El carácter academicista que tiene el liberalismo genera que exista dentro de él un clima de constante debate. No hay personajes irrefutables o doctrinas pétreas. Sin embargo, esto podría ser un problema.
La conducción es la forma mediante la cual una persona -el conductor- busca guiar a una masa de personas hacia un determinado objetivo, un tipo ideal de sociedad posible. Este “arte de la conducción” no es algo que se pueda aprender, sino que se practica. Está dentro de algunos individuos, y toma gran importancia la percepción o el poder leer las distintas situaciones que se nos presenten. En criollo: tener criterio.
Para esto el conductor debe preparar a su masa. No es una masa ignorante buena para la conducción, sino aquella que sepa, crea y sienta la doctrina.
Peron es el autor del libro “Manual de conducción política” de 1951, un libro que habla de política, negociación, organización social, entre otras cosas.
Sin embargo se repite el hecho de que la doctrina es algo que cambia y se va adaptando a las necesidades de la coyuntura. Pero siempre hay conducción. Siempre está presente la manipulación y control de la masa.
Teniendo en cuenta la reinvención constante que experimenta el peronismo a lo largo del tiempo, su típico “tengo estos principios, si no le gusta tengo otros”, es claro que entienden el concepto.
Además nociones tan abstractas como Justicia social son fáciles de reconvertir si es necesario.
Esas ideas me llevan a pensar ¿Es la conducción el único modo de triunfar políticamente? ¿Solo haciendo populismo se pueden lograr los cambios que hacen falta? Y por último ¿La batalla es cultural o política?
Si es política y sólo desde la conducción, el liberalismo debería probar por ese lado. Apostar a la unidad, marcar los errores de nuestros rivales, tratar de negociar pero sin generar más daño del que ya hay.
Solo una vez hechos los cambios desde arriba, y cuando sus consecuencias positivas sean claramente observables, la cultura cambiaria.
Personalmente tengo dudas respecto a esta cuestión. No sé cual de los dos aspectos prima. Sin embargo me remito a una conversación que tuve hace poco tiempo donde se dijo “Argentina necesita un gobierno republicano al que le vaya bien los primeros 4 años”.
Invito al lector a pensar sobre esta cuestión. ¿Solución política o cultural? Mientras tanto, habría que ir por las dos.
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