La Alcaldía de Quito, capital del Ecuador, es una de las instituciones políticas con peor imagen en el país actualmente. Al igual que la Asamblea Nacional, los numerosos casos de corrupción, la falta de acción y el poco impacto en la ciudadanía han sido factores decisivos para que se lleve esta reputación. Recientemente, hubo un cambio en la administración de la ciudad, donde se destituyó a Jorge Yunda y Santiago Guarderas tomó su lugar. A continuación veremos cómo ha iniciado su administración Santiago Guarderas y cómo busca un Quito más digno.
La administración de Guarderas ha tomado un enfoque de mano dura y reordenamiento de la ciudad, algo que nace en contraposición al evidente abandono que han representado las pasadas alcaldías para la ciudad, especialmente la zona urbana. A
raíz de esto, nace el nuevo eslogan: “Por un Quito digno”. Sin embargo, en los pasados días, han existido una serie de redadas a comerciantes en la ciudad, donde la violencia ha tomado mucho protagonismo. Por ese motivo es más que válido cuestionarse, ¿Quito digno? ¿Para quién? Porque ciertamente para los comerciantes, no lo ha sido. El conflicto entre oficiales de control municipal y comerciantes ha venido escalando últimamente, donde los derechos de propiedad, al trabajo, a ser libres son atentados, así como la misma dignidad humana.
Sería bueno conocer la perspectiva de las autoridades, pero lastimosamente es muy difícil, casi imposible que las autoridades de control accedan a entrevistas. De lo que se puede evidenciar, estos controles municipales y redadas se suelen hacer para que haya un “buen uso del espacio público” y para “mantener el orden”. No obstante, la violencia termina siendo una de las principales protagonistas en un fallido intento por mantener el orden. En lugar de tomar estos acercamientos, que buscan camuflar el principal problema: la FALTA DE OPORTUNIDADES; deberían las autoridades enfocarse en atacar la raíz. Conseguir
empleo en Quito, al igual que en todo el país es muy difícil, emprender es muy costoso y surge así, la informalidad.
De esta manera, quiero terminar dejándoles esta reflexión en su cabeza: ¿qué haría yo si no pudiese comer ni conseguir un empleo o emprender? Bueno, pues eso es lo que hacen las personas en Quito, pero el Municipio en un intento de lavar su imagen, busca “limpiar” las calles de los comerciantes, limitando sus oportunidades, violentando sus derechos y atentando contra la libertad y dignidad. Es así, que me pregunto: Quito, ¿digno?
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