Las veladas de la calle San Lázaro, Gustave de Molinari
Conversaciones sobre las leyes económicas y defensa de la propiedad
Traducido al español por Soledad R. Castillo Jara y Vincent P.H.R. Dumortier
Hoy, 6 de enero de 2025, día de la Epifanía deseamos mostrarles el gran trabajo del equipo de traducción de estudiantes por la libertad Latinoamérica. Les ofrecemos una obra entera hasta ahora desconocida y con traducción inédita al español. Quiero brindarle mis más sinceras felicitaciones al dúo conformado por Soledad Castillo (Coordinadora Senior EsLibertad Perú) y Vincent Dumortier por ser quienes encabezan esta iniciativa que permitirá a un público hispanohablante poder disfrutar de esta obra tan desconocida en estos lares. Por tanto, les ofrecemos este pequeño obsequio a todos ustedes coordinadores y lectores del blog EsLibertad en este Día de Reyes.
Sinceramente y por la libertad
Alejandro Rameth Aréstegui Callo, Coordinador/Editor del Blog EsLibertad
AVISO: para leer el prefacio de los traductores y el prólogo de la obra por favor haga Click en los triángulos de color negro para abrir el desglosable que contiene el documento en cuestión.
Prólogo de los traductores
Las veladas de la calle San Lázaro, cuyo título original es Les soirées de la rue Saint-Lazare, es una obra de Gustave de Molinari publicada en 1849. A lo largo de doce veladas, el autor nos presenta una serie de diálogos ficticios entre un economista, un conservador y un socialista sobre temas de gran relevancia como la propiedad, la herencia, el crédito, el comercio internacional, entre otros1.
Gustave de Molinari nació en Lieja (que pertenecía al extinto Reino Unido de los Países Bajos y hoy está situada en Bélgica) el 3 de marzo de 1819. Se conoce poco sobre su infancia y adolescencia, salvo que fue hijo del conde de Molinari, médico oficial del ejército de Napoleón. En 1840 se mudó a París y, en medio del paisaje intelectual de dicha ciudad, se hizo conocido por sus ideas liberales. Se acercó a la Sociedad de Economía Política (Société d’Économie Politique) y, en 1843, publicó su primer ensayo sobre la influencia del ferrocarril en la economía europea. Fue subsecretario de la Liga por la Libertad de Comercio (Ligue pour la Liberté des Échanges) liderada por Frédéric Bastiat y editor de la revista de dicha liga, El libre comercio (Le libre commerce). En 1846 publicó su primer libro titulado Estudios económicos sobre la organización de la libertad industrial y la abolición de la esclavitud (Études Economiques sur I’Organisation de la Liberté industrielle et I’abolition de I’esclavage).
En 1851, debido al golpe de Estado de Luis Napoleón Bonaparte, regresó a Bélgica, donde fundó el periódico El Economista (L’ Economiste) en 1855. Además de sus actividades como periodista y redactor de obras económicas, enseñó en el Museo Real de la Industria de Bruselas y en el Instituto Superior de Comercio de Amberes. Regresó a Francia en la década de 1860, donde se convirtió en editor del Periódico de Debates (Journal des Débats) y redactor en jefe del Periódico de los Economistas (Journal des Économistes). Falleció en Adinkerke, un pueblo costero de Bélgica, el 28 de enero de 1912. Está sepultado en el cementerio Père Lachaise de París a un metro de Benjamin Constant y a unas decenas de metros de Jean-Baptiste Say, dos otras grandes figuras de la Escuela Liberal Francesa.
Las veladas de la calle San Lázaro se inscribe en el contexto revolucionario de Europa en 1848. Por un lado, Molinari discrepa de las ideas socialistas que se instalaron en Francia durante la década de 1840. Recordemos que el autor fue contemporáneo de Marx y este libro fue publicado un año después del Manifiesto del Partido Comunista. Por otro lado, se dirige a los conservadores y les cuestiona su débil entendimiento de las leyes económicas. Esta obra, por lo tanto, no es solo una reacción frente al socialismo y el conservadurismo. Es también una afirmación de la libertad individual y una defensa del derecho de propiedad. Así, el economista que participa en las veladas no es un partidario de la izquierda ni de la derecha. Es un pedagogo liberal dispuesto a demostrar la existencia de leyes económicas y convencernos de seguir dichas leyes para construir sociedades prósperas.
Esta obra generó controversia en su tiempo y contiene elementos relevantes para el debate económico y político actual. Fue especialmente polémica la décimo primera velada en la que Molinari argumenta que muchos bienes públicos, incluidos los servicios de policía y defensa, podrían ser proporcionados a través del libre mercado. Es por este argumento, desarrollado con mayor profundidad en su obra Sobre la producción de seguridad (1849), que Molinari es considerado por algunos autores como un precursor o padre fundador del anarcocapitalismo2. Este y otros asuntos que Molinari presenta aquí, como la propiedad intelectual, la regulación de ciertas profesiones y la intervención del Estado en la educación y la cultura, siguen avivando el debate dentro y fuera de los círculos liberales.
Traer al público hispanohablante una traducción de calidad de Las veladas de la calle San Lázaro es un esfuerzo conjunto de Estudiantes por la Libertad (EsLibertad) y Liber & Libertas (L&L) que se concretará a lo largo del año 2025 mediante la publicación mensual de una velada en el blog de EsLibertad. EsLibertad es la marca latinoamericana de Students for Liberty, una red internacional cuya misión es educar, desarrollar y empoderar a la siguiente generación de líderes por la libertad. Liber & Libertas es una editorial dedicada a publicar textos correspondientes a la tradición liberal francesa que son poco conocidos en el ámbito hispanohablante. Desde ambas organizaciones, confiamos en que esta traducción aportará al conocimiento económico y a la difusión de las ideas liberales en América Latina.
