¿Les parece si hablamos un poco sobre vacunas, laboratorios farmacéuticos y financiamiento estatal? Creo que al día de hoy varios de nosotros sabemos un poco más que antes acerca de cómo funciona la industria farmacéutica, nos dimos cuenta por ejemplo que no en todos los casos las vacunas necesitan diez o quince años para su desarrollo, el problema realmente era su financiamiento, aunque insisto que no en todos los casos.
Claro está que pocos inversionistas se arriesgarían a poner su dinero en juego para el desarrollo de un producto farmacéutico que no tiene ninguna garantía de ser efectivo, pero para fortuna nuestra los fondos estuvieron disponibles y ya tenemos no solo una sino varias vacunas en el mercado mundial y que por cierto son los gobiernos los principales compradores, lo cual se puede convertir en un problema pero ya hablaremos de esto en otro post si se da la oportunidad.
Si leemos algunos de los principales medios digitales internacionales nos damos cuenta que la financiación de las vacunas producidas por diversos laboratorios farmacéuticos a nivel mundial provino de tres fuentes: donaciones, fondos privados y fondos estatales, estos últimos son muy importantes ya que representaron la mayor parte de los recursos ofrecidos. En regiones como la nuestra, nos damos cuenta que en la mayoría de casos la administración publica no funciona como debería y que en todo lo que se involucran resulta un dolor de cabeza para el ciudadano contribuyente, entonces surge la inquietud de cómo puede ser posible que el desarrollo de vacunas contra el Covid19 fue tan rápido y eficiente si los gobiernos de varios países se vieron involucrados aportando la mayor cantidad de recursos. Bueno, fíjense bien que mencioné aportación de recursos, no que los gobiernos se participaran directamente en su desarrollo en la mayoría de los casos, esto significa que nos saltamos el peso de un aparato público grande, pesado y en fin difícil de sobrellevar, dejando el trabajo casi por completo a los investigadores clínicos y demás colaboradores dentro de la industria farmacéutica privada que sabe mejor lo que se requiere para llevar a cabo procesos de la manera más eficiente posible en su respectivo ámbito de trabajo. Esto quedó demostrado con los altos niveles de efectividad de alrededor del 95% en vacunas provenientes de laboratorios como Pfizer/BioNTech y Moderna en los Estados Unidos para poner un par de ejemplos.
El gran economista Murray Rotbard en “Gobierno, Ciencia y Tecnología” de mediados del siglo pasados, explicaba que si los gobiernos quieren llevar a cabo un proyecto de la manera más eficiente posible, lo más recomendable es contactarse con los expertos del sector privado que ya poseen el conocimiento previo y necesario para el desarrollo de actividades del proyecto en cuestión y creo que esta oportunidad fue ideal para demostrar estos postulados, una emergencia en la que no podía haber fallas ni retrasos de gran magnitud ya que millones de vidas corren riesgo a nivel mundial y nadie está a salvo.
En muchos casos un gran número de personas piensan que para problemas de tal envergadura sólo el Estado con su poder podría resolver este tipo de situaciones, aunque la evidencia empírica ha demostrado lo contrario, aún así creo y esto es una postura muy personal que esta forma un tanto híbrida de cooperación público privada podría ser una especie de puente con aquellas ideas que defienden la presencia estatal en todos los ámbitos de la sociedad posibles, aunque claro está que no es una simbiosis perfecta y debe ser evaluada con mucho detenimiento para lograr una mayor y mejor potenciación de resultados finales óptimos, pero es un buen punto de partida para comenzar a derribar algunas murallas.
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