El “honorable” Congreso de la “República” de Guatemala está cada vez más cerca de aprobar la iniciativa de ley 6145, que daría vida a un ministerio todopoderoso.
Bajo el nombre de Ministerio de planificación el gobierno central busca crear el decimo quinto ministerio con funciones comparables a los que poseía la Comisión Estatal de planificación de la antigua Unión Soviética, famosa por elaborar los planes quinquenales. Este ministerio tendría como objetivo principal “la regulación de la planificación” para que exista una coordinación entre las instituciones públicas y privadas.
Esto significa que tanto otros ministerios como municipalidades, empresas, universidades públicas y privadas, ONG, iglesias y cualquier otra institución que “contribuya al desarrollo nacional” deberá de realizar su planificación de la manera en la que le guste al ministro que dirija la cartera. La centralización es tan absurda que incluso los demás organismos del estado estarían subordinados a dicho ministerio, llevándose de corbata la casi nula separación de poderes.
No es la primera vez que este gobierno intenta crear un ministerio que centraliza ciertas funciones, ya en el 2022 intentó concentrar funciones de instituciones autónomas en el ministerio de ambiente, intento que fracasó gracias a la oposición de una gran parte de la población.
Dejando de lado las deficiencias que genera un gobierno centralizado, que en Guatemala son muy evidentes, el poder discrecional que tendría la autoridad sería enorme. Instrumentos parecidos son los que ha utilizado el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua para la detención de oposición bajo el discurso de “traidores de la patria”, o acusándolos de atacar la independencia y soberanía de Nicaragua.
¿Qué narrativa usaría pues el gobierno si alguna institución se rehusase a planificar de una manera “que traiga desarrollo” al país? ¿Tacharía a las personas que no se plieguen a la autoridad de “traidores”? El problema de darle un poder discrecional al estado, aún bajo la excusa de alcanzar el bien común, es que ese poder puede llevar a la violación de los derechos individuales y el atropello de nuestras libertades.
Es importante que el estado tenga límites claros y definidos en su poder y que no es arrogue funciones que no le corresponden; y recordar, que en una sociedad todos estamos planificando de manera descentralizada para suplir cada uno nuestras necesidades.
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Fernando Aragón
Estudiando de Ingenieria electrónica en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Coordinador local en Estudiantes por la libertad Guatemala