El liberalismo se ha preocupado poco y nada a lo largo de su historia en poder conjugar su ideario con la disciplina geográfica; más bien, la ha despreciado tanto que la ha convertido en la basura debajo de la alfombra cuando, en la historia de la humanidad, ha determinado mucho más de lo que creen los liberales promedio.
No hay ninguna duda de que la geopolítica y en especial la geoestrategia han sido elementos de expansión colonial, generación de guerras y de profundo análisis para los mecanismos coercitivos del Estado. No obstante, nos ha costado mucho extrapolar la creación de riqueza y la proliferación del bienestar general a lo largo y ancho del globo, en un intercambio perpetuo con la geografía. Es en ese sentido que, si bien Sánchez es un autor marxista y todos sus conceptos geográficos orbitan alrededor del espacio como valor de uso y valor de cambio, es muy interesante la idea de espacio geográfico modificado por el accionar del hombre y en especial la idea de funcionalizar el espacio para cierta actividad económica, porque es un concepto clave y a decir verdad, muy plausible de un análisis necesario sobre el liberalismo geográfico.
La ecuación es muy simple: Cuando poseemos, por ejemplo, una playa sin casi modificación humana y un individuo ve las posibilidades de generar ganancias, debe funcionalizar ese espacio para que la actividad económica a desarrollar sea lo más equilibrada y beneficiosa posible. El caso más concreto: Quintana Roo, en la costa mexicana. Obviamente que Sánchez parte de la lógica marxista de la explotación del espacio con sus consecuencias desfavorables, pero al contrario de su pensamiento, nosotros recordaremos al gran Adam Smith cuando nos decía que es por el propio interés del carnicero que tenemos carne sobre nuestra mesa, no por su benevolencia. ¿Qué nos quiere decir lo anterior? Justamente, que esa funcionalización del espacio para convertirla en espacio costero y turístico, donde cada individuo, ya sea desde la instalación de hoteles, tiendas de regalos o restaurantes, donde unos pelean con otros por sus clientes, ven en esa funcionalización del espacio, la capacidad de producir su vida, de aumentar su caudal de existencia y de, al fin y al cabo, generar miles de millones de dólares en una industria que, si bien se vio paralizada por el COVID-19, apunta a ser la más importante del mundo para el año 2050.
Insisto puede parecer confuso al principio, pero no lo es en absoluto. El liberalismo no ha puesto atención en la geografía, cuando el liberalismo, en esencia, es la demostración empírica de sus postulados filosóficos, demostración que indivisiblemente, se realiza sobre el espacio geográfico. ¿Cuál es la función de la geopolítica en el liberalismo? Comprender que el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo debe regir los principios entre naciones, sin vulnerar los derechos fundamentales que tanto nos enseñara John Locke.
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