Cuando jugamos al fútbol, por lo menos en Argentina, el dueño de la pelota decide cuándo termina el partido. Además, por cualquier tipo de enojo que a éste le pueda surgir, el partido corre el riesgo de ser suspendido y no hay ninguna manera de reflotar esa irrevocable decisión. Esa es la metáfora de la Argentina.
En efecto, no hay personas más fáciles de reconocer y más difíciles de sacar del juego que los dueños de la pelota argentinos. Debemos jugar con sus reglas lo que claramente no queremos pero, a su vez, si ellos no están no puede jugar nadie. ¿A quién me refiero? A los Moyano, Barrionuevo, Baradel, intendentes y gobernadores feudales, empresarios prebendarios asociados al poder y demás agentes que se vienen a la mente de manera casi mecánica y que representan la más absoluta decadencia del país.
Lamentablemente, el mismo año en que nacía Messi, Hugo Moyano ganaba su primera elección aunque Luis Barrionuevo ya estaba en su cargo (desde 1979). El jefe del sindicato de peones de Taxis, Omar Viviani, quien renunció recientemente llevaba en el cargo los mismos años que lleva la democracia ininterrumpidamente. Cuando levantábamos la Copa del Mundo en México, Armando Cavalieri ganaba las elecciones en el Sindicato de Empleados de Comercio. Eso en cuanto a sindicalistas.
En el caso de la política, el más paradigmático por los aborrecibles niveles de pobreza, es el de Gildo Insfrán, que es gobernador de Formosa desde 1995 y había sido gobernador de dicha provincia desde 1987. Alberto Descalzo es intendente de Ituzaingó desde 1995 pero casualmente es el único intendente que el municipio ha tenido en toda su historia. Desde el sector no peronista podemos hablar de las 2 décadas de Gustavo Posse al mando de San Isidro aunque su padre ya había estado entre 1958 y 1962 y entre 1987 y 1999. Uno que consiguió un récord fue Miguel Ángel Pichetto quien estuvo 26 años como legislador (1993-2001 en diputados y 2001-2019 en el Senado).
En la justicia, Carlos Maqueda (sí, el que asesoró a Alberto Fernández en octubre de 2019 sobre cómo sacarle un porcentaje de la coparticipación a CABA) está en la Corte Suprema de Justicia desde 2002, mientras que María Romilda Servini tiene a su cargo un Juzgado Federal desde 1990.
Los ejemplos son innumerables, con mayor y menor peso decisional, con más mediatización o menos, pero lo que cada uno de nosotros debe saber es que todos ellos son parte de la coalición dominante de la Argentina. Cada uno de ellos, con su granito de arena, es responsable de por lo menos uno de los fracasos del país.
Estos dueños de la pelota pueden parar un país, bloquear las entradas de la mejor empresa de la historia argentina (Mercado Libre), gobernar y empobrecer distritos durante décadas y seguir ganando elecciones en base a los aprietes y el clientelismo fascista-chavista y empobrecedor. No es fácil sacarlos pero hay que tener en cuenta quienes son los dueños de la pelota en Argentina.
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