Lima, diciembre de 2024,
Soledad R. Castillo Jara (EsLibertad) y Vincent P.H.R. Dumortier (L&L)
Prefacio
La sociedad, decían los economistas del siglo XVIII, se organiza en virtud de leyes naturales; estas leyes tienen por esencia la Justicia y la Utilidad3. Cuando son ignoradas, la sociedad sufre; cuando son plenamente respetadas, la sociedad disfruta de la máxima abundancia y la justicia reina en las relaciones humanas.
¿Son estas leyes providenciales respetadas o ignoradas en la actualidad? ¿Tienen los sufrimientos de las masas su origen en las leyes económicas que gobiernan la sociedad o en los obstáculos que se oponen a la acción benéfica de estas leyes? Esta es la pregunta que han planteado los acontecimientos.
A esta pregunta, las escuelas socialistas responden a veces negando que el mundo económico esté, como el mundo físico, gobernado por leyes naturales; a veces afirmando que estas leyes son imperfectas o viciosas, y que los males de la sociedad proceden de sus imperfecciones o de sus vicios.
Los más tímidos concluyen que estas deben modificarse; los más audaces opinan que debe hacerse tabula rasa de una Organización radicalmente mala y reemplazarla por una nueva Organización.
La base sobre la que descansa todo el edificio de la sociedad es la propiedad; por lo tanto, los socialistas se esfuerzan por alterar o destruir el principio de propiedad.
Los conservadores defienden la propiedad; pero la defienden mal.
He aquí el por qué.
Los conservadores son naturalmente partidarios del statu quo; consideran que el mundo va bien tal como está, y se espantan con la sola idea de cambiar algo en él. Evitan, en consecuencia, sondear las profundidades de la sociedad, por temor a encontrar allí sufrimientos que harían necesaria cualquier reforma en las instituciones actuales.
Por otro lado, no les gustan las teorías y tienen poca fe en los principios. Sólo de mala gana se involucran en una discusión sobre la propiedad; parecería que temen el resplandor por este principio sagrado. Siguiendo el ejemplo de aquellos cristianos ignorantes y salvajes que antaño proscribían a los herejes en lugar de refutarlos, invocan la ley, antes que la ciencia, para vencer las aberraciones del socialismo.
Me ha parecido que la herejía socialista requería otra refutación y la propiedad, otra defensa.
Reconociendo, como todos los economistas, la propiedad como base de la organización natural de la sociedad, he investigado si el mal denunciado por los socialistas, y que nadie, a menos que sea ciego o de mala fe, puede negar, proviene o no de la propiedad.
El resultado de mis estudios y de mis investigaciones ha sido que los sufrimientos de la sociedad, lejos de tener su origen en el principio de propiedad, provienen, por el contrario, de ataques directos o indirectos a este principio.
De ello concluí que la solución del problema, a fin de mejorar la situación de las clases trabajadoras, está en la pura y simple liberación de la propiedad.
Cómo el principio de propiedad sirve como base para la organización natural de la sociedad; cómo este principio no ha dejado de ser limitado o ignorado; qué males surgen de las profundas heridas con las que ha sido acribillado; cómo finalmente la liberación de la propiedad devolverá a la sociedad su organización natural, una organización equitativa y útil en esencia, tal es la sustancia de estos DIÁLOGOS.
La tesis que emprendo sustentar no es nueva; todos los economistas han defendido la propiedad, y la economía no es sino la demostración de las leyes naturales que tienen como base la propiedad. Quesnay, Turgot, Adam Smith, Malthus, Ricardo, J.-B. Say han pasado sus vidas observando y demostrando estas leyes; sus discípulos, los Sres. John Ramsay Mac Culloch, Nassau William Senior, James Wilson, Charles Dunoyer, Michel Chevalier, Frédéric Bastiat, Clément Joseph Garnier, etc4., persiguen con pasión la misma tarea. Me he limitado a seguir el camino que ellos trazaron.
Quizá parezca que he ido demasiado lejos, y que a fuerza de querer mantenerme en el camino recto de los principios, no he podido evitar el abismo de las quimeras y las utopías; ¡pero no importa! Tengo la profunda convicción de que la verdad económica se esconde bajo estas quimeras y bajo estas aparentes utopías; tengo la profunda convicción de que sólo la completa y absoluta liberación de la propiedad puede salvar a la sociedad, realizando todas las nobles y generosas esperanzas de los amantes de la justicia y de la humanidad.
- Cada personaje es un tipo-ideal que encarna una corriente de pensamiento. El economista representa la postura liberal, pues se posiciona a favor del individuo y recela de las intervenciones estatales. Sin embargo, al traducir el texto, hemos preferido mantener la denominación original de “el economista” en lugar de cambiarla por “el liberal”. ↩︎
- Así lo consideraba Murray Rothbard en el prólogo de La producción de seguridad, calificando esta obra como “la primera presentación en la historia de la humanidad de lo que ahora se llama «anarcocapitalismo» o «anarquismo de libre mercado»” (Mises Institute, 1977). También lo hace Miguel Anxo Bastos en el prólogo de una edición más reciente de Sobre la producción de seguridad (Unión Editorial, 2021). ↩︎
- NdT: Si bien el uso abusivo de mayúsculas es criticable en la actualidad, la mayúscula enfática era frecuente en el pasado. A lo largo de este texto, hemos decidido respetar el formato adoptado por el autor en la versión original (mayúsculas, cursivas, etc.). ↩︎
- NdT: En la versión original aparecen únicamente los apellidos de estos discípulos de los economistas clásicos. Hemos agregado los nombres para evitar que sean confundidos con personajes homónimos. ↩︎