Si usted pertenece a la generación Z o del milenio, es probable que recuerde a esa ave legendaria llamada “Zapdos”.
Zapdos era considerado el Pokémon eléctrico más poderoso en los inicios de la serie animada, era casi imposible que fuera derrotado por otro Pokémon promedio, además, su temperamento era agresivo, empero, Zapdos tenía un problema, al ser también tipo volador tenía una fuerte vulnerabilidad al hielo.
Lo mismo pasa con la industria eléctrica mexicana, ¿Qué pasa cuando una sola empresa tiene todo el poder de producir un servicio a la población en general? Durante mucho tiempo, la tiranía estatal en América Latina se ha comisionado la tarea de proliferar las demandas públicas, con el fin de perpetuar una seriada cantidad de ofertas en la agenda política, en detrimento a la libertad de concurrencia.
En el país azteca, son varias las ramas de la industria qué en todas las fases de la producción, están secuestradas por una dicotomía: por un lado, el engañoso cronismo disfrazado de libre mercado (sujeto a contratos y concesiones) y por el otro lado el monopolio público (aunque tampoco libre del cronismo), siendo imposible para el consumidor optar libremente por un servicio o producto y estando sujeto a los intereses particulares de un tropel de ventrílocuos manipulados por la senectud política, incapaz de tener perspectiva a la innovación e incluso llegar a apostar por energías obsoletas (como el carbón), todo esto bajo el falaz discurso de la autarquía.
¿Por qué el discurso del libre el mercado es el más eficaz para cubrir las demandas sociales? Cuándo se eliminan las barreras a la libre competencia, cada uno de los oferentes termina ofreciendo sus servicios al consumidor y para lograr conquistar a mayor consumidores, es importante diversificar el mercado, así adaptándose más a las exigencias de distintos tipos de consumidores, verbigracia, si una empresa no se adapta al interés de las nuevas generaciones, terminará desapareciendo, hoy en día nuestra generación busca optar por la innovación, energías económicas y sustentables, entonces, si yo soy un productor inteligente apostaré por cubrir esas necesidades, en cambio, si soy un monopolio estatal, el consumidor tendrá que adaptarse a lo que yo pueda ofrecerle, además, entre más competencia hay, el Estado tendrá que invertir menos en cuestiones como logística, pues serán menos el número de usuarios que deberán atender, eso sí, entre más descentralización, es menor el control que Estado mexicano tiene en la población y eso es algo que los mercaderes políticos no quieren permitir.
Así que, aunque a veces la escasez sea una razón para alarmarse y evidencia una crisis política energética, también es un menester para visibilizar la importancia de tener alternativas reales y construir los andamiajes para una alianza ciudadana real en favor del libre mercado, pues la sociedad jamás podrá con la naturaleza, sin embargo, es su papel adaptarse a ella.
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