Por: Diego Alejandro Velásquez Lozada
País: Bolivia
-A la hora de plantear la pregunta, ¿qué es la libertad?, se suele decir: “es hacer sin restricciones”,
“no ser oprimido”, “poder decidir”, quizás obviando la complejidad del asunto. Dejando de lado
estos ejemplos de expresiones coloquiales, conviene abordar dos cuestiones fundamentales de
filosofía del lenguaje y la filología:
La “libertad” es, ante todo, una palabra que ha tenido diferentes matices e interpretaciones a lo largo
de la historia. Al observar algo, asociamos palabras al mismo objeto, lo que puede llevar a errores al
interpretar un concepto o traducirlo con el paso del tiempo o la distancia cultural. No es lo mismo
“rule of law” que “estado de derecho”; aunque se traduzcan de la misma manera, estos dos tienen
diferencias fundamentales, como por ejemplo que el “rule of law” inglés tiene características como
la ausencia de un poder arbitrario, la sujeción de todo hombre cualquiera sea su posición, y el
predominio de elementos del “common law”, como el hecho de que los principios generales de su
constitución sean fruto de decisiones judiciales y no de principios generales abstractos. Mientras
que “estado de derecho” se entiende como la presencia de la división de poderes, la supremacía de
la ley, etc.
Sin embargo, “libertad”, al ser algo de carácter más abstracto, es difícil asignarle una definición
concreta. Por ejemplo, según la RAE, “libertad” es la “Facultad natural que tiene el hombre de obrar
de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Según los griegos
en tiempos de Solón, Pericles y Temístocles (al menos según los académicos contemporáneos a
nuestra idea de libertad), asociaban la palabra “libertad” al término “isonomía” (igualdad ante las
leyes), lo que les daba la facultad de decidir autónomamente. Se suele tener por primer registro
escrito de la palabra “libertad” en el “Ama-gi”, que traducido significaba “volver a la madre”, y era
la marca para los esclavos liberados. Hoy en día, con dificultad reduciríamos el concepto de
“libertad” al simple hecho de no ser esclavo.
El lenguaje presenta límites en la expresión de conceptos. Por tanto, el desafío es ver qué elementos
tiene la palabra “libertad” a lo largo de la historia humana para poder concatenar una teoría de lo
que es, al menos, en su sentido histórico “libertad”. Por poner dos breves ejemplos de diversos
contextos:
- Moisés instaba al faraón a dejar ir sin oponer fuerza a los hijos de Israel.
- El “Ama-gi” sumerio representaba el fin de las labores forzadas por otro, es decir, el fin de su
condición de esclavo.
A modo de conclusión, es notable un elemento común en la historia y en las diversas traducciones e
interpretaciones a la hora de asociar conceptos a la palabra “libertad”: ese elemento es la ausencia
de coacción. Por lo tanto, en tendencia histórica, al asociar la palabra “libertad” se trata de eso.
Naturalmente, un solo breve artículo no basta para tratar todos los matices de esa palabra, y la
intención de este artículo más bien es tratar de reivindicar lo que es y fue la aplicación realista y
objetiva de esa palabra en tendencia histórica, más allá de especulaciones filosóficas sobre el caso
(siempre necesarias), como por ejemplo: la libertad positiva y negativa de Isaiah Berlin. No es
menester aclarar que el liberalismo se trata de una ideología fundada en una visión de libertad
anglosajona, visión que generó bienestar (léase En Defensa del Capitalismo Global por Johan
Norberg), sin embargo, es conveniente traer a colación que el liberalismo lleva una idea de libertad,
que aún no exime a los académicos de desentrañar este concepto en su totalidad.
Estudiante de derecho y ciencias políticas y coordinador local estudiantes por la libertad.