Nicolás Pierini
Coordinador de Academia para Latinoamérica de Estudiantes por la Libertad


Muchos lo dicen en voz baja o apelan a eufemismos. Pero el único gurka que se atrevió a decirlo con todas las letras fue el senador formoseño José Mayans: “Si quieren paz social, paren el juicio de Vialidad”. Mayans no le tuvo miedo al “sincericidio”. Hace 21 años que es senador y sabe muy bien que lo que dijo, es una extorsión a la democracia. Es un discípulo del señor feudal, Gildo Insfran y sabe, igual que los Kirchner que nada es imposible cuando se está dispuesto a violar todas las leyes e incluso la Constitución Nacional.

Ayer hubo una reunión de la mesa chica de Cristina y estuvo acompañada por Sergio Massa, Máximo Kirchner y el propio Mayans. Es la punta de lanza de un proyecto de pacto de impunidad con la oposición que, me adelanto a decirle, que está condenado al fracaso. Es un intento que nació muerto. No hay un solo dirigente de la oposición que esté dispuesto a firmar nada que viole la división de poderes. Y Mauricio Macri, mucho menos. Primero porque cree que la consolidación democrática necesita el respeto irrestricto a las normas y segundo, porque es consciente que si lo hiciera, sería el final de su carrera política.

A este globo de ensayo hay que atribuirle las versiones que algunos periodistas comentaron respecto de un posible encuentro entre Cristina y Macri. No hay ninguna chance. En Juntos por el Cambio dicen que “Macri cometió errores y Cristina cometió delitos”. Es muy diferente.

De todos modos el plan de Cristina no se detiene. Quiere obligar a Macri a someterse a esa idea nefasta. ¿Y cómo lo hace? Ordenandole a su tropa que ataque con mayor virulencia al ex presidente y a sus amigos, sobre todo a los empresarios. Que empujen e industrialicen con chantajes y  falsedades todo tipo de causas judiciales que involucren a Macri o a su gente más cercana. El Correo, el espionaje ilegal, las autopistas. Pretenden llenarlo de expedientes y citaciones en Tribunales para ofrecerle una especie de amnistía mutua. Quieren hacer borrón y cuenta nueva. Ellos garantizan que nadie más perseguirá judicialmente a Macri y le piden que se les garantice que nadie más perseguirá judicialmente a Cristina. Es un pacto espurio de imposible cumplimiento.

Mientras tanto, los jueces y fiscales del caso Vialidad, también están siendo hostigados de mil maneras. Directamente en la voz de Cristina o con sospechosos y sugerentes sucesos de los que nadie se hace cargo. Hasta ahora, ninguno funcionó.

El colmo del ridículo lo hizo Mariano Recalde en el modesto acto de Parque Lezama. Dijo que estaba preocupado por el avance del partido judicial y un seudo alegato de un fiscal imparcial (sic), injusto, provocador, violento, machista, misógino, amigo de Macri y  jugador de un equipo inglés… no le faltaba una”.

Estaba tan enardecido Recalde que lo acusó de imparcial cuando quiso decir parcial y de ser amigo de Macri cuando jamás en la vida lo vió. Pero lo más bizarro es que le echa en cara que juegue en un equipo inglés porque se llama Liverpool, la ciudad proletaria donde nacieron los Beatles.

Da risa. Pero es para llorar. También metieron con parentescos forzados y cuestiones familiares. Otra víctima de estos presuntos carpetazos fue el juez Rodrigo Giménez Uriburu que denunció que le hackearon el teléfono celular en las últimas horas. Su compañero, el juez Jorge Gorini hoy fue intimidado con un paquete extraño en la puerta de su domicilio particular.

 El escuadrón anti bombas lo hizo detonar en forma controlada y se trataba de una falsa alarma. Pero eso solo alcanzó para que todos vieran por las pantallas de la televisión el frente de la casa del magistrado. Hace un par de semanas, violaron una oficina y varios sobres con las declaraciones juradas de los bienes de los jueces.

Nada indica que el tribunal se deje asustar y no resuelva con total libertad e independencia, como corresponde, el monto de la pena que le van a dar a Cristina. Le recuerdo que el fiscal Luciani pidió 12 años por ser la jefa de la asociación ilícita dedicada a saquear al estado, y además, la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos y  el decomiso de una suma multimillonaria producto de sus delitos.

Si analizamos todos estos datos, parece que a Cristina, pese a lo que ella gritó, no la absolvió la historia ni la justicia.

Los días pasan y se acercan las definiciones. Dicen que cuando le toque el alegato a su abogado defensor, ella misma se hará cargo de esa tarea. Hablará Cristina en su calidad de abogada para defender a Cristina en su calidad de acusada. Veremos si eso no se convierte también en un acto de presión e intimidación.

Todas las movidas que inventen están destinadas a caer en saco roto. Porque con jugadas políticas y extorsivas no se puede modificar la realidad. Y la realidad es que todos los Kirchner, sus amigos, testaferros y muchos funcionarios se enriquecieron en forma ilícita. Y eso no se puede olvidar ni perdonar.

José Manuel Ubeira, abogado de Cristina dijo que el alegato fue un permiso de cacería.

Se trata de una acusación irresponsable y falsa. Carece de racionalidad y le sobra ideologitis.

La consolidación de la democracia republicana y de la paz social, solo se consigue con verdad, juicio, castigo y condena. Para todos los que cometieron delitos. Para la banda que quiso asesinar a Cristina. Y también para Cristina. Por eso el pacto de impunidad nació muerto.


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