Migración ¿libre? Argumentación libertaria contra la migración sin restricciones.

“Laissez-Faire, Laissez-Passer” es quizá la frase liberal-libertaria más conocida dejada por los defensores del mercado libre en Francia durante el siglo XVIII, pero ¿Es realmente deseable?, el economista austriaco Hans Herman Hoppe nos ofrece interesantes argumentos que invitan a reavivar el debate libertario sobre el tema, y explica cómo debe ser manejada en una sociedad libertaria; en el artículo “El Caso de Libre Comercio e Inmigración” publicado en la Revista de Estudios Libertarios (1998), Hoppe sostiene que la política de fronteras cerradas es totalmente compatible con el libre comercio, si no es que es la única forma de que este sea realmente sostenible, y lo define así: “desde el principio, debe enfatizarse que ni siquiera la política de inmigración más restrictiva o la forma más exclusiva de segregacionismo tiene algo que ver con el rechazo del libre comercio y la adopción del proteccionismo. Por el hecho de que uno no quiere asociarse o vivir en un vecindario compuesto por mexicanos, haitianos, chinos, coreanos, alemanes, católicos, musulmanes, hindúes, etc., no se sigue que uno no quiera comerciar con ellos desde una distancia.” En lugar de esto, ofrece que como solución se adopte el comercio sin restricciones en todos los territorios que componen la tierra, pues en igualdad de condiciones, las empresas se trasladaran a zonas con mano de obra barata y la producción que de esta derive se dirigirá a zonas con alto salario, provocando una tendencia hacia la igualación de las tasas salariales.



Es así que si se le permite a una zona X (con bajos salarios) enviar sus productos libremente a una zona Y (con altos salarios), el incentivo para que los habitantes de la zona X se muden a la zona Y se verá reducido. Así mismo, propone que para frenar la invasión indeseada, es decir la libre circulación de personas sin que las comunidades receptoras lo deseen, se debe seguir el principio que se sigue para recibir un determinado servicio, este es el de requerir una invitación que permita la entrada de personas, esta puede hacerse por parte de una empresa o ciudadano residente de X país o comunidad, y en una situación de anarquía de propiedad privada no sería diferente, dado que toda la propiedad tendría un dueño y este podría hacer con ella lo que quisiera, tendría la potestad de invitar a cualquier persona a su territorio, pero los otros residentes también tendrían el derecho de negarle la entrada a estos a su propiedad. De igual forma, en “Democracia: el Dios que fracaso”, el austriaco refleja que en una monarquía (forma de gobierno que denomina “privado”) los gobernantes se decantarán por aquellos hombres virtuosos que aportarán un mayor capital al reino, tal como sucedió a partir de 1685 en Prusia, mientras que en un sistema democrático (forma de gobierno que denomina “público”) los gobernantes, en su desesperación por captar la mayor cantidad de votos y su falta de preocupación por el capital del Estado, no se preocuparán por el tipo de migrantes que se reciban, como lo reflejan las leyes de inmigración estadounidenses de 1965, las cuales eliminaron la “cualificación profesional” y la preferencia por inmigrantes europeos y permitieron la entrada sin discriminación de cualquier clase de personas.

Tal vez el mayor ejemplo de lo que este teórico de la política sostiene es el “Santo Experimento” (actual Pensilvania), un proyecto de organización político-social desarrollada por la comunidad cuáquera y de índole libertario, en la cual buscaron su integración con la población indígena de la zona (quienes eran masacrados en otros territorios de la colonia), por ello les ofrecieron un trato justo para comprar sus tierras además de ofrecer su lealtad, y así fundaron un poblado llamado “Filadelfia”, en este había todo tipo de libertades civiles, que iban desde la libertad económica hasta la libertad religiosa (algo novedoso para la época); el experimento acabó fracasando cuando se empezaron a integrar inmigrantes europeos no cuáqueros a la comunidad, quienes muchas veces eran hostiles con los indígenas, lo que causó que las relaciones se hicieran frágiles e inestables, para 1756 el gobernador de la colonia declaro la guerra a las tribus de Delaware y Shawnee y, en consecuencia, los cuáqueros terminaron retirándose del gobierno de la colonia. Lo curioso de esto es que fue uno de los pocos contratos sociales verdaderamente existentes y fue inspiración para que se promulgara constitucionalmente la libertad de cultos en los Estados Unidos de América, y claro, sirve como ejemplo contundente de porqué la inmigración libre no es deseable, apoyando la argumentación de Hans-Hermann Hoppe. 


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