Desde 1971, cuando se abandonó completamente el patrón oro, los bancos tienen el poder de crear dinero, y lo hacen a través de la expansión del crédito. El sistema actual es de reserva fraccionaria con un coeficiente de caja, lo que significa que los bancos no necesitan guardar todo el dinero que poseen, sino que solo guardan una parte. El coeficiente de caja marca el dinero que debe mantener una entidad financiera sin que pueda ser utilizado para préstamos o inversiones y es fijado por las autoridades monetarias de cada país. Cuanto menor sea el coeficiente de caja, mayor el dinero que los bancos pueden crear y sacar al mercado. Reducir el coeficiente de caja es una política expansiva que puede aumentar la inversión, pero no se debe abusar de esta política porque podría llevar a la economía más allá de la FPP (Frontera de Posibilidades de Producción), lo que suele pasar en los ciclos económicos y es muy dañino. El resultado de estos sistemas fraccionarios es que los bancos terminan creando más dinero del que tienen, lo que se llama efecto multiplicador.
Como siempre, el capitalismo y el libre mercado es acusado de generar esto, así como todos los males de la tierra. Pero esto no es así, en un libre mercado real no existirían los ciclos económicos de auge y depresión, ni burbujas, ni corridas bancarias. Estos son consecuencia de la distorsión que hacen los bancos centrales y gobiernos en la economía. Y estas distorsiones son en parte generadas por el sistema fiduciario de dinero (sin respaldo en oro) y es la razón por la que el mercado financiero ha crecido tanto en los últimos años. Explica el economista Juan Ramón Rallo en su libro Contra la Modern Monetary Theory: “Los mercados financieros juegan el crucial papel de intentar coordinar las necesidades de ahorradores e inversores: su cometido es el de canalizar el ahorro hacia proyectos de inversión con unos perfiles de tiempo y de riesgo compatibles con los deseos del ahorrador” y sigue: “Como resultado de estas mayores incertidumbres asociadas a la moneda fiat, parte de los recursos de la sociedad tienden a sobre concentrarse en el sector financiero y, más en concreto, en el tramo de la gestión patrimonial y de inversiones dirigida a minimizar los riesgos de inflación, de tipos de cambios y de interés. De ahí que no sea casualidad que el peso de estos servicios de intermediación financiera especializada en la asesoría y en la gestión de patrimonios se haya disparado desde la ruptura definitiva de los acuerdos de Bretton Woods, esto es, desde la ruptura de los últimos resquicios del patrón oro…”
La solución de los free market economists, o economistas defensores de la escuela austriaca es ir a un sistema de banca libre, con patrón oro y coeficiente de caja del 100%, si bien hay discusiones sobre esto.
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