Nicolás Pierini
Coordinador de Academia de Estudiantes por la Libertad

Como muchos jóvenes setentistas, Cristina no votó a Perón. Le decía “viejo de mierda” y puso la boleta de Jorge Abelardo Ramos del Frente de Izquierda Popular. Ella creía que ser “evitista” era más revolucionario. Nunca habla de Perón y cuando se mete con aquella época, a lo sumo, elogia a Evita.

Hoy se cumplen 48 años del “paso a la eternidad” – como dicen sus adoradores-  

de Juan Domingo Perón. Fue el único que logró ser tres veces presidente de la Nación con el voto popular. Todavía su nombre significa para muchos argentinos las mejores cosas y para otros muchos, las peores cosas que tuvo que atravesar el país. ¿Qué es hoy el peronismo? Es una pregunta que no tiene respuesta. O tiene mil respuestas que es lo mismo que ninguna. Pero hay algunas certezas que nos van a permitir cierto análisis.

Ese rompecabezas que hoy es el justicialismo tiene como eje de discusión a Cristina Elisabet Fernández de Kirchner. La mayoría de los posicionamientos internos surge producto de quien esté más cerca y quien esté más lejos de ella. Los más fanáticos (El Cuervo Larroque, por ejemplo) apuestan a “Cristina eterna”, como pidió en su momento Diana Conti.  O al “vamos por todo”, como dijo la propia Cristina. Pero el peronismo que gobierna en los distritos, le tiene mucho miedo y una profunda desconfianza. No la critican en público porque son cobardes y porque no cuentan con una figura que les asegure un piso de votos como lo tiene ella, sobre todo en el Conurbano bonaerense.

Cristina ya fue dos veces mariscal de la derrota. Una vez con su orden de colocar a Daniel Scioli como candidato a presidente y a Aníbal Fernández para intentar ganar la gobernación bonerense. Y la otra vez, con ella como candidata por negarse a ir a una interna con Florencio Randazzo. Después de ser dos veces presidenta, Cristina apenas consiguió ser senadora por la minoría y llevó al peronismo a su peor derrota electoral de la historia en ese distrito.

Y hace algo más de dos años se convirtió en la responsable de una victoria pírrica en lo electoral y en una derrota feroz en la gestión del gobierno que encabeza formalmente Alberto Fernández.

La justicia la acusa de ser la jefa de un par de asociaciones ilícitas que saquearon al estado. Según infinidad de pruebas y testigos fue junto a Néstor la que diseñó el sistema de corrupción más colosal de la historia democrática. Fue maltratadora con su propia gente, altanera y se enriqueció ilícitamente como nadie.

Tiene el triste record de ser la presidenta con más causas y acusaciones graves y sin embargo, todavía está en carrera. Larroque en nombre de su tropa, dijo que es la “única que despierta esperanza”. De hecho es la peronista que tiene mayor intención de voto por lejos, aunque un altísimo nivel de rechazo entre los ciudadanos independientes.

Los cristinistas más chavistas que peronistas, en su auto crítica concluyeron que fueron muy débiles y que deberían haber expropiado los medios de comunicación críticos y encarcelar a los opositores, una suerte de castrismo castrense y celeste y blanco.

Hoy, los herederos de Perón están desperdigados en varios espacios. Incluso en Juntos por el Cambio. Pero el pejotismo oficial, está secuestrado por Cristina y casi nadie se atreve a enfrentarla. Ella los desprecia y lo dijo en varias escuchas que se filtraron.

Tal vez tiene razón Perón y los gritos que se escuchan no es por las peleas, sino como ocurre como los gatos que se están reproduciendo. Veremos. Esta vez, tengo mis dudas. Esta vez, y por ahora, todo indica que en las elecciones presidenciales de 2023 va a triunfar la coalición opositora con cualquier candidato. Veremos. Carreras son carreras, decía Fangio.

Cristina, aún en la cárcel o en prisión domiciliaria por su edad,  puede ser candidata. La ley argentina lo permite. No es como la de Brasil que tiene lo que se conoce como “Ficha Limpia”. Acá hay una fuerte y luminosa campaña para instalar esa ficha limpia y dejar afuera de la política a los corruptos. Pero por ahora no es ley.

Hoy se cumplen 48 años de su muerte y Perón todavía sigue muy presente. El decía que su único heredero era el pueblo, pero la realidad es que hoy es muy difícil definir que es el peronismo. Es un partido híper pragmático especialista en llegar y mantenerse en el poder con la ideología de los vientos que soplan.

Perón todavía desata pasiones sobre su vida y obra que son material inflamable. Se lo digo más claro todavía: Perón marcó la historia argentina para bien y para mal. En todo debate es casi imposible encontrar denominadores comunes y es muy fácil chocarse con definiciones tajantes, excluyentes. Le doy los ejemplos extremos:

Usted puede escuchar a muchos argentinos decir que Perón fue un nazi. El que más violencia sembró y el que más atacó la libertad.

O en el otro rincón…

Usted puede escuchar a muchos argentinos decir que Perón fue Gardel, un semi dios. El que más hizo por los pobres en nuestro país y el que más impulsó la justicia social.

¿Fue nazi o Gardel? Con Perón no hay términos medios. La gloria o Devoto. El cielo o el infierno.

Le doy un ejemplo:

Un antiperonista furioso, alguno de nuestros abuelos que incluso, haya sido comando civil, hoy, ¿no podría reconocer que Perón incorporó a la clase obrera al gran escenario nacional?  Que les dio un lugar y un reconocimiento a los trabajadores urbanos y rurales y que instaló definitivamente en la conciencia social de este país el concepto de igualdad.

¿Cómo dice oyente antiperonista? ¿Que esas ideas ya las habían sembrado los socialistas de Alfredo Palacios? Sí, eso es verdad. Pero nadie las ejecutó en la práctica con tanta fuerza y las levantó más alto como bandera que Perón.

Pero ahora, déjeme seguir con el ejemplo contrario.

Un fervoroso peronista, incluso algunos de nuestros tíos que recibió su primera pelota de cuero gracias a Evita y que se tomó vacaciones por primera vez en un hotel sindical de Mar del Plata y que estuvo en la resistencia, hoy ¿No podría reconocer el tema de la violencia y el autoritarismo de Perón? La alfombra que les tendió a muchos nazis para que ingresaran al país, el fusil como instrumento de lucha política y la muerte como objetivo. Lo digo por todo. Sin distinciones ideológicas, lo digo por el “5 x 1, no va a quedar ninguno” de Montoneros y por la Triple A de José López Rega.

¿Cómo dice oyente peronista? ¿Qué Perón y los peronistas también sufrieron la violencia y que fueron víctimas de los bombardeos de Plaza de Mayo, de los fusilamientos de José León Suárez, los desaparecidos? Sí, es verdad. Pero ningún movimiento político argentino llevó en su génesis tan metido el concepto de la violencia como partera de la historia.


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