Por N
Nicolás Pierini
Coordinador de Academia de Estudiantes por la Libertad
El presidente formal de la Nación, Alberto Fernández, demostró una vez más su irresponsabilidad. Sólo que en este caso, es muy peligrosa porque se puede convertir en una incitación a la violencia colectiva. A los gritos, y con el dedito acusador dijo que va a “enfrentar a los que especulan y a los que guardan 20 mil millones de dólares en el campo y no los liquidan esperando una mejor rentabilidad cuando el país los necesita”.
No conforme con eso, dijo que le iba poner el pecho a esta pelea y que los necesitaba a todos movilizados.
A las pocas horas se sucedieron varios acontecimientos que solo sirven para potenciar el polvorín social. En Casilda, corazón productivo de Santa Fe, algunos delincuentes vandalizaron un silobolsa que contenía 8 mil kilos de soja. Ese solo hecho es una demostración de la degradación y el odio que siembra este cuarto gobierno kirchnerista que insiste en apuntar como enemigo al sector más competitivo de la economía argentina que es el campo.
La soja desparramada es alimento que se pierde, dólares que no ingresan y un mensaje mafioso y extorsivo contra los que trabajan de sol a sol. Esta cobardía fue repetida en 265 oportunidades, el año pasado. Y nunca hubo un solo detenido. Los kirchneristas festejan cada bolsa rota como si ganaran una batalla. Están enfermos de autoritarismo y perdieron hasta el sentido común.
Un fanático ultra cristinista como el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro, propuso acelerar el camino hacia Cuba y “obligar al campo a liquidar la soja mediante un decreto”.
Pero la cosa se complicó porque los piqueteros más oficialistas, los que tienen a sus dirigentes como funcionarios del gobierno, convocaron a una marcha de protesta para este sábado en el predio de la Rural, a la hora en que se producirá el acto de inauguración. Todo tipo de protesta pacífica que exprese una queja o una propuesta es bienvenida en democracia. Ese es el pulmón donde respira el sistema. Pero ir a la casa del otro con insultos y pólvora en las consignas, es otra cosa. Eso se llama provocación. Eso es mojarle la oreja y desafiar al otro. Es ir a buscar una reacción y un conflicto que se sabe cómo empieza pero nunca se sabe cómo termina. Los Fernández que desgobiernan, Cristina, Alberto y Aníbal en ese orden, deben frenar ese hostigamiento antes de que sea demasiado tarde para lágrimas.
Si se produce algún tipo de enfrentamiento o destrucción de la propiedad privada, puede haber heridos o algo peor todavía. En ese caso, toda la responsabilidad será de los Fernández. El que hizo punta se llama Daniel Menéndez, de Somos Barrios de Pié. Es funcionario del ministerio de Juanchi Zabaleta. Tiene más planes que votos. Tienen un bajo nivel de representación y se esconden debajo de la pollera de Cristina y de la sotana del Papa Francisco para seguir prendidos a la teta del estado. Si fueran solos a elecciones sacarían una insignificante cantidad de votos. Se han peleado entre ellos y se dividieron. El otro grupo que lidera Silvia Saravia se llama Barrios de Pié- Libres del Sur y hoy están codo en las calles con los grupos trostskistas. Pero en su momento apoyaron la candidatura de Florencio Randazzo que tuvo como jefe de campaña a Alberto Fernández. También se sumará a la bravuconada del sábado la Corriente Clasista y Combativa del diputado Juan Carlos Alderete. Esta agrupación tiene una extraña mezcla de maoísmo del Partido Comunista Revolucionario y su adhesión a este grupo denominado “Los Cayetanos” porque se referencian también en el Papa Francisco.
Por ahora, el Movimiento Evita de Emilio Pérsico, dijo que no va a concurrir. Veremos. Ojalá reflexionen y entren en razones. Si quieren protestar contra lo que quieran, lo pueden hacer, por supuesto, pero en alguna plaza o en un espacio imparcial. Pero ir a buscar a los productores agropecuarios es de un aventurerismo beligerante. ¿Qué pasaría si los chacareros salen a responderles? ¿Qué drama podría estallar en las calles? Juan Grabois, otro de los que podría ir a la manifestación, ya instaló palabras tenebrosas como sangre y saqueos. Y el escriba Memo Giardinelli, en su delirio que denuncia un golpe de la derecha, dijo que teme que “puedan volver las desapariciones de personas, los secuestros de niños y demás bestialidades”.
Nunca se debe jugar con fuego en el conflicto social. Y mucho menos ahora que una senadora propone apelar a la policía para solucionar un tema económico o que un energúmeno fascista como Aldo Rico convoca a jurásicas organizaciones. Pablo Moyano y Hugo Yasky por su lado tampoco tienen votos pero quieren ir a la puerta de las empresas que según ellos “son formadores de precios y culpables de la inflación”. Eso es chavismo de la peor calaña.
La política es diálogo y consensos, de lo contrario será violencia. Eso dijo Alfonsín y tiene razón. Yo no olvido que cuando Cristina desató la guerra de la 125 contra el campo, sufrió tres derrotas consecutivas. En el Congreso, con el voto no positivo. En las calles con las multitudinarias convocatorias en el Monumento a los Españoles y a la Bandera en Rosario y en la urnas, con el triunfo de Francisco de Narváez en las elecciones de medio tiempo. ¿Saben quién integraba la lista que perdió? Nestor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa. Cristina se deprimió tanto que quiso renunciar a la presidencia. “Este pueblo no nos merece, Néstor”: Eso dijo según contó en su momento Alberto Fernández que fue la fuente de los periodistas y que se atribuyó haber calmado a Cristina coordinando un llamado telefónico con Lula.
Tampoco olvido que cuando los camioneros de Moyano fueron a patotear a los campesinos que estaban en Entre Rios cortando la ruta, muchos los estaban esperando con escopetas y rifles tan comunes en el campo. Pudo haber sido una tragedia. Por eso creo que no hay que fomentar los viejos odios ni repetir una película de terror que nos lleva al peor de los abismos. No le tiren de la cola al león.
“Basta de especular, primero la patria”, es el lema de los piqueteros oficialistas.
Se les podría contestar: “Basta de extorsionar, primero las leyes”.
Y algo para el gobierno nacional: “Dejen de fomentar la violencia”. Ghandi decía que lo que se obtiene con violencia, solo se puede mantener con violencia”. Y ese el principio del fin de la democracia y el comienzo de las tiranías.
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