Por: Jonathan Xavier Barragan Tandapilco
País: Ecuador
Como economista con una profunda afinidad por el libre mercado y el desequilibrio
social, en esta ocasión me planteo responder la pregunta ¿Cómo nuestro egoísmo afecta
al libre mercado? La respuesta a esta pregunta va más allá de las teorías económicas,
involucrando las dinámicas entre nuestras ambiciones individuales y las desigualdades
que emergen en este escenario.
En su esencia, el libre mercado busca la no intervención gubernamental en la actividad
económica, permitiendo que precio sea asignado tanto por la oferta y la demanda. Sin
embargo, este ideal se ve desafiado en la práctica, cuando nuestro egoísmo entra en
juego. El libre mercado se ve moldeado por cada una de nuestras realidades, ya que
buscamos nuestro propio bien.
El egoísmo, entonces, se convierte en un factor clave que contribuye a la desigualdad.
Aquellos con mayores aspiraciones y habilidades a menudo prosperan más, creando
brechas económicas que pueden generar debates sobre la equidad. Sin embargo, la
desigualdad no debería interpretarse como una falla del libre mercado, sino más bien
como una manifestación natural de la diversidad de talentos y esfuerzos individuales. Es
decir, el consumir tiene la libertad de elegir lo que más le convenga, lo que a su vez
impulsa la competencia y la innovación.
En última instancia, la existencia real del libre mercado se convierte en un delicado
equilibrio entre la no intervención estatal y la comprensión de las ambiciones humanas
(egoísmo). Para ejemplificar de mejor manera, imaginemos que el Estado encuentra un
competidor, entonces este pondrá sus necesidades por encima, eliminando a su
competencia con varias trabas burocráticas afectando así al libre mercado. Se puede
utilizar el mismo ejemplo en las personas, una persona tiene una fabrica y al verse
amenazada, opta por absorber a su competencia, haciendo de esta manera que no exista
una libre competencia.
En este contexto, las ideas de Ayn Rand, adquieren una relevancia al resaltar la
autonomía y la capacidad de cada individuo para buscar su propio interese (egoísmo),
aspectos fundamentales para comprender y optimizar la convivencia entre el libre
mercado y las ambiciones individuales.
Para concluir, la existencia del libre mercado nos desafía a construir un camino hacia
una sociedad que, reconociendo las inevitables ambiciones, busca minimizar las
barreras para que todos puedan perseguir sus ambiciones y contribuir al progreso
colectivo.
Analista económico, interesado en el liberalismo y la filosofía. Motivado por promover la ideas de la libertad.