Por: Diego Alejandro Velásquez Lozada
País: Bolivia
-Cuando Immanuel Kant escribía en el año 1795 su célebre obra “Sobre la paz perpetua”, pensaba,
especialmente en política, en términos de las relaciones entre estados 1 . La paz perpetua vendría,
pues, de la política estatal centralizada, al menos para Kant. Lo cierto es que la política, en su
sentido amplio, es el conjunto de las relaciones de poder 2 . Claro está que Kant no ignoraba del todo,
de algún modo, los derechos naturales como un marco fundamental para este cometido, lo cual le da
algunos elementos compatibles con el liberalismo, además de denotar la relevancia que le daba
Kant al individuo.
En síntesis de todo lo anterior, el problema reside en que los desafíos para entender el caos global
trascienden a la sola relación entre estados, ya que las relaciones de poder no son jerárquicas
únicamente, sino que interactúan con una red de dimensiones colosales heterárquica 3 . Esto permite
inferir que hay un número gigante de actores e intereses, más allá del muy conocido “interés
nacional”.
En ese sentido, podemos explorar teoría política, es decir, ¿qué lleva a los políticos y a todos los
actores de poder a tomar las decisiones con las que proceden? En ese sentido, traigo a colación la
teoría que explica satisfactoriamente el caso, y es la “realpolitik” en sus diversas dimensiones, es
decir, la política no entendida en términos de intereses idealistas, sino en términos de interés
egoísta 4 .
En sentido general, todo lo anterior nos permite asumir que un marco liberal daría incentivos a
todos los actores para desenvolverse de forma pacífica en la persecución de sus intereses, en el cual
el conflicto armado sea la opción más costosa e inconveniente para alcanzar sus fines.
¿Pero en qué consistiría un marco liberal y qué lo distinguiría de las ideas de Kant? Más allá de las
distintas bases filosóficas, un marco liberal necesita tener, a priori (de acuerdo a mis conclusiones
personales):
- Una certeza de ley en cuanto a los derechos naturales.
- “Rule of law” en su sentido clásico anglosajón entre la relación entre estados e individuos.
- Estados cada vez más débiles, cuyo poder ejecutivo vaya siendo limitado por instituciones
jurídicas cada vez más descentralizadas. - Una sociedad que tenga a los derechos naturales como valor primordial.
No conviene ser ingenuo y pensar que un proceso de creación de un marco liberal internacional se
haga en pocos años, puede ser un proceso dado décadas. Lo agradable del panorama es que no es
desolador. La idea de un estado garantista de orden filo-liberal ya es un modelo a seguir, al menos
en el grueso de Occidente. Sin embargo, el fortalecimiento del Estado nos puede llevar de manera
irremediable a que pocos actores que poseen el poder del Estado sacrifiquen al mismo estado en pro
de sus intereses, ya que al ser “de todos”, el costo de sus movimientos para perseguir sus propios
intereses disminuye a nivel individual.
1 Kant, I. (n.d.). La paz perpetua. Recuperado en abril de 2024, de [suneo.mx].
2 Real Academia Española. (n.d.). Política. En Diccionario de la lengua española. Recuperado en
abril de 2024, de [rae.es].
3 Liberman, K. (2017). La inteligibilidad reflexiva de lo que ocurre: perspectivas
etnometodológicas sobre la comunicación del sentido. Enfoques, 29(1), 65-104. Recuperado en
abril de 2024, de [scielo.org.ar].
4 Rathbun, B. (2018). The Rarity of Realpolitik: What Bismarck’s Rationality Reveals about
International Politics. International Security, 43(1), 7-55. Recuperado en abril de 2024, de [MIT
Press].
Para cerrar, la pretensión de este artículo, más que dar una respuesta al “¿cómo?”, es una breve
síntesis del “porqué” un orden liberal internacional consolidado y un estado cada vez más reducido
nos acerca cada vez más a la paz perpetua.
Estudiante de derecho y ciencias políticas, coordinador local de estudiantes por la libertad.