Una idiotez: Creer en el Retorno Voluntario de Venezolanos a la Dictadura de Maduro


Juan José Mollegas Rangel (Caracas 22 de junio de 1989) periodista y locutor venezolano con estudios de maestría en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Exiliado político desde 2017, miembro fundador y dirigente internacional del partido político venezolano Voluntad Popular. Coordinador Local de EsLibertad en Cúcuta, Colombia.


No les parece curioso que el Presidente Gustavo Petro, lejos de tomar una posición clara en contra de la dictadura venezolana y distanciarse de Nicolás Maduro, ahora quiera restablecer relaciones diplomáticas con él, y poner en marcha un programa para el “retorno voluntario” de migrantes y refugiados venezolanos.

Hasta el nombre del programa suena como una total idiotez, es ilógico creer que millones de desplazados y refugiados venezolanos, desean retornar a su país, cuando la crisis de migrantes venezolanos acaba de posicionarse como la más grande del mundo (6.8 millones), empatando a Ucrania y superando a Siria (6.6M), según las plataformas de respuesta de la ONU y la OEA. 

Un país donde no hay una guerra, pero de donde huyen miles de seres humanos al día, acosados por una narco-dictadura sin precedentes en la historia de la región latinoamericana y probablemente del mundo.

Según el último reporte de Migración Colombia (julio 2022), Gustavo Petro, recibió un país con casi 2.5 millones de desplazados venezolanos, de los cuales el 96% han regularizado su situación o están en trámite de ello y 300.000 siguen irregulares.

Pero esta cifra se incrementa cada día, de acuerdo con el informe presentado por la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), y la Organización de Estados Americanos OEA, que comprende desde el mes de mayo de 2020, hasta agosto de 2022, se evidencia que 1.8 millones de venezolanos han huido de su país, aún con las fronteras parcialmente cerradas.

Y en el mes de julio de 2022 se estimó que diariamente 1700 venezolanos huyeron del país. “Es decir, huyeron por trochas y mar. Nadie se escapa de un país que se arregló”, aseguró David Smolansky, Comisionado de la Secretaría General de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos.

Smolansky, resaltó que cerca de 150 mil venezolanos ingresaron a Estados Unidos desde abril hasta diciembre de 2021, y que más de 45 mil han cruzado el Darién, entre enero y julio de 2022. Donde muchos atravesaron peligros, torturas e incluso murieron intentando atravesar la Selva que comunica a Colombia y Panamá.

Esto tira por el piso la campaña conocida en redes sociales como: “Venezuela ya se arregló”, promovida por la narco-dictadura de Nicolás Maduro, en los últimos meses. En ella, presentan una Venezuela utópica y totalmente diferente, donde hay dólares (por supuesto de narcotráfico y lavado de activos), donde hay super autos como Ferraris y Maseratis, y donde muchos hacen turismo de lujo.

Pero a ver, no hay que tener un magister en economía, política o ciencias sociales, para entender que los únicos que pueden darse ese tipo de lujos son una pequeña cúpula, comprendida por funcionarios del estado, testaferros y empresarios corruptos, que están netamente asociados con la dictadura Castro-Chavista, que hoy encabezan Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Tareck El Aissami, considerados por el Departamento de Justicia estadounidense, como los líderes del “Cartel de los Soles”, la red narcoterrorista más grande de Latinoamérica y con tentáculos por todo el mundo. 

Entonces, volvemos al principio, no les parece curioso que Gustavo Petro, pretenda restablecer relaciones diplomáticas con Nicolás Maduro y poner en marcha un programa para el “retorno voluntario” de migrantes y refugiados venezolanos, que además se puede prestar para una cacería de brujas de exiliados políticos solicitados por el régimen venezolano.

A mí me parece que hay algo más detrás de todo esto, porque no considero que Gustavo Petro, tenga la escasez mental del actual dictador de Venezuela. Es más, el Presidente colombiano debe saber que este plan no beneficiará en nada a Colombia, ni a los colombianos, pues para ningún país, (independientemente de la ideología de su gobierno), es positivo aliarse con narcotraficantes, terroristas y dictadores, la seguridad nacional debería valer más que el petróleo o las transacciones económicas que puedan ofrecerle a Colombia estos criminales.

Con toda honestidad y como un venezolano más que huyó hace 5 años de la dictadura venezolana, ahora viviendo en Colombia, le aconsejaría al señor Petro, estrechar y fortalecer relaciones diplomáticas con los gobiernos de Ecuador y Brasil, y por supuesto con todos los gobiernos realmente democráticos reconocidos por la comunidad internacional.

Y que reevalúe seriamente su restablecimiento de relaciones con los representantes del narcotráfico, del terrorismo, del hambre, de la miseria y de la dictadura más violenta y despiada que haya tenido Venezuela en su historia.


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