¿Cómo vamos a ganar la batalla cultural a nivel juvenil?

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Por: Leopoldo Huerta Quispe

País: Perú

Ganar la batalla de las ideas a la izquierda radical implica reconocer las necesidades y prioridades de la población. Ello involucra saber comprender e interpretar al Perú y dejar de lado propuestas hechas desde un escritorio que no solucionan los problemas de raíz. Tanto cierto sector de la derecha como la izquierda radical han pecado de creer tener las soluciones demostrando su falta de cercanía con la ciudadanía. 

Quienes defendemos la democracia, la libertad debemos tener en cuenta que el medio para evitar que ideas totalitarias y corruptas capturen al estado como botín de revancha es llegando a todos los sectores, en especial a los jóvenes que son el futuro y presente del país. 

La pregunta aquí es ¿Sabemos cómo está la juventud en el Perú? ¿Qué es más importante para un joven, encontrar trabajo, acceder a un seguro adecuado, tener educación o que sus políticos digan caviar a todo lo que no le guste y marchar contra el lenguaje inclusivo?

Nadie niega que la batalla desde el ámbito académico es fundamental para trazar las líneas de acción, pero ello no sería posible sin una masificación de estas y una convocatoria de los sectores sociales. Ello solo se logra de la mano de propuestas que solucionen los problemas de fondo del país. Como estudiantes, debemos entender que no todos los jóvenes tienen las mismas condiciones de vida.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática, los jóvenes en el Perú representan el 23,8 % de la población nacional. Solo en el año 2022, la tasa de desempleo juvenil se ubicó en 7,9%, cifra superior en 5,3 puntos porcentuales, en relación con la tasa de desempleo adulta (de 30 y más años de edad) que alcanzó al 2,6%. La mayor tasa de desempleo se encuentra en el área urbana, tanto para la población joven como la población adulta.

Por otro lado, en el 2021, el 23,2% de jóvenes dejaron de estudiar a nivel educación superior universitaria y el 48,6% dejaron de estudiar en superior no universitaria. En 2022, el 5,9% de la población de 15 a 29 años de edad no logró estudiar ningún nivel de educación o alcanzó estudiar algún grado o año de educación primaria, el 57,3% estudió algún año de educación secundaria y el 36,8% educación universitaria. Ello nos trae como resultado que la tasa de informalidad laboral juvenil urbana se ubique en 74.8%, una cifra superior a la del que se registra en el caso de trabajadores adultos (64.1%). El escenario es peor aún en  jóvenes de entre 15 y 19 años, solo en 2021 la tasa de informalidad laboral para este rango de edad alcanzó el 98,3 %, considerado el porcentaje más alto en la última década. Esta situación de alcanzar un pico también se ha visto en los grupos de 20 a 24 años y de 25 a 29 años, siendo 84,7 % y 74,5 % respectivamente.

Incluyamos en el debate a la generación NINI, Según recientes datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 18,2% de la población juvenil de nuestro país comprendida entre 15 a 29 años forman parte de los ‘Ninis’, es decir aquellos que nio estudian ni trabajan. Desde la otra orilla, solo el 10,5% estudia y trabaja.

Así el círculo vicioso es claro, a menor acceso a una educación de calidad, mayor probabilidad de entrar el mercado informal o quedarse sin trabajo (al quedarse sin trabajo aumenta la probabilidad de criminalidad o drogadicción), de entrar al mercado informal sus derechos se ven vulnerados sumado al bajo sueldo conlleva a mayor índice de pobreza. A mayor índice de pobreza, al momento de formar una familia conlleva a mayor inestabilidad lo cual afecta a los niños quienes repiten el círculo vicioso como tal. 

En el plano de representación política, en las elecciones de 2022, 27 de cada 100 personas habilitadas para votar eran jóvenes. A nivel de postulaciones a cargos de representación, poco más de la cuarta parte han sido gracias a la ley de CUOTA JOVEN ya que este mecanismo ha permitido incrementar la cantidad de postulaciones jóvenes en el plano electoral. No obstante, solo el 18% del total de personas que pertenecen a partidos políticos son jóvenes.

No olvidemos a la población adolescente, en el año 2022, según el INEI el 9,2% de las adolescentes de 15 a 19 años de edad eran madres o estaban embarazadas por primera vez; cifra menor en 4,2 puntos porcentuales respecto al año 1996. Por área de residencia, en el año 2022, la brecha del porcentaje de adolescentes madres o embarazadas por primera vez fue 11,6 puntos porcentuales entre el área rural y urbana.

Respecto a la seguridad ciudadana, en el año 2022, según el INFORME NACIONAL DE JUVENTUDES, el 28,0% de los jóvenes han sido víctimas de algún hecho delictivo, cifra superior en 6,4 puntos porcentuales en comparación con lo observado en el año 2021 (21,6%). Asimismo, cuando se compara con la población adulta, el porcentaje de incidencia de la población joven es superior en 7,3 puntos porcentuales; es decir, los y las jóvenes son más propensos a ser víctimas de algún hecho delictivo que los adultos.

Finalmente, entre los principales problemas que aquejan a la población joven peruana están la corrupción (58,5%), delincuencia (35,8%), y los bajos sueldos e incremento de precios (27,2%). Entender ello es necesario para formular propuestas resolutivas y políticas públicas cercanas a los ideales liberales y que sean reconocidas por el segmento juvenil del país.Fomentar la participación política a través de actividades de voluntariado social, talleres que podamos dictar desde nuestra especialidad en colegios o asentamientos humanos nos brindará las herramientas para completar lo teórico con lo pragmático. Demandar soluciones como fomentar la educación técnica productiva en los colegios, trabajar el tema de la orientación vocacional en los adolescentes, ofrecer propuestas a la ley de la juventud, articular trabajo con los consejos regionales de la juventud, activar los consejos distritales de participación juvenil, colaborar en las plataformas de espacio de diversas organizaciones juveniles conforman el primer paso para esta batalla cultural de quienes realmente creemos en la libertad, la democracia y queremos un país próspero.

Depende de nosotros ser políticos que logren un cambio. Toda transformación se da desde las aulas pero también en el campo de acción social.

 Es evidente que hay mucho por hacer para mejorar la situación del país, y como jóvenes políticos tenemos la labor de entender ello y trabajar con los distintos sectores sociales para llevar la voz y materializarla en propuestas de solución. Solo así podremos tener una gran ventaja frente a los movimientos populistas, autoritarios que amenazan a nuestra nación.


Leopoldo Huerta. Bachiller de administración por la Universidad del Pacífico. Con estudios de Análisis Microeconomico por la Universidad HEC Montreal, Canadá. Subcampeón del Torneo Latinoamericano Salvador Allende organizado por la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL) en la universidad de Guadalajara, México. Actualmente es coordinador local de la organización Estudiantes por la Libertad. Fundador y ex director de la organización juvenil Alianza Indoamericana de Desarrollo. Ex vocero regional de la Red Nacional de Actores Políticos Jóvenes del Callao. Representante ante departamento académico por la universidad del Pacífico (2019). Asimismo, se ha desempeñado como profesor de oratoria y debate con más de 10 años de experiencia en diversas instituciones.

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