La reciente creación del Colegio de Politólogos en Perú, aunque presentada como una necesidad para la ordenación y profesionalización de la ciencia política, encierra riesgos significativos que podrían comprometer la independencia y la integridad de nuestra profesión. Como estudiante de Ciencias Políticas y ferviente defensor de la libertad académica, siento la necesidad de expresar mis preocupaciones sobre este proyecto que, en lugar de impulsar nuestra disciplina, podría obstaculizar su desarrollo y limitar la pluralidad de voces en un campo tan vital para la democracia.
Uno de los mayores riesgos que plantea la creación del Colegio de Politólogos es la posible instrumentalización política del mismo. La estructura organizativa propuesta puede convertir al colegio en una herramienta de control político, donde normativas y regulaciones sean dictadas por una élite. Esto limitaría la capacidad de los politólogos para ejercer su labor de manera autónoma, restringiendo la libertad de análisis y la independencia crítica. En un contexto global, es fundamental señalar que la carrera de politología en muchos países, como Estados Unidos y varias naciones europeas, no está sujeta a colegiaturas obligatorias. En estos lugares, existen asociaciones profesionales que funcionan sin imponer barreras de entrada, permitiendo a los profesionales afiliarse voluntariamente en función de su compromiso con la calidad y la ética de su práctica.
Por ejemplo, en Estados Unidos, organizaciones como la American Political Science Association (APSA) promueven el desarrollo de la ciencia política a través de la investigación y la educación sin la necesidad de colegiaturas obligatorias, fomentando un entorno donde la competencia y la calidad son las únicas barreras para el ejercicio de la profesión.
La creación del Colegio de Politólogos ha sido llevada a cabo sin el debido diálogo con las instituciones académicas, lo cual es un hecho que no solo es preocupante, sino inaceptable. La falta de consulta a las Escuelas de Ciencia Política y a las asociaciones académicas crea un organismo centralista que podría erosionar las libertades individuales y profesionales. La declaración universitaria de varias instituciones ha resaltado que no se solicitó la opinión de la mayoría de estas escuelas antes de aprobar la ley, lo que indica una desconexión entre el colegio y la realidad profesional.
Este tipo de decisiones unilaterales puede resultar en un colegio que no refleje las verdaderas necesidades y preocupaciones de quienes ejercen en el campo. La participación activa de la comunidad académica es esencial para asegurar que cualquier iniciativa que busque regular nuestra profesión esté alineada con los valores y la realidad de la ciencia política en el Perú. La ausencia de diálogo y consulta con los actores relevantes en el ámbito académico podría dar lugar a un colegio desconectado de la realidad y alejado de las necesidades del ejercicio profesional.
El modelo propuesto para el colegio, que contempla un órgano administrativo de tan solo diez miembros, plantea serias inquietudes sobre la representatividad y la concentración de poder. La posibilidad de que este órgano esté conformado por individuos alineados con intereses políticos específicos pone en riesgo la pluralidad que debe caracterizar a la ciencia política. La creación de una institución que no refleje la diversidad de opiniones y enfoques estará destinada a convertirse en un eco de una minoría política, limitando la innovación y la discusión crítica que son vitales para nuestra disciplina.
Como argumenta Alejandro Falla en su artículo, la colegiatura obligatoria no solo restringe el ejercicio profesional, sino que también perpetúa un rezago medieval donde el conocimiento y la capacidad son monopolizados por unos pocos. Esta monopolización del conocimiento limita el acceso a la práctica profesional y fomenta la exclusividad, un fenómeno que puede dar lugar a una institución que no represente la pluralidad de la profesión, sino que atienda únicamente a los intereses de una minoría política.
Además, la experiencia de otros países, como Colombia, demuestra que la creación de colegios profesionales puede convertirse en un instrumento para cooptar a los profesionales del sector. Este tipo de dinámicas ha llevado a intensos debates sobre la importancia de la autonomía y la independencia en el ejercicio de la ciencia política, lo que refuerza la necesidad de ser cautelosos ante propuestas que parecen limitar nuestra libertad profesional.
Es crucial reconocer que la creación del colegio no se desarrolla en un contexto neutral. Actores políticos, como el congresista José Elías Ávalos y su asesor Miguel Ángel Ibarra, han sido identificados como impulsores de esta ley, lo que plantea preguntas sobre las verdaderas motivaciones detrás de este proyecto. La ley, tal como ha sido concebida, parece más un esfuerzo por establecer un nicho de mercado que un genuino apoyo al desarrollo de la carrera de politología. Esto podría dar lugar a un sistema en el que los favores y la lealtad política primen sobre la calidad profesional, generando un entorno que no favorezca la excelencia en nuestra práctica.
La experiencia de otros colegios profesionales, como el de abogados y el de periodistas en Perú, ha mostrado que la colegiatura obligatoria puede convertirse en un mecanismo de control que restringe la libertad de expresión y el ejercicio profesional. Por ejemplo, el Colegio de Periodistas ha sido criticado por sus intentos de regular la práctica periodística y limitar la autonomía de los periodistas. Estas experiencias deben servirnos de advertencia sobre lo que puede suceder si se permite que intereses políticos y económicos influyan en la creación de colegios profesionales.
La creación del Colegio de Politólogos en Perú debe ser un tema de debate profundo y reflexivo. No podemos permitir que esta iniciativa se convierta en un instrumento de control más que limite nuestra libertad y profesionalismo. Este análisis es un llamado a la acción. En este momento crítico para nuestra carrera y para la historia de la ciencia política en Perú, debemos ser proactivos en la defensa de nuestros derechos y de la calidad de nuestra profesión. Que nuestra voz sea el eco de la libertad y la excelencia.
Referencias
American Political Science Association. (n.d.). APSA. Recuperado de https://apsanet.org
Falla, A. (2024). Colegiatura obligatoria: rezago medieval. El Comercio. Recuperado de https://elcomercio.pe/economia/opinion/colegiatura-obligatoria-rezago-medieval-por-alejandro-falla-i-opinion-noticia/#:~
=Se%20trata%20de%20una%20Ley,los%20usuarios%20de%20los%20servicios.
Colegio de Periodistas. (2024). El Colegio de Periodistas respalda colegiatura obligatoria y rechaza que sea control a la prensa. El Peruano. Recuperado de https://www.elperuano.pe/noticia/207874-colegio-de-periodistas-respalda-colegiatura-obligatoria-y-rechaza-que-sea-control-a-la-prensa
Infobae. (2024). Congreso: proponen que los profesionales egresados de universidades tengan que colegiarse obligatoriamente. Infobae. Recuperado de https://www.infobae.com/peru/2024/06/11/congreso-proponen-que-los-profesionales-egresados-de-universidades-tengan-que-colegiarse-obligatoriamente/
Gestión. (2024). Cobros injustificados para colegiatura: Indecopi dice que son barreras burocráticas. Gestión. Recuperado de https://gestion.pe/economia/cobros-injustificados-para-colegiatura-indecopi-dice-que-son-barreras-burocraticas-colegios-profesionales-ilegalidad-burocracia-noticia/