Se lo buscó por cómo estaba vestido (Charlie)

“Se lo buscó por cómo estaba vestida” es, sin ninguna duda, un argumento que se utiliza para lavarle las manos a un violador en debates en los que se discute los índices de crímenes perpetrados contra una persona de sexo femenino, adjudicando parte (o toda) la carga de culpa del crimen a la víctima. 

En reducidas cuentas, una frase machista e idiota, se reconoce un crimen y no se lo condena. No hay discusión de aquello…

Pero ¿Y si hablamos de morir por un arma de fuego, siendo yo un activista por el libre porte de armas? 

Queda claro que es un crimen, pero ¿Se lo merecía?

Ambos contextos de discusión son absurdos, y por tan sorprendente que fuera, es algo de lo que estamos siendo testigos al ver las reacciones de la noticia de Charlie Kirk, “Influencer” o “activista” estadounidense que dedicaba gran parte de su tiempo a discutir sus ideas en campos abiertos de universidades alrededor del país norteamericano, quien fue asesinado durante una de sus intervenciones. 

Kirk, como es de conocimiento público, desarrollaba en sus característicos debates, argumentos en favor de la segunda enmienda americana, catalogada por otorgar a los ciudadanos norteamericanos, el derecho al libre porte de armas. Y ahí va el punto del presente escrito. 

“Kirk se lo buscó por defender el porte de armas” “Murió a causa de lo que él provocó” “Él promocionaba algunas muertes en favor de la segunda enmienda” son algunas de las cretinas frases que se puede evidenciar, en muchos casos y paradójicamente de feministas de izquierda, socialistas y colectivos con los que el influencer ha tenido más de una discusión/ debate. 

No se puede negar que muchos tendremos desacuerdos con el difunto personaje, después de todo, su lectura de algunos hechos era, en última instancia provocativos ¿Quizá con intención de viralizarse? Vaya uno a saber el por qué hacía lo que hacía y pensaba lo que pensaba, no es el punto en la hora de oponerse a un hecho inmoral y despreciable, un asesinato sin precedentes de un individuo inocente.

Hablemos de la paradoja de Karl Popper y de tolerar (o no) a los intolerantes (Ya que más de uno parece, a pesar de haberla leído, no haberla entendido).

Si Kirk era un autor de la intolerancia, valdría entonces la pena moralmente silenciarlo. Esa es lo errónea lógica en la que terminan tropezando los verdaderos autores de la intolerancia. 

Hagamos puntualizaciones para hacer un verdadero ejercicio de sentido crítico al respecto.

1) Kirk no era violento física o verbalmente, permanecía en un espacio inmóvil con una frase provocativa, a la espera de un contrincante para un intercambio de ideas, establecía reglas dentro un marco común para que esto suceda de forma pacífica.

2) Para que exista, en cualquier instancia, un debate o un intercambio de ideas, primero debo reconocer el derecho de mi “rival” u “oponente” a disentir. Si en algún punto, alguna de las partes agrede o utiliza la violencia como respuesta, automáticamente el debate finaliza (y se entiende la derrota del violento).

3) La libertad de expresión es un derecho fundamental, no es otorgada por un ente arbitrario, con eso el ser humano nace y le corresponde de igual forma su libre ejercicio. Por ende, la discrepancia entre individuos por ideas es natural e inalienable a la coexistencia en sociedad. 

Se puede entrar más en detalle para encontrar una definición eficiente de “respeto” o de el famoso “discurso de odio”, pero ese nunca fue el punto para el rechazo de la violencia como recurso para callar a quien piensa diferente. 

Es frío y lamentable que se deba acudir a estos hechos para ilustrarse, existen ejemplos concisos y claros, entre ellos el siguiente caso.

-En el año 2022, Mahsa Amini, una señorita Iraní de 22 años de edad, apareció muerta en su arresto por llevar mal su velo, no hubo responsables.

¿Se lo buscó por cómo acomodó su trapo? 

POR SUPUESTO QUE NO.

No existe un “se lo buscó por cómo se viste”. No existe un “se lo buscó por defender la defensa personal con armas”. NO HAY UN “SE LO BUSCÓ”.

La idiotez e incapacidad argumentativa se encuentra en ambos casos. Tanto en el machista que no rechaza la violencia sexual, como en quien no siente remordimiento alguno por disociarse de la moral ante un hecho de sangre.

Y volvemos a la típica frase:

“No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo”

Me tomo la tarea de extenderla un poco:

 No me importa qué defendía, qué bandera levanta o con quién se acuesta, me importa que siempre se tenga la libertad. Así, sin «libertad de…». 

Me importa la libertad.

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