“No cabe la menor duda de que esta intervención de los gobiernos en los sistemas bancarios, realizada con la declarada intención de reforzarlas, constituye, en realidad, un innegable factor de inestabilidad.” (Smith C, 1936).
Al examinar un sistema de banca libre, es imperante empezar por su definición, un sistema de banca libre es un sistema de banca descentralizado, controlado bajo el imperio de la ley, en el cual sin eliminar la moneda local, se establece la independiente potestad de emitir sus propias notas bancarias a cada banco, siendo su principal ente regulador no solo una institución central, sino el mercado, el principal ente que regulador del sistema; es decir, en palabras más claras y concisas, es la libertad de una libre emisión de dinero bancario regulado por el mercado per se. Cabe señalar, por lo tanto, que esta propuesta tiene su génesis como una alternativa contraria al monopolio de un banco emisor central, es decir es el antagonista de un Banco Central. (Rockoff, 1974)
El sistema de banca libre es un sistema de banca descentralizado, en el que debe existir un cimentado aspecto jurídico en el que las leyes y reglamentos tienen que ser concisos y bien delineadas, ya que hay ser claros que adoptando este sistema se establecen un conjunto de leyes y reglamentos, que determinan que puede y que no puede hacer un banco, por lo que hay que reconocer que dentro de este sistema y que de hecho en cualquier otro es preponderante el conocer y ser conscientes de que la seguridad jurídica es un pilar elemental para tener una economía dinámica y avanzada. Ya que como bien lo señala un experto en Economía y Derecho, Alfredo Bullard: “El impacto de las decisiones judiciales sobre la economía es tan evidente, que usualmente no nos damos cuenta. Reglas claras y adecuadas que faciliten la convivencia y que incentiven conductas deseables para la sociedad en su conjunto, generan confianza, y a su vez, esta confianza genera riqueza.” (Bullard, 2010)
El adoptar un sistema de banca libre no es una medida disparatada, bajo un sistema jurídico sólido, claro y previsible, vigilado por el imperio de la ley; ya que podría decantar en una mayor intervención e intermediación financiera, haciendo que no solo un Banco Central determine la política monetaria y financiera de un país, sino dejando que los bancos compitan libremente y sean empresas aún más responsables y competitivas tanto a nivel nacional como internacional, reguladas las fuerzas mercado. Con lo cual cabe indicar que no hago una apología en el texto al sistema de banca libre; sino más bien una apelación a que se la analice y se estudie más sobre este sistema y no solo entre economistas o académicos, sino entre la sociedad entera como una de las alternativas más viables que poseemos hasta la actualidad en cuanto a la posible conducción que se le podría dar al sistema monetario, bancario, financiero y económico de un país. “Cabe decir que la mayoría de los economistas, incluidos los especialistas en teoría y política monetaria, nunca han reflexionado seriamente sobre las posibilidades de un sistema de banca libre (…). No lo han estudiado y prefieren sencillamente analizar el dinero y la banca tal y como se viene practicando en nuestros días.” (Selgin, 2011)
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