Hay que hacer un nuevo mensaje para difundir nuestras ideas.

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Hay que hacer un nuevo mensaje para difundir nuestras ideas.



Al principio, nos genera euforia, suena un discurso épico y nos sirve como invitación para rellenar esas ansias que tenemos de formar parte de una generación que busca lograr un cambio cultural o, es su mínima expresión, contribuir con ella.

Pero solemos caer en el éxtasis de las palabras y creemos que el tecnicismo verbal puede explicarse con los hechos de la realidad, olvidando así el increíble alcance que tienen los discursos emotivos que utilizan nuestros adversarios. Dejamos de lado la “Calle” y nos enfocamos directamente a los números, lo académico, lo técnico.

Resulta que este modo de enfrentar la batalla, realmente funciona porque nos otorga credibilidad, quizás se reduce a un cierto público, pero es un método lógico y confiable.

El problema, es cuando tratamos de enfocarnos hacia un público general, como una invitación. Es notable las fallas que existen en la comunicación hacia las masas de parte nuestra. Porque nuevamente, caemos en un diálogo lleno de críticas que a veces se limitan exclusivamente a la materia económica y no tenemos una perspectiva “social” de las problemáticas que se viven a diario en esta sociedad fanatizada por el asistencialismo del estado. 

Pero nuestro reclamo es justificable, plenamente, porque exigimos que se respeten nuestras legitimidades y todo nuestro discurso se puede reducir a una simple frase: “Vivir y dejar vivir”. 

Entonces, es ahí donde debemos enfocarnos, en llevar nuestro reclamo a la sociedad de una forma comprensible, simple, en un lenguaje criollo, para despertar a aquellos que anhelan lo mismo que nosotros pero que se han dormido en la comodidad temporal de las acciones políticas que se llevan a cabo y reconocer nuestra responsabilidad en las perdidas de las libertades que se nos fueron arrebatando con el pasar del tiempo. 

El discurso debe ser otro al que nos acostumbramos a escuchar, debemos fundamentar nuestras charlas con un toque de emoción y limitarse a lo sencillo y simple, para que cualquier persona pueda sentirse identificado con lo que pedimos o por lo menos, que sepa comprender nuestro reclamo. No olvidarse, tampoco, nuestra coherencia y tratar de ser lo más humano posible con nuestros pares. En un ambiente hostil, jamás un debate será fructífero. Debemos ser amigables y respetuosos de las opiniones ajenas y convencerlos con un lenguaje que nos sea propio y no que imiten palabras de otro, ahí es donde demostraremos que somos auténticos y que nuestras ideas no son más que simples propuestas de sentido común, que cualquier persona se incluiría en este mensaje.


Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa.

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