Por Luis Gustavo Cuellar
Estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, Coordinador Senior de Estudiantes por la Libertad
No es novedad que entre revistas, blogs y medios de difusión sobre finanzas, algunos autores periodistas contrastan el tipo de cambio fijo al dólar que tiene Bolivia frente a países de la región, que entre otras cosas, se vieron afectados los últimos meses por un alza de sus monedas. Gran parte de estos medios de difusión ven éste ”fenómeno” como un indicador positivo. Por lo que cabe preguntarse si realmente se están haciendo las cosas bien en Bolivia, dado que suele describirse como un paraíso estatista por los paladines de la economía centralmente planificada.
Es una realidad que el tipo de cambio lleva 15 años estable, principalmente por una serie de reformas monetarias que limpiaron el camino previo a la asunción del Movimiento al Socialismo al poder y de la cual, de forma suspicaz, varios políticos de la corriente de izquierda del continente (incluyendo a Evo Morales) alegan y se atribuyen como éxito propio, como ser la crecida de reservas internacionales por la venta de hidrocarburos a países vecinos en precios beneficiosos y algunos otros que les da gusto olvidar, como la condonación completa de la deuda externa por parte de los Estados Unidos de Norteamérica y los precios internacionales del gas natural incrementados. Hasta éste punto, no pareciera crear un panorama alarmante…
Pero, ¿Qué puede llegar a suceder en los indicadores macroeconómicos de Bolivia, si esa gran panecea tan aplaudida que es la venta de hidrocarburos se aparta de la ecuación?
Desde la bonanza, fruto de dichas transacciones de la gestión 2013 y 2014 hasta el segundo semestre del año 2022, se registra un déficit alarmante en indicadores como el volumen exportado de gas natural, los precios internacionales de hidrocarburos, las rutas de exploración no hallan pozos que valgan la pena para incrementar la producción, y la cantidad de gasolina del mercado interno que el estado subvenciona.
Entre alarmas y censura
Los indicadores de las reservas internacionales registran desplome en porcentajes históricos, las desesperadas acciones que tomó la Asamblea Legislativa controlada por el Movimiento al Socialismo para poner en venta cantidades barbáricas de oro del Banco Central, fueron a juicio personal, factores que encendieron las alarmas en la población, especialmente en quienes reciben remesas en dólares o necesitan de ésta moneda para transaccionar en el mercado de las importaciones.
Por supuesto, el pánico no se hizo de esperar. Éste periodo mensual, se registró material audiovisual en redes sociales y noticieros de personas reportando anomalías en sus retiros en la banca local ¿Cuál es la consigna en común? No encuentran dólares.
Efectivamente el gobierno respondió al mejor estilo que lo caracteriza, amenazando con una ley existente que prohíbe a los periodistas y economistas informar al respecto, dicha norma faculta a la entidad fiscalizadora (ASFI) de procesar con 5 a 10 años de cárcel a quienes “‘…difundan información financiera falsa que induzca o provoque el retiro masivo…”.
Motivo por el cual no sería una sorpresa ser testigo en los próximos días de atropellos a las libertades de la sociedad, tanto individuales como económicas. Desde la censura a los medios de comunicación y analistas, hasta restricciones en la banca privada.
No aliento a las personas a retirar su dinero, los aliento a apostar a la libertad.
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