Politica Fuera de Linea: Desconectados de la realidad

En el sistema democrático y republicano de gobierno en el cual vivimos, quienes ejercen funciones de gobierno designados por el voto popular se erigen como representantes de la voluntad popular, de sus deseos, de sus intereses, de sus necesidades, de sus mandatos, no son ni más ni menos que individuos a los cuales se los ha dotado de poder, por el periodo de un tiempo determinado para tomar decisiones colectivas y vinculantes para el conjunto de la sociedad.



Sin dudas que en la teoría parece algo abstracto y aburrido, pero en la práctica se nos hace un poco más complicado poder entenderlo, y es lo que me lleva a preguntarme (y últimamente con mayor frecuencia): en el medio de una de las crisis, económica, sanitaria y social más grande de los últimos tiempos ¿Están los dirigentes de turno representando la voluntad de sus representados o por el contrario se encuentran siguiendo su propia agenda y siendo fieles a sus propios intereses?

No sé si podré responder a esa pregunta, pero me gustaría presentar algunos hilos de los cuales tirar y que permita a cada uno de los lectores sacar sus propias conclusiones, los invito a pensar, analizar y criticar el accionar de nuestra clase dirigente (independientemente el color político al cual respondan). Si, ser crítico del oficialismo y de la oposición también es válido, y sin dudas es lo que permite generar un debate más profundo y elevado del que muchas veces se presenta en la realidad, ya que considero que una ciudadanía crítica, comprometida, honesta y responsable obligará a nuestros representantes a no alejarse (demasiado) de esos valores. Quizás suene utópico pero acompáñenme en este recorrido, puede ser que al final nos quedemos con más preguntas que respuestas pero al menos sabremos por dónde comenzar.

La Argentina es para mí, ese país en el cual nunca te aburrís (con lo bueno y lo malo que puede significar eso), todos los días nos levantamos con alguna noticia rimbombante que muchas veces nos despierta más rápido que lavarnos la cara con agua fría, así hay días que me pregunto si las noticias que estoy viendo, leyendo o escuchando son reales, si la clase dirigente entiende realmente la magnitud de lo complicada de la situación que estamos viviendo, hasta me he llegado a preguntar si nuestros representantes viven en el mismo país que vivo yo.

Voy a comenzar intentando presentar la agenda de la política con lo que considero es la agenda de la ciudadanía, lo que en mi opinión le preocupa realmente al ciudadano de a pie. 

Desde marzo que el Covid-19 llegó a nuestro país, se han sucedido innumerables acontecimientos, comenzando por desafortunadas declaraciones de quien preside el Ministerio de Salud de la Nación, afirmando que “preocupaba más el dengue que el coronavirus”, anunciando y prorrogando un pico que nunca llegó (o sí?), de ahí pasamos una cuarentena estricta que en rigor duro menos de los más de 160 días que llevamos bajo esta modalidad, hemos escuchado que “había que cuidar la salud porque de la economía se vuelve pero de la muerte no” presentando a mi parecer una falsa dicotomía entre salud y economía, cada dos o tres semanas se presentaban el Presidente de la Nación, el Jefe de gobierno porteño y el gobernador de Buenos Aires (en ocasiones acompañados virtualmente por otros gobernadores) anunciando una extensión de la cuarentena, presentando gráficos y filminas (generando innumerable cantidad de desmentidas por parte de las embajadas de países aludidos) en fin, la pandemia ocupo un lugar central en la agenda política y de la ciudadanía, no es para menos mencionar que en los primeros meses según varias encuestas la imagen y aceptación del Presidente de la Nación era de las más altas de la región, y la preocupación por la salud superaba enormemente los miedos por un deterioro económico, pero la dinámica misma de la situación, los conflictos, la desnudez de las desigualdades y carencias existentes a lo largo y ancho de nuestro país, llevo a que esto fuera mutando, así mes tras mes las mediciones iban cambiando, y paradójicamente a medida que aumentaban los casos de contagiados disminuía la preocupación por el virus y aumentaba el malestar de aquellos que se veían imposibilitados de trabajar, empleados que habían perdido sus trabajos o disminuidos sus salarios, familias que debían recurrir a un ingreso familiar de emergencia (IFE) por hallarse en una situación de marginalidad y vulnerabilidad preocupante, fue allí donde el Estado se sorprendió al encontrarse con más de 11 millones de solicitudes para acceder al IFE, otorgando en rigor alrededor de 8 millones cuando se lo había pensado para un estimado de 3 millones, no voy a cuestionar una ayuda para aquellos que se vieron fuertemente afectados por la pandemia, pero sí creo que no se está pensando la convergencia de esta ayuda y la reposición de los empleos formales, depender de un ingreso momentáneo que cada vez se hace más permanente es caer en un asistencialismo que solo sirve para acrecentar el poder de punteros políticos que toman de rehenes a los “beneficiados” a cambio de votos que permitan que la rueda siga girando sin cambiar nada.

Mientras tanto vemos todos los días cerrar bares, restaurantes, hoteles, empresas de turismo, vemos como empresas de aviación se van del país (no por la pandemia, sino por no ver un futuro promisorio), vemos como se trata de “miserables” a quienes generan riqueza y trabajo en el país, se avanza (con vueltas atrás) en la intervención de una empresa privada (que deberá rendir cuentas a la justicia y si hubo desmanejo de fondos o irregularidades deberá recaer el peso de la ley sobre ellos).

Vemos cruces y chicanas de un lado y otro de la General Paz en favor de mayores o menores aperturas según el lado de la grieta en el cual nos paremos. Acá me quiero detener un momento, la pequeña pyme, el kiosquero de la vuelta de tu casa, el dentista, el abogado, el profesor, el empresario rural, el servicio doméstico, el albañil, el que vive de changas, la inmensa mayoría de argentinos que no llega a fin de mes con su sueldo (que dicho sea de paso viene castigado hace rato), todas estas personas que tienen sueños, deseos e intereses que votan a representantes para que generen las condiciones necesarias para que cada uno pueda desarrollar su vida de la mejor forma posible, ¿tiene en su agenda diaria a la empresa Vicentin?, ¿Le interesa escuchar discusiones sobre “el valor de la palabra presidencial”, dicho sea de paso tan devaluada al igual que nuestra moneda?, ¿Necesita que le digan porque debe angustiarse? ¿Está de acuerdo con que sea “corrido” con el Código Penal por ir encontrarse con sus familiares?, los jubilados tan golpeados y castigados por absolutamente todos los gobiernos que han pasado por el poder ¿No tienen derecho a que se debata una reforma jubilatoria que permita por una vez y para siempre que dejen de perder contra la inflación y que sus ingresos les permitan vivir dignamente luego de una vida de trabajo?, ¿Es tan esencial una reforma de la justicia cuando los casos de coronavirus no paran de crecer y donde la mayoría del arco opositor se encuentra en contra y sectores del oficialismo ni siquiera la han defendido? ¿Si se puede sesionar por la reforma judicial no se lo puede hacer por la jubilatoria y que nuestros jubilados no dependan de un decreto presidencial para saber cuánto van a cobrar el mes que viene? ¿Alguien puede decirme en qué le cambia la vida esta reforma al ciudadano de a pie, o está hecha para preservar y defender los intereses de una casta política más preocupada por defender sus conquistas que resolver los problemas estructurales del país?

Sé que son muchas preguntas, y seguramente ustedes tendrán miles más, espero que puedan tener más respuestas de las que alcanzo a expresar en este humilde escrito, para ir terminando solo espero que oficialismo y oposición “bajen del Palacio de Versalles”, escuchen a sus conciudadanos y vuelvan a conectarse con los problemas reales de la sociedad, trabajen y articulen consensos anímense a plantear reformas estructurales de fondo, reformas laborales que permitan crear trabajos genuinos (no que ahoguen a quienes quieren crearlos), los empresarios no son enemigos (hay discursos que atrasan muchas décadas); reformas impositivas que tiendan a reducir impuestos no a aumentarlos, articuladamente si se crean trabajos y más personas pueden acceder al mercado laboral dejando de depender de la asistencia estatal (no tengan miedo por eso, les aseguro que es más la gente que los votaría si logran acceder a un trabajo formal, la dependencia del asistencialismo solo genera un círculo de pobreza del cual no se sale); 

Reformas educativas, que permitan que los estudiantes que egresen del secundario lo hagan con los conocimientos y las herramientas necesarias que los prepare para enfrentar un mundo universitario, terciario o laboral adecuadamente; una reforma estatal que permita agilizar los trámites que se necesiten realizar, que haya menos burocracia y más acción, que esto se replique en los ámbitos provinciales y municipales, no necesitamos más empleados del estado, no queremos más secretarias con títulos que no entran en una tarjetita de presentación, terminemos con la casta política que se perpetúa en los cargos solo por poder, con el nepotismo en los órganos de gobierno, tendamos hacia que los mejores más capacitados y preparados estén en esas órbitas, reformas económicas y fiscales que tiendan a no gastar más de lo que ingresa, a dejar de financiarse con emisión monetaria que solo termina generando inflación y empobreciendo a la clase media y a los sectores más vulnerables, que se generen políticas monetarias que permitan que tengamos una moneda fuerte, que no se devalúe ni deprecie nuestro poder adquisitivo.

Sin dudas el trabajo que se presenta es arduo, y creo estar planteando situaciones que se han planteado décadas atrás, quizás falten varias reformas más, pido disculpas por haber dejado en el camino varios puntos sin tocar, la extensión de este escrito no me permite explayarme más, pero si con esto logre al menos generar un pensamiento crítico, de consenso o de disenso algo del trabajo puede estar comenzando.

Si la clase dirigente política comprende que la situación que estamos viviendo es extremadamente compleja y que para salir de décadas de crisis, decadencia y vulnerabilidad es necesario conectarse con los problemas reales de la ciudadanía, escuchar sus demandas y cumplir con sus mandatos, quizás no todo este perdido mientras esto no suceda y sigan desconectados con la realidad tendremos una política fuera de línea.


Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa

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