Lo que pasó el 12 de Octubre fue algo inolvidable, impresionante, inconmensurable, descomunal, rotundo y emocionante. No tengo muchas palabras para expresar lo que siento ahora cuando mi reloj marca 21 horas 21 minutos. Todavía tengo las pulsaciones altas y no es solamente porque me entrevistó el canal que defiende a ultranza a la nacional cleptocracia cristinista, sino porque como ciudadano argentino, nunca vi una situación semejante. Las marchas contra el gobierno argentino son cada día más numerosas y eso se ve reflejado en la calle.
No creo que hoy pueda esbozar muchos tecnicismos o conceptos complejos. Tampoco buscaré plantear tesis o comunicados muy extensos con conocimientos previos. No lo hago por mera ocasión que apela a la sentimentalidad de todos nosotros y a una lucha interminable, lo hago porque necesita ser hecho de esa manera. Necesitamos hablarnos cara a cara como millones en todo el país lo hicimos en la cuarta multitudinaria marcha en contra de las medidas del gobierno autoritario y teócrata del bigote de Argentinos Juniors.
Me duele la cabeza, tengo la temperatura del cuerpo elevada por una transpiración que emana desde los sentimientos más profundos, causa y motivo de la marcha más multitudinaria que en 18 años de vida he podido ver. Alzo mi bandera como todas y cada una de las personas de este hermoso país que desde el más pobre hasta el más rico, no resisten más el atropello institucional, la crisis económica y tantas aristas de reclamo que no he llegado a anotar. Concentraciones, marchas, caravanas de autos y mares de personas, banderas argentinas y no partidarias, personas mayores y jóvenes como quien les escribe, macristas, liberales, derechistas e incluso peronistas desencantados unidos bajo una enorme y única bandera en donde el amor, la paz y la unión hacen a la fuerza.
Para algunos no servirá de nada, yo creo que es todo lo contrario. No obstante, esa es discusión para otro momento. Hace 6 meses que los reclamos están en las calles y cada día somos más: evidentemente las personas están cada día más convencidas del pésimo manejo oficial y son más que conscientes del desastre en el que se encuentran. Aquí no hablamos de echar al gobierno (aunque a De la Rúa lo echaron por mucho menos), solamente enunciamos reclamos.
Curiosamente, el gobierno y los fanáticos del chavismo local no condenaron la marcha a favor del gobierno que hubo el día de la fecha y no dijeron nada de la que se convoca para el 17 de octubre; una vez más, la doble moral es norma y decreto presidencial. Es mucho más fácil decir que el resto está equivocado a reconocer un error; es mucho más fácil decir que somos los responsables del desastre quienes sólo estamos manifestando nuestra opinión por motivos más que aceptables, mucho mayores a los que ellos tenían en el gobierno de Macri.
Con esto termino: el 23 de noviembre habrá otra marcha y la verdad que me es indiferente si será más masiva que ésta o menos (aunque todas vienen en aumento). Lo único que me importa es que el reclamo y la presencia no decaiga: hoy estoy emocionado, alegre y esperanzado, aunque la realidad me indique que vamos hacia Venezuela.
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