Adam Smith, el verdadero y el falso

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Si bien, el liberalismo es una de las corrientes de pensamiento más importantes de la edad contemporánea, es bastante desconocido sobre todo en América Latina. Su arista económica no es la excepción y es objeto en reiteradas ocasiones de burlas y tergiversaciones.



Martín Durán Fuentes

Estudiante de Colegio República del Brasil.

Coordinador Local EsLibertad Chile


Adam Smith es uno de los pensadores más importantes no solo de la familia liberal, sino más bien de todo el espectro filosófico que se desarrolló en los siglos XVII y XVIII. Sus obras son conocidas por muchos pero leídas por pocos y es común escuchar a políticos o dirigentes hablar de liberalismo smithiano y todos ellos saben que fue Smith el autor de la metáfora económica según la cual el mercado libre actúa como una mano invisible.

Es común que escuchemos que Adam Smith tenga relación con el neoliberalismo, siendo esta una doctrina en que supuestamente el Estado debe tener un rol mínimo y todas las funciones y necesidades de nuestros países deben estar en manos y ser llevadas a cabo por los privados. Pero, ¿tienen estas aseveraciones alguna relación real con el autor escocés?

La verdad es que no, el primero que se indignaría ante la descripción de un capitalismo salvaje, desconsiderado y brutal sería el propio Smith, quien se preocupó siempre por las normas éticas que limitan y condicionan la conducta de los seres humanos. En el capítulo I de su primer libro La teoría de los sentimientos morales afirma que:

<<Por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que lo muevan a interesarse por la suerte de otros, y a hacer que la felicidad de estos le resulte necesaria, aunque no derive de ella más que el placer de contemplarla>>.

Es normal que nos importe más nuestro ambiente inmediato: amigos, familia o nosotros mismos que el distante como nuestra ciudad, país o el mundo. Pero este interés no quiere decir que no nos preocupe lo que suceda con los demás, la base de la verdadera teoría smithiana es que dentro de cada persona hay un espectador imparcial, que permite no solo que podamos ver nuestra conducta y juzgarla individualmente, sino también que evaluemos los resultados sociales de nuestro comportamiento y como nos juzgarán los demás, porque la opinión de los otros es determinante para nuestros actos.

El párrafo anterior al conocidísimo pasaje de La riqueza de las naciones que expresa que no es por la benevolencia de los demás, sino que por su propio interés podemos sustentarnos de los bienes que necesitamos y con el que muchos se quedan sin leer la obra dice:

<<El hombre…está casi permanentemente necesitado de la ayuda de sus semejantes, y le resultará inútil esperarla exclusivamente de su benevolencia. Es más probable que la consiga si puede dirigir en su favor el propio interés de los demás y mostrarles que el actuar según él demanda redundará en beneficio de ellos.>>

No se trata de un juego de suma cero, sino de un: dame esto que deseo y obtendrás esto que deseas tú: y de esta manera conseguimos mutuamente la mayor parte de los bienes que necesitamos. Consustancial a la defensa de la moral de los intercambios libres yace una ferviente crítica al sistema mercantil, en especial al monopolio, los monopolistas, al mantener al mercado constantemente desabastecido… ofertan sus mercancías muy por encima de su precio natural y elevan sus remuneraciones.

El precio de monopolio es siempre el más alto posible, el precio natural o de libre competencia es el más bajo posible nos dice Smith. Además de que el primero es el máximo que puede arrancarse a los compradores…el segundo es el más bajo que los vendedores pueden normalmente aceptar, y al mismo tiempo continuar con su negocio. El sistema mercantil atenta contra la propiedad que cada persona tiene de su trabajo, que es la base de todas las propiedades y también la más sagrada e inviolable.

La defensa de una economía libre no es lo mismo que la defensa de los empresarios, estos son útiles a la sociedad en la medida en que compitan en el mercado ofreciendo bienes buenos y baratos, con los que los consumidores se benefician, al término del libro I, se exponen unos comentarios durísimos que nos permiten entender polémicas actuales acerca de cómo ciertos grupos consiguen privilegios del Estado sobre la base de que representan los amplios intereses de la sociedad:

<<El interés de los empresarios (mercantiles) en cualquier rama concreta del comercio o la industria es en algunos casos diferentes del interés común y a veces su opuesto. El interés de los empresarios siempre es ensanchar el mercado pero estrechar la competencia>>.

Si bien se habla de empresarios, actualmente podemos hacer la distinción entre quienes efectivamente compiten y quienes buscan privilegios y subsidios del gobierno y entregan un mal servicio a los consumidores. Es debido a estos últimos que la imagen de Adam Smith ha sido alejada de sus fundamentos morales y ha sido asociada con el mercantilismo en nuestros países. El rescate del verdadero Smith debe ser otra de nuestras banderas.

Igualmente, y de manera implícita, pone un énfasis en la importancia de lo que hoy concebimos como Estado de Derecho, al aseverar que la libertad de cada individuo, la sensación que tiene de su propia seguridad, depende de una administración imparcial de la justicia. Para que cada persona se sienta plenamente segura de la posesión de cualquier derecho que le corresponda no sólo es necesario que el poder judicial esté separado del ejecutivo, sino que además debe tener con respecto a este poder la máxima independencia.

Leer a Adam Smith me permitió darme cuenta de que existen muchos argumentos morales y éticos para defender la libertad y que muchas veces nos presentan a un falso Smith y un falso liberalismo económico. Recomiendo a quienes se estén uniendo a EsLiberad o se interesen en las ideas que lean y conozcan al autor. En  La riqueza de las naciones, verán por qué la libertad natural es económicamente ventajosa, por qué la competencia da lugar a mayor crecimiento que el monopolio y en La teoría de los sentimientos morales, verán que es obligatorio nombrar al autor como filósofo moral antes que economista.


Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa.

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