explica por el simple hecho de que el ser humano es ambicioso, quiere progresar, desea que su descendencia viva mejor y por sobre todo quiere autonomía. 

La subestimación y el sentimiento de “traición” que le quedó al Kirchnerismo después de que el sector electoral que sentían que tenían en su bolsillo por el simple hecho de “regalarles” cosas como electrodomésticos, bolsones de alimentos y bicicletas entre otras cosas a cambio de votos, es algo que hasta el día de hoy es motivo de disfrute. 

La “Villerización de la Cultura” es un fenómeno que, lejos de generar progreso, puede perpetuar la marginación y la dependencia estatal. Si bien es importante visibilizar las realidades de las villas, romantizar la pobreza solo contribuye a ocultar las soluciones de fondo que el país necesita. Argentina debe apostar por políticas que promuevan la verdadera inclusión social y económica, sin utilizar la cultura de las villas como herramienta política. Solo así podremos construir una sociedad más justa y próspera.

Como mencione anteriormente, la promoción y defensa del sistema capitalista debe ser uno de los principales pilares del Liberalismo en Latinoamérica, dado que las ideologías de izquierda que constantemente azotan nuestra región fomentando siempre la lucha entre ricos y pobres, su odio irracional hacia al capital, su envidia y resentimiento contra el empresario o directamente contra el emprendedor. No deja ver que es mediante la inversión, desarrollo tecnológico e innovación empresarial que vamos a disminuir los niveles de pobreza y que la gente que se encuentre en dichos niveles vivirá mejor. Creo firmemente que desde el liberalismo debemos bajar de la elite intelectual para tener más empatía y tratar de entender y no discriminar a los sectores populares que simplemente buscan desarrollarse y superarse para vivir mejor.

Fuentes: https://www.clarin.com/zonales/-villerito-europeizado-gobierno-insfran-insulto-tevez-describir-pobreza-formosa_0_YjXcmYRnI.html
https://www.infobae.com/politica/2019/04/24/guillermo-moreno-si-algun-muchacho-quiere-vivir-de-lo-ajeno-que-lo-haga-pero-con-codigos/

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