Estamos en 2021, pero parece un día de 1952, pleno segundo gobierno del ex presidente Juan Domingo Perón. ¿Por qué la analogía? Allá por esos tiempos, todo aquel comerciante, empresario o microemprendedor debía ser multado o su negocio era cerrado por “especulación de precios”. Sin embargo, nada ha cambiado: La Secretaría de Comercio Interior, Paula Español, le rinde homenaje al difunto general: cierra y clausura coercitivamente las PyMES de comerciantes por encontrar precios que “estaban fuera de los precios máximos de referencia”.
Primero que nada, ante la medida se están avasallando las instituciones del capitalismo -o al menos lo que queda en este país-. Es primordial notar que se está cercenando la responsabilidad, la motivación y la acción humana misma de un emprendimiento, sin importar su tamaño, pero al caso son PyMES. Ver irse casi a la ruina por el mero hecho de no estar de acuerdo con su índole y moral taxativa y categórica con la máscara y el argumento fementido de ‘’la solidaridad’’. Y hablando de solidaridad, debemos hablar de cooperación social, institución inherente al capitalismo. Aquel empresario, grande o chico, está sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad a un menor precio. Esto lo observamos en algo muy básico: el empresario quiere ganar la mayor cantidad de dinero posible, mientras que el consumidor quiere pagar la menor cantidad por unidad; lo que no entiende la sra. Español y sus secuaces es esa simple relación que busca el equilibrio; siempre los individuos del mercado están en busca de ello.
Volviendo al tema: supongamos que el oferente (comerciante) es A, mientras que un individuo con anhelos de comprar un producto es B, y un proveedor es Y. B e Y están necesitados: deben autosustentarse, entonces recurren a A. Está ayudando tanto a B como a Y a tener sustento, mientras que estos dos ayudan a A a tener la disponibilidad tanto de darse de comer a él mismo, a C,D,E,F,G,H (sus empleados) y a su familia. Ahora: Español cierra el comercio, ¿qué pasará? 1) B no va a tener el pan del día; va a tener que recurrir a otro proveedor que le cobra más caro. Como se va a contraer la oferta y la demanda va a subir, porque la gente necesita productos a menor precio, se encontrará con que cerró. Muy pocos se darán el lujo de ir a los comercios que cobran más caro. 2) El caso de Y es mucho más complejo: Y no va a poder proveer más sustento (temporalmente). Esto significa que no va a poder ofrecer productos que contengan ciertas cualidades. Se traduce en menores ingresos, porque después de todo el proveedor está a servicio de los deseos del prójimo. No tiene ingresos: ¿cómo le paga el sueldo a los empleados? ¿cómo va a pagar los impuestos? Pedir un crédito en el mercado de los fondos prestables se hace impagable en estas condiciones. Contratar a otro proveedor de bienes puede resultar igual de caro que a B, con lo cual, la rentabilidad empresarial disminuye, el dueño tiene dos opciones: la primera disminuir el salario de los trabajadores o disminuir la inversión para obtener los mismos beneficios. Esto se realiza en el corto plazo, pero a mediano y largo plazo este fenómeno es insostenible. Como la rentabilidad baja y existe una insostenibilidad a mediano y largo plazo, la PyME sale del mercado.
Muy bien. Tenemos otra institución capitalista: la propiedad privada. Argentina está muy amenazada por las violaciones del Poder Ejecutivo que avasalla una libertad individual inherente al individuo racional que emprende por su propia cuenta sin amparo del Estado. Español y sus acompañantes violaron un derecho natural contra el emprendedor. Avasallar la propiedad privada es un delito de lesa humanidad, ya que violenta la autosustentación del individuo y lo esclaviza ante no poder sobrevivir y emplear la forma de elección de su trabajo; no tiene potestad ante lo que le pertenece y ganó con la labor del trabajo (cosa que Español desconoce); es obligado sin tener intervención del Poder Judicial, lo que le da un rigor de capricho austero por una moral nefasta que terminó siempre en la pobreza, en contraposición al emprendedor por “abusar de precios”.
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