De existir una verdadera riqueza, esta debería estar en las manos de los ciudadanos, que con su talento y satisfaciendo las necesidades de los demás a través de la oferta de productos, obtengan beneficios económicos que lleven al enriquecimiento individual, pero al no ser así, esto da como resultado que el gobierno tenga un gasto público exacerbado y no focalizado que tiene como consecuencia un sistema de clientelismo y dependencia.
Anderson Riverol TSU en comercio exterior | SFL Alumnus |
La situación socialista que padece Venezuela aumenta su intensidad repercutiendo principalmente en los sectores más pobres y mayoritarios del país, tomando en cuenta que en la región capital hay un 45% de personas viviendo en pobreza extrema, mientras que en el interior del país esta cifra aumenta considerablemente hasta llegar al 75%[1] esto tiene serias implicaciones en la vida del venezolano el cual es empobrecido por las medidas del régimen sistemáticamente. Ante esto, no parece haber una salida y el régimen avanza con medidas que contribuyen a preservar y empeorar la pobreza a la cual está expuesta la población, como lo es el sistema de precios acordados y justos[2] (control de precios), medida que como todos los intentos intervencionistas del mercado terminará siendo impotente e inútil.
Aunado a esto, hay una visión gubernamental que se enfoca en la supuesta riqueza del Estado gracias a los recursos naturales, pero este mito de la riqueza termina siendo un espejismo al ver la realidad social y económica de los venezolanos. De existir una verdadera riqueza, esta debería estar en las manos de los ciudadanos, que con su talento y satisfaciendo las necesidades de los demás a través de la oferta de productos, obtengan beneficios económicos que lleven al enriquecimiento individual, pero al no ser así, esto da como resultado que el gobierno tenga un gasto publico exacerbado y no focalizado que tiene como consecuencia un sistema de clientelismo y dependencia, acrecentando la corrupción en todas los espacios posibles de la interacción pública.
Lo antes descrito, más allá de demostrar la incapacidad del socialismo evidencia la intención destructiva por el cual se guían los seguidores del colectivismo del siglo XXI al aplicar medidas inviables para la sociedad disfrazadas con una narrativa enfocada en la lucha contra la pobreza, y con la única intención de permanecer en el poder indefinidamente. El control de precios y las medidas clientelares, como todas las formas que tienen como filosofía el paternalismo de Estado, solo acrecientan los problemas sociales en lugar de solucionarlos. Sin embargo esto no es nada nuevo, como lo expresa el profesor de la Universidad San Francisco de Quito, Santiago José Gangotena:
La redistribución de la riqueza mediante el gasto gubernamental que se destina a lo social, no fue responsable del desplome de la pobreza. Esto lo podemos ver fácilmente. El gasto social de los países que hoy son ricos, era prácticamente inexistente cuando estos abatían sus niveles de pobreza extrema, solo empieza a incrementar desde los años 50 en adelante, mientras que la pobreza extrema se desplomaba ya en los países más pobres. En el caso de Estados Unidos, el nivel de pobreza extrema ya era menor al diez por ciento para 1900, cuando el gasto social era solamente 0.55% del PIB (hoy bordea el 20%).
Esto no quiere decir que el gasto social no puede aliviar la pobreza extrema, sino que el gran enriquecimiento y el histórico escape de la pobreza, no se debe ni se debió a la redistribución o el gasto social[3]
Sin embargo, por más que un país padezca de socialismo y esté condenado a la miseria y a la pobreza sistemática, mientras los socialistas se mantengan en el poder, siempre la solución pasará por abandonar las oprobiosas ideas colectivistas que plantean la planificación de la economía, y abrirse paso a la economía de mercado, siendo además la medida exitosa comprobada para estas situaciones económicas en donde está comprometida hasta la dignidad humana por cauda de la miseria. En los últimos años hemos podido observar como los países que han adoptado la economía de mercado son los que están alcanzando mayor bienestar para las personas y un enriquecimiento general de las sociedades, al punto de que países como Malasia e India podría, de mantener sus economías de mercado, llegar en el futuro a que la mayoría de su población tenga la posibilidad de acceder a una dinámica de consumo similar a la de Europa Occidental contemporánea[4] . Por lo que se debe estar muy consciente lo de que es realmente la economía de mercado, para esto es necesario exponer lo que nos dice el economista austriaco Ludwig von Mises:
El capitalismo o economía de mercado es aquel sistema de cooperación y de división social del trabajo que se basa en la propiedad privada de los medios de producción. Los factores materiales de la producción son propiedad de ciudadanos individuales, los capitalistas y los terratenientes. Las instalaciones industriales y las explotaciones agrícolas son manejadas por los empresarios privados, es decir, por individuos o asociaciones de individuos que poseen el capital y la tierra, o bien los han tomado prestados o en arriendo de los propietarios. El objetivo de toda persona emprendedora – sea hombre de negocios o agricultor – consiste en obtener beneficios[5]
La economía de libre mercado da la posibilidad a las personas de enriquecerse, pero más allá de eso, da la posibilidad de reflexionar y actuar contra la coacción y la injusticia desde la independencia, por lo que una sociedad libre económicamente, no tendrá a la mayoría condenada y a la expectativa de la buena voluntad de los gobernantes, sino que será una sociedad creadora de su propia riqueza.
La pobreza en socialismo es un instrumento para quienes tienen el poder, como efectivamente ocurre en Venezuela, por lo que abandonar definitivamente esas ideas y adoptar el capitalismo como sistema social y económico es necesario para un buen porvenir, la visión de un Estado planificador de la economía e intervencionista soló evitará que el bienestar llegue a la mayoría de las personas, por lo que la principal bandera en favor del verdadero progreso debe ser la de la economía de mercado, que además ha sido probada y dado los mejores resultados.
Bibliografía
– Analitica.com, [En línea] 2019 [Disponible en]: https://www.analitica.com/actualidad/actualidad-nacional/aseveran-que-pobreza-extrema-en-venezuela-alcanza-75/
– Gangotena, Santiago José. (2018, 09). El gran escape: ¿De dónde sale la riqueza? Koyuntura (Instituto de Economía Universidad San Francisco de Quito). Nº 79 – Año 10.
– Mises, Ludwid. Burocracia. Madrid, Unión Editorial, 2013.
– Panampost, [En línea] 2019 [Disponible en]: https://es.panampost.com/guillermo-rodriguez/2016/10/04/el-fin-de-la-pobreza-podria-estar-cerca-gracias-al-capitalismo-global/
– Venezolana de televisión, [En línea] 2019 [Disponible en]: https://www.vtv.gob.ve/presidente-maduro-consolidar-precios-justos-acordados/
[1] Tomado de Analítica.com, disponible en: https://www.analitica.com/actualidad/actualidad-nacional/aseveran-que-pobreza-extrema-en-venezuela-alcanza-75/
[2] Tomado de Venezolana de televisión, disponible en: https://www.vtv.gob.ve/presidente-maduro-consolidar-precios-justos-acordados/
[3] Gangotena, Santiago José. (2018, 09). El gran escape: ¿De dónde sale la riqueza? Nº 79 – Año 10, pp. 6
[4] Tomado de Panampost, disponible en: https://es.panampost.com/guillermo-rodriguez/2016/10/04/el-fin-de-la-pobreza-podria-estar-cerca-gracias-al-capitalismo-global/
[5] Mises, Ludwid. Burocracia. Madrid, Unión Editorial, pp. 39.
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