Por: Fabricio Doldán
País: Argentina
Para Weber, la acción social, y todo tipo de acciones, puede ser de las siguientes formas:
En primer lugar, puede ser una acción racional con arreglo a fines, es decir, una acción
racional que es orientada a realizarse por el fin, medios y consecuencias implicadas en ella.
Una persona que actúe racionalmente con arreglo a fines, orienta su acción a partir del
equilibrio racionalmente premeditado de los medios con los fines, los fines con las
consecuencias implicadas y los diferentes fines posibles entre sí. En una palabra, quien actúa
racionalmente con arreglo a fines, primero que nada, racionaliza los medios y los fines. Un
ejemplo de esto puede darse en el ambiente familiar, en donde un adolescente busca ayudar
reiteradas veces a sus padres con el objetivo de que estos le “digan que sí” a determinada
actividad que él o la joven quiera realizar. En este ejemplo existe una racionalización por
parte del adolescente, que busca satisfacer en un primer momento a sus padres, para que, acto
siguiente, pedirles permiso para tal actividad y que estos reconozcan su previa ayuda y le
brinden tal permiso.
El segundo tipo es la acción racional con arreglo a valores. Una persona que actúa de esta
manera no tiene en cuenta las posibles consecuencias de su accionar, sino que actúa en
servicio de sus convicciones, valores, nociones acerca del deber, la dignidad, la piedad, el
honor, entre otras. Weber (2001) afirma que esta “es siempre (…) una acción según
“mandatos” o de acuerdo a “exigencias” que el actor cree dirigidos a él”. (p.21) Un ejemplo
de esta acción puede ser darle dinero a algún hombre o mujer en situación de calle. Al
realizar esta acción, el individuo que brinda el dinero no piensa en un fin determinado que
conseguirá al hacerlo, y no es una acción afectiva, ya que no conoce personalmente a esa
persona, por lo tanto, no tiene ningún tipo de vínculo afectivo con ella. Sino que sus valores
lo llevan a actuar de esa manera, por ejemplo, guiado a partir de los valores de la ayuda y la
solidaridad. Quien actúa de esta manera considera un mandato o exigencia a esta acción, en
este caso guiado por valores éticos.
El tercer tipo que el autor distingue es la acción social afectiva. Este tipo de acción se realiza
por el accionar mismo, es decir, el sentido de la acción no está puesto en el resultado o
consecuencia que esta pueda generar, sino que está determinada por afectos y estados
sentimentales actuales, es decir, por el estado emocional del actor en el momento de actuar.
Un ejemplo pueden ser los festejos masivos que se realizan cuando un club de fútbol sale
campeón. En esta situación, el accionar no es racional, sino que está condicionado por
emociones del momento, específicamente, la victoria de un equipo de fútbol. Afirmo que esto
es momentáneo porque, por lo general, a las pocas horas los festejos cesan y el éxtasis de
victoria es relajado.
El cuarto tipo es la acción social tradicional, la cual está determinada por una costumbre
arraigada. El individuo reacciona a estímulos habituales a partir de una actitud arraigada, es
decir, no existe una racionalización de los medios y fines, sino que rige la costumbre y,
precisamente, los patrones tradicionales de respuesta. Aquí están incluidas todas las acciones
cotidianas y habituales, por ejemplo, los alumnos que al ingresar el profesor al aula se paran
automáticamente para saludarlo, esto es una acción que ya ha sido internalizada en los
alumnos, y no necesariamente ese saludo sea por algún tipo de respeto o afecto al profesor en
sí. Este ejemplo es una acción habitual, cotidiana, tradicional, que está arraigada en lo que se
hace día a día.
Bibliografía:
Weber, M. (2001). Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva. Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica. Capítulo 1 y capítulo 3, apartados 1 a 5, pp. 170-204 [1°
edición 1922].
Fabricio Paul Doldán es un estudiante argentino nacido en el año 2001. Actualmente se encuentra estudiando la Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y el Profesorado de Lengua y Literatura en el Instituto Superior de Formación Docente Nº19 (ISFD19). Por otro lado, se encuentra también realizando la Diplomatura en Psicopolítica y Transhumanismo de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Además de sus compromisos académicos, es un proactivo lector de la historia política y económica, como así también de la literatura canónica en sus diferentes períodos.
La presente publicación no corresponde necesariamente al pensamiento de Estudiantes por la libertad sino exclusivamente al autor señalado.