Personas indicadas en el lugar correcto

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Es bien sabido que uno de los grandes males que aqueja a nuestra sociedad e impide su progreso es la negligencia -si somos optimistas- , y en los casos más extremos la corrupción. Así, muchos entienden que el problema son nuestros dirigentes, quienes “deben guiar a su pueblo”, y no el diseño institucional que adopta cada país.


Este discurso es muy recurrente por ejemplo en Argentina, donde la gente constantemente habla de la corrupción dentro de la política, pero simultáneamente pide un Estado más fuerte. Resulta irónico y hasta tragicómico esta dicotomía en la sociedad. Aquellos a quienes se acusa de deshonestos y manipuladores son al mismo tiempo quienes deben tener más poder para acabar con las distintas problemáticas de la actualidad y, si somos más radicales, controlar empresas de producción, regular el mercado, injerir en aspectos sociales, entre otras cosas. Totalmente delirante.

La relación político-pueblo es algo así como la fábula de la rana y el escorpión. En ella, un escorpión le pide a una rana que lo ayude a cruzar el río, prometiendo no hacerle ningún daño, puesto que si lo hacía, ambos morirían ahogados. La rana accede, subiéndole a sus espaldas, pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Esta le pregunta incrédula: «¿Cómo has podido hacer algo así? Ahora moriremos los dos», ante lo que el escorpión responde: «No he tenido elección; es mi naturaleza».

Podríamos simplificar el relato y decir que los políticos son el escorpión. Sin embargo, eso sería hablar de un problema humano y no institucional. 

Como sociedad no podemos eliminar al Estado, siendo este un ente fundamental para el desarrollo de la sociedad libre. Sin embargo es clave limitarlo para que este no pueda picarnos con su cola.

¿Por qué pensar que alguien o un grupo de personas tienen la capacidad intelectual para atender a todos los problemas de la sociedad? ¿Cómo harían esas personas para elegir a los mejores y asegurarse de que no fallen? y por último ¿Cúal es el incentivo que empuja semejante bondad?

Para ir finalizando la idea, decimos que el problema de la sociedad Argentina es el diseño de nuestras instituciones que atentan contra los derechos de propiedad, las libertades individuales, y el normal y libre desarrollo de la economía.

Creer que la solución viene de la mano de un político benevolente es creer en un mesías, siendo esta una idea infantil denigrante de la dignidad de las personas.


